Capítulo 3

179 12 9
                                    

Al pasar los días, las cosas fueron mejorando, pero, ¿de qué forma? Primero, mi padre llego a casa bastante contento de su "viaje de negocios" es muy raro verlo así, ya que como les he comentado antes su carácter había cambiado mucho. Extrañamente ahora parecía la persona que algún día fue... pero sé que eso no durará mucho. Segundo, la relación con mis compañeros iba mejorando, de ser unos sinvergüenzas pasaron a ser conocidos y ahora de conocidos a buenos amigos, era un gran avance, pero en especial con Juan que siendo honesto ya lo considero como casi mi mejor amigo. Tercero, Las cosas con Michelle iban avanzando, cada vez nos encontrábamos más en los pasillos y nuestra relación ya no era de simples conocidos. Pero inevitablemente con solo mencionar su nombre ya empezaba a pensar en su rostro, sus ojos, su mirada, su voz, su todo...

Pero al paso de un rato, algo extraño paso por mi mente, algo que no me preguntaba hace ya más de 3 años; la muerte de mi madre es casi un completo misterio para mí. Mi padre nunca habla sobre ella y mis hermanos tienen prohibido mencionar su nombre, lo que haya pasado entre ellos, no término con un final feliz. Generalmente cuando en un matrimonio muere uno de los cónyuges, el otro queda muy afectado, pero en esta ocasión no es el caso, aún recuerdo su mirada fría y seca de cómo nos contó su muerte; nuestro padre no mostraba ningún interés en lo ocurrido, al contrario parecía haberse quitado un peso de encima, cada vez que pensaba en sus actitudes lo encontraba más mórbido y aterrador, ¿Cómo no sentir pena por la muerte de alguien tan amado como una esposa? Además ella era tan dulce y cariñosa, que hasta los funcionarios de la casa con menos tiempo trabajando, lloraron su partida...

Al pensar en todo aquello, la nostalgia volvió a mí, recordando así la infancia que tuve al lado de mi madre, quise girar a la izquierda donde en mi velador tenía una foto de ella, después de mucho pensarlo, lo hice. Al tener el cuadro en mi mano, me di cuenta que ella hacia que todas las fotos fueran mucho más hermosas de lo usual, hacían que fueran verdaderas obras de arte. En esa época mi madre viajó a Francia, específicamente a París, por ende se sacó la típica pero elegante foto en la torre Eiffel, en la zona verde de esta misma, ahí se avistaba levemente el rio Sena, que le daba cierto contraste al paisaje, y en la parte inferior derecha estaba ella, con su pelo castaño que tenía un intenso tono otoñal, que hacían resaltar sus ojos pardos, que en ese momento reflejaban un leve verde oliva, lo único malo de aquella foto, era que no se le alcanzaban a distinguir las hermosas pecas que estaban tan bien distribuidas en su blanca y lisa piel, tan fresca y suave como la tela seersucker, todo esto acompañado de su humilde pero a la vez elegante teñida, que a su vez resaltaba su figura, digna de una ex modelo, sin duda, esto la hacía destacar entre cualquier grupo de mujeres. Al sacar la foto del cuadro, vi la fecha 24 de abril del 2006, al percatarme de eso pensé en lo rápido que pasa el tiempo, es como una brisa que llega y se va... ya que de esa foto han pasado un poco más de 10 años, pero siento que fue hace solo un instante.

Al meditar en todo aquello, sentí tristeza dentro de mí al no salir tan agraciado como ella, sino solo una versión barata de mi madre combinado con la mejor parte de mi padre, que la verdad no era gran cosa, bueno, supongo que así es la genética, impredecible y lamentablemente en mi caso un tanto desafortunada.

En esos momentos mi mente era una mezcolanza de ideas y recuerdos... esa noche no pude conciliar el sueño ya que mi mente no quedó en paz.

Al día siguiente ya era 10 de mayo se cumplían 4 años del fallecimiento de mi mamá, por aquello, la tristeza y la melancolía me acompañaban en aquella mañana. Al bajar a tomar desayuno me percate que no estaba mi padre, pero si estaba en la mesa Roberto, quien estaba tranquilamente tomándose un té acompañado de unas tostadas con jamón. El llevaba 15 años trabajando para mi familia, 11 años como chofer de mi padre y 4 años como el mío, en ese tiempo he llegado a conocerlo bien, antes de trabajar aquí fue militar, pero no cualquiera, él tenía un puesto importante en las fuerzas especiales, como ya sabrán los que tienen estos empleos pueden jubilar antes, él lo hizo a los 45 años, cosa que le dio tiempo para hacer lo que más le gusta, es decir, manejar, por eso aceptó este empleo, además mi padre no contrata a cualquiera, nunca esta demás tener a alguien con sus conocimientos; lo digo por experiencia propia. Roberto en mi niñez fue una gran ayuda contra los abusivos ¡y vaya que me ayudaba! Qué manera de hacerlos pasar vergüenza, aún recuerdo sus caras de agonía al hacerles calzón chino, la verdad fueron muy buenos tiempos. Incluso hasta puedo considerarlo como mi segundo padre, recuerdo que cuando era pequeño, a veces, mi madre no podía ayudarme con las tareas, si ella no podía... él lo hacía. Siempre fue un muy buen consejero, lo cierto es que mi infancia no hubiera sido la misma sin él. Además, Su actitud fuerte tanto física como psicológica agregando su inteligencia innata lo hacían una persona bastante interesante, era un verdadero agrado tenerlo como amigo.

Le SurvivantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora