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Caía una de las noches más particularmente tranquilas en la isla de Black hat desde que aquella aventura había comenzado, Demencia se comenzó a rascar las pulgas de su cabeza con su pie cual perro ante el rostro desencajado de Decencia. Jamás se acostumbraría a su irracionalidad, pero era divertida. La niña de bien observó como la loca giraba sobre sí misma y se colocaba para dormir ahí mismo, en el suelo. Tras meditarlo un momento, Decencia se arrastró hasta su cama y sin cambiarse el pijama se metió entre las sábanas. Había llegado a tener un poco de miedo por el accionar exagerado y violento de la villana pero el señor White hat le había asegurado que no había ningún problema, que esa chica sería parte de su crecimiento, nada como una compañera de cuarto como para aprender, así podría desarrollar su capacidad de socialización con el género femenino, algo imposible viviendo con dos hombres y un osito gruñón.

La idea en un inicio de despertó pavor pero en el poco tiempo que llevaba en ese universo había aprendido que la versión villana no era tan "mala". Había aprendido a adaptarse y a comprender a su compañera de cuarto, incluso la dejo maquillar. Pero estas pequeñas victorias no cambiarían su forma de ser; si las cosas no hubieran salido tan bien con Demencia, nunca se lo diría a White hat o al Slug. Sus problemas nunca eran tan importantes, y menos ahora que un conquistador maniático los perseguía por el multiverso para asesinar al señor White.

No, ella era una secundaria en esta historia.

De debajo de su cama sacó el libro que tenía a medias, uno de los pocos objetos materiales que había podido traer de su dimensión original; "Caperucita roja" el libro con el que aprendió a leer y que tanto White hat como Slug le leían antes de dormir. El doctor Slug le prometió proporcionarle nuevos libros lo más pronto posible, desafiando al más grande de los villanos en el proceso.

—¡Aahh! — gritó Decencia tras ver a Demencia caer sobre la parte baja de su cama observando curiosa.

—Hey hey calma, no voy a hacerte daño, tranquila. — trató de tranquilizar notando como sus oídos acababan de morir por tremendo grito.

—Lo-lo lamento, lo siento. —Decencia comenzó a disculparse con el rostro sufrido y llevándose las manos a la boca. El libro se deslizó hasta el borde de la cama, siendo rescatado en el ultimo momento por la loca villana.

—Tranquila, ya está. —tosió mientras le devolvía el libro— Aunque tienes buenos pulmones, seguro que eres buena dejando sorda a la gente. ¿Lo has hecho alguna vez? Yo no, bueno sí, pero no con un grito. Lo hice atravesando sus oídos con un palo de golf, fue una buena fiesta de la cosecha.

Demencia miró a la otra después de soltar su anécdota. La chica estaba aterrada tratando de ocultarse con el delgado libro.

—Te he estado observando... —confesó jugando con las sábanas— y eres un poco rarita.

—Mis disculpas por mi comportamiento ¿Qué deseas que cambie?

—¿Qué? —ahora era Demencia la que rompió los tímpanos de la heroína—Mira no, me refiero a que lees como el friki de Flug y eso es raro por el doble porque lo haces porque te gusta.

—Lamento no haberte entendido. Me gusta leer desde que Slug me enseñó, él me deja libros y luego conversamos de ello. Aún no puedo leer libros muy difíciles o gordos pero poco a poco sabré y podré ser tan lista como ellos. Antes me los leían ellos pero les robaba mucho tiempo y no quería ser una carga...

—Ah. —respondió con un asentimiento. Hizo ademán de acercarse pero no fue más que un zarandeo—Yo... sé leer también, lo justo. Para lo máximo que uso los libros es para liarme a madrazos con otros. —la villana entrecerró los ojos escudriñando la figura de la heroína educada—No creo que peses tanto para ser una carga.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2021 ⏰

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Villainous - ImperatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora