11. Una respuesta

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TEMP01 CAP11 EP11

-William, ¿de qué están hablando? -le volví a repetir.

William estaba de piedra. Yo no estaba entendiendo nada. En ese momento, los dos hombres se giraron y por fin pude verle la cara al hombre misterioso. Tenía unos ojos marrones oscuros y una escasa barba color negro. Tenía cara de ser joven. Veintiocho diría yo.

-Buenas noches, señor. Justo le estábamos proponiendo a su compañero una oferta imposible de rechazar. -dijo el hombre.

-¿De qué propuesta se trata? -le pregunté mirando a William.

Tenía la cara blanca. Parecía estar mareado y le dio un golpe con el codo al hombre para que respondiera rápido.

-Le proponíamos poner aire acondicionado en sus dos locales. ¿Qué le parece señor...Henry? -me dijo el hombre que tenía pinta de ser el jefe.

Yo me quedé pensando unos segundos, analizando la situación, hasta que recordé lo evidente.

-Lo siento señores, pero ya disponemos de un sistema de aire acondicionado. -les dije al fin.

-Como quieran. Adiós. -y diciendo esto salieron del restaurante.

Nos quedamos mirándolos hasta que salieron completamente del local. A continuación miré a William, el cual me sonrió.

-¡Henry! Amigo, ¿qué hacías por aquí? -me dijo algo nervioso.

-Te dije que vendría...¿recuerdas? -dije señalando su teléfono móvil.

-¡Ah! Sí. Es cierto. Se me había olvidado por completo. -dijo con una risa un tanto irónica.

Sí es verdad que notaba a William bastante raro, pero de todas formas, yo ya me había acostumbrado a verle así, por lo que me fui del restaurante para cerrar la localización principal.

Cerramos los dos restaurantes después de una dura jornada de trabajo. Para ser el primer día, todo había salido como habíamos previsto. Y tras cerrar el local, me fui junto con mi familia a casa.

Descansé esa noche como nunca recordando el camino de regreso mientras Charlotte, que tenía ya tres años y medio, me hablaba sobre Fredbear y SpringBonnie. Le encantaban. Sin duda, habíamos acertado en cuanto a entretenimiento. Después de pensar en eso, me quedé dormido.

Mientras tanto, William acababa de llegar a casa lleno de agotamiento.

-Buenas noches amor. Enhorabuena. -le dijo Clare mientras le besaba. Subió junto a sus hijos las escaleras, hasta que recibió otra llamada telefónica.

-Ahora voy. -dijo William observando a quien le llamaba.

-¿Sí? ¿Qué quieren otra vez? -dijo William enfadado mientras susurraba.

-Ehh...relájese señor Afton. -dijo la voz del teléfono que apuntaba a ser el jefe.

-¿Cómo quiere que me relaje? ¡Ha estado a punto de pillarnos! -dijo William alzando la voz.

-Eso es porque es usted un indeciso. Si nos hubiera dado una respuesta desde el principio, no estaríamos en esta situación. -dijo el jefe alzando también la voz. ¿Acepta o no? ¡No estoy para perder el tiempo con usted!

-Está bien, acepto. Pero espero que cumpla con lo que hablamos del dinero. -respondió aclarando las cosas.

-Perfecto. Mañana volverá a tener noticias nuestras para darle los detalles. Hasta pronto. -dijo el jefe antes de colgar.

William subió enfadado las escaleras. Si no cumplían con su parte del trato, William habría hecho una tontería que...¿podría costarle caro?

Agradecí esa noche no haber tenido ningún sueño como los anteriores. Lo pasaba realmente mal cuando eso ocurría. Hoy era domingo por lo que no había que trabajar así que le propuse a Sarah ir a dar un paseo con Charlotte.

Recorrimos la mayor parte de la cuidad caminando hasta que las quejas de Charlotte llegaron a mis oídos.

-Papi...llévame en tus hombros...papi...porfi...-decía ella.

-Charlie...vale por esta vez, pero te tienes que acostumbrar a caminar tú solita, ¿de acuerdo? -le dije mientras la levantaba y la colocaba sobre mi espalda.

-¡Gracias papi! -dijo la niña mientras se reía.

Charlotte era una niña muy risueña, siempre tenía una sonrisa en la cara y era muy buena para ayudar a los demás. Muy pronto iba a ser su cumpleaños, por lo que le propuse celebrarlo en alguno de los dos restaurantes. Ella respondió emocionadísima que sí y me propuse a mí mismo que esa fiesta tendría que ser genial. Algo que nunca olvidara.

Pasó ese día tan maravilloso. Me encontraba en el baño, aseándome, hasta que de pronto, empezó a sonar mi teléfono.

-¿Sí? -respondí extrañado al ver que se trataba de un número privado.

Hubo un momento en el que no se escuchaba nada, hasta que comencé a oír pequeños ruidos que procedían de aquella llamada.

-...Henry...-susurró alguien.

-¿Quién es? ¿Quién anda ahí? -dije algo impaciente.

-...William...-volvió a susurrar.

-¿Qué pasa con William? ¡Oiga!-dije al comprobar que habían colgado.

Me separé el teléfono de la oreja y empecé a pensar. ¿Quién sería? ¿Por qué sabían mi nombre y el de William? Todas esas y más preguntas revoloteaban en mi cabeza. Intentaba darles alguna explicación pero no conseguía dar con la clave.

Me acosté minutos después pensando en la llamada, ¿por qué iba alguien a gastar una broma de ese tipo? ¡No tenía ningún sentido! Pensé tanto en ello, que al final me quedé dormido.

De repente, me desperté en un sitio parecido al vacío. Todo estaba negro a mi alrededor. No podía ver absolutamente nada. Hasta que una luz, iluminó a una persona que se encontraba con la cabeza agachada a algunos pasos de mí. Intenté examinar aquella figura detenidamente intentando adivinar quién era, hasta que por fin lo conseguí. William.

-¡William! ¿Qué haces aquí? -le grité.

Levantó la cabeza y me miró. Tenía un rostro serio, sin vida, apagado. Hasta que le empezaron a brotar algunas lágrimas de sus ojos.

-Perdóname. -me dijo, antes que se apagara la luz que le iluminaba.

Me desperté con el corazón en un puño. ¿Otro sueño? No lo podía creer. Muchas veces, todo esto me superaba. ¿Qué querría decir el sueño? ¿Por qué siempre soñaba cosas tan extrañas? Odiaba esa sensación. Pero de alguna u otra manera, me acostumbraba poco a poco.

Sarah, se fue a trabajar hace rato. Ya que se le habían agotado las vacaciones, todo iba a ser diferente. Me encargué de llevar a Charlotte al colegio mientras le pedí a William que abriera los locales por mí.

De camino al colegio y mirándole la cara a mi hija, tuve un pensamiento más. ¿Y si todos aquellos sueños, estaban intentando decirme algo?

Five Nights at Freddy's, The Untold StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora