Capítulo 5

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Ya íbamos llegando; cuando Roberto extrañado me preguntó:

- ¿A dónde nos dirigimos Joven Javier? - haciendo una pausa me dijo - estos barrios no son para usted

A lo que respondí:

- ¿Sabes Roberto? ya llevas 15 años con mi familia y creo que es hora de que tengas un pequeño descanso, así que, quiero invitarte a unas copas

El me respondió exaltado:

- Javier... ¿tú bebes? - pregunto intrigado -

- La verdad es que no, pero no te preocupes, quiero que tú lo pases bien en un ambiente agradable, tranquilo y ameno, te prometo que la pasaremos genial.

Sabía que me tenía que mantener lucido para poder interrogarlo, así que no me permitiría beber ni una sola gota de alcohol.

Cuando llegamos al establecimiento, nos bajamos de la limosina; en la parte superior de la puerta se deslumbraba el nombre del bar conocido como "El cohete verde" este se alumbraba con llamativas luces neón del mismo color. Al observar todo aquello y meditar en la fachada, agregando los barrios bajos en los que estábamos, mi conclusión fue que este lugar sería una verdadera pocilga. Pero, para nuestra sorpresa, al entrar nos dimos cuenta que el bar presentaba un aire de elegancia, lo que lo hacía sofisticado y atractivo a los ojos, lo necesario para convencer al chofer.

Al entrar, el dueño me ofreció la mejor mesa que tenía a lo que le mencione:

- Tráenos el mejor trago que tengas, para este gran y amable amigo mío.

- Y usted que tomara joven - pregunto el encargado -

Quise hacer lo que salía en algunas películas cuando se le presentaban esa situación.

- ¿Tiene leche?

- No joven... esto no es una lechería, lo más parecido a leche que tengo es "cola de mono"

- Entonces solo deme un vaso con agua - respondí frustrado-

- ¿con gas o agua de la llave?

- ¿Cuál elegiría usted? -dije curioso-

- Con gas ya que así le puedo cobrar

- Que sea agua de la llave entonces, muchas gracias -asentí con una enorme sonrisa-

El encargado me frunció el ceño al percatarse que le estaba tomando el pelo, creo que tenía ganas de golpearme, a lo que se controló y se giró hacia Roberto preguntándole que se iba a servir. Antes de que Roberto pudiera responder mencione:

- Tráigale un vodka, pero no cualquiera, ¡El vodka Spirytus! directamente de Polonia -Mencione con entusiasmo -

A lo que Roberto agarra el brazo del "mesero" y le dijo:

- Por favor que sea suave

Yo, sabiendo que mi amigo era muy ignorante respecto al alcohol, porque no sabía diferenciar entre un Cabernet Sauvignon y un merlot, para él todos los tragos eran igual, al fin y al cabo cumplían la misma función, por lo que no se percató que seguramente le acababa de pedir la bebida más fuerte de la casa.

Luego de un momento de incomodo silencio, Roberto me preguntó:

- ¿Por qué tanta generosidad conmigo Javier?

- Por qué llevas más de 10 años trabajando para nosotros, además, cuando me golpeaban, tú eras el único que venía a mi socorro, por eso y mucho más quiero recompensártelo iniciando con esta invitación.

Cuando termine de hablar llegaron las bebidas, el vodka de Roberto y mi agua de la llave, Satisfecho por la respuesta que le había dado mi amigo brindo por mí, por la ocasión, por todas las personas en el bar, y tomo su trago vulgarmente dicho... al seco.

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