Capítulo 6

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Mientras pensaba aquella noche en cómo entrar a esa oficina, recordé que mi padre siempre la mantenía cerrada, por eso, es muy probable que él custodiara la llave que permitía abrir su despacho personal, donde ocultaba sus más profundos e íntimos secretos y de eso... no había duda. En ese momento pensé en infinitas soluciones, que lamentablemente no llevaban a ningún lado y solo brillaban por su inutilidad. Ya me estaba sintiendo bastante frustrado, pero al reflexionar más al respeto pude recordar que cada habitación tiene su copia de seguridad, y esa no debía ser la excepción. Era obvio que mi padre no le dejaría la llave a cualquiera, solo a una persona en la cual confiaba profundamente... a lo cual a mi mente se asomó un solo nombre: Rosa. Ella sería la persona que haría posible efectuar mi plan y, al llegar a esa conclusión, me sobrevino una sensación de esperanza, como dice un dicho popular: "vi la luz al final del túnel".

Rosa es una mujer interesante. Desde que tengo memoria ella ha estado trabajando codo a codo con mi familia, como nana o "ama de llaves" y en total a llevado unos 19 años trabajando con nosotros, cosa que es asombroso, porque es toda una vida. Siempre me llamó la atención su contextura gruesa, nunca he visto una mujer igual de imponente que ella, además, su presencia se hacía notar desde lejos. He visto muchos hombres sucumbir ante su poderosa mirada y no se dejaba intimidar por nada ni nadie, por todo eso me recordaba a la descomunal directora Agatha Trunchbull, o como la conocemos los hispanohablantes la directora Tronchatoro, que fue la causante de muchas de mis pesadillas en mi niñez, pero que ahora, me producía cierto grado de nostalgia. Rosa, también, era una mujer impasible, seria, decidida, fuerte, madura, sin pelos en la lengua y muy responsable. Sería una rival dura de persuadir... puedo admitir con sinceridad que el enfrentarme a ella me producía un pánico imponderable.

Salí de mi habitación con la plena convicción que conseguiría mi objetivo y nada me impediría llevar a cabo mi cometido. Al bajar por la inmensa escalera, fui pensando y analizando cada idea que tenía acerca de como conseguiría despistar a Rosa. Una de las soluciones que tenía, era distraerla con un fuerte ruido e ir a su habitación y hurtar la llave, pero no podía prescindir de esa idea, ya que como ama de llaves, siempre las traía en su poder y para ser especifico, las llevaba en la parte izquierda de su ancha cadera. Otra solución, era que me acercara a hablar con ella, la invitaba a sentarnos en un sillón, y así poco a poco me iba acercando a su lado, a lo cual le diría: ¡Mira! ¡Roberto esta con una mujer! Cosa de que ella voltearía de inmediato ya que se derretía por Roberto hace años, y ahí en ese preciso momento, le sacaría las llaves de su cintura, e iría a la oficina de mi padre. Pero pensándolo mejor... es difícil que rosa caiga en esas sandeces, además, la teatralidad y por lo tanto, lo poco creíble de mi plan era evidente. La verdad es que no se me ocurría nada y entendí que sería una completa vergüenza si fuera actor de cine de espías, hasta Rowan Atkinson como Johnny English haría las cosas mejor que yo, lo que probablemente me llevaría a morir de hambre si trabajara en ese medio, cosa que sería muy desafortunado para mí.

Tenía un último as bajo la manga, y ese es el que usaría contra Rosa para cumplir mi objetivo así que a lo cual procedí a buscarla por todos los rincones de la casa. Fui a la cocina, al garaje, al comedor y no estaba. Ya al ir al patio, en medio de ese gran "bosque" que estaba en la parte trasera de mi casa pude encontrarla, allí, sentada y tomando una taza de café de trigo, acompañado con un Sándwich de ave mayo. Me acerque lentamente, no quería hacer ningún ruido, estaba sumamente nervioso y ansioso, mis manos estaban sudadas, me había empezado a doler el estómago y eso no era para nada bueno. Al caminar hacia ella, note que sus ojos se movieron hacia mi ubicación y mientras me hacía un cuidadoso análisis de pies a cabeza, me imagine que tenía la visión de los Terminators, viendo todos mis datos en una pantalla roja en sus grandes ojos, claro solo era mi imaginación... creo.

- ¡Javier! A qué se debe esta grata sorpresa- dijo rosa con un tono muy afable-

- ¡Señora Rosa! Me agrada mucho poder encontrarla al fin, estaba sumamente acongojado por no hallarla.

Le SurvivantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora