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Han pasado dos semanas, dos semanas sin saber de Hoseok, y que mi padre junto a Daniel no paraban de estar encima de mí. Me quitaron el auto y los permiso para salir a otro sitio que no sea el trabajo, a pesar que les dije que había terminado mi relación. Aunque en realidad Hoseok solo me dio espacio para pensar las cosas.

Lo hice, pensé, pensé y pensé. Termine con dolores de cabeza y de muy mal humor. Odiaba esto con todas mis fuerzas.

A mitad de la primera semana mi querido compañero de trabajo, me trato de inútil, según él, las mujeres y negros no sirven para tener carreras importantes. Me enfureció, pero no hice nada, lo ignore y seguí con mi trabajo. Estaba maquinando y pensando que hacer con respecto al trato ilegal. No fue hasta el día siguiente que él intento propasarse conmigo, me pidió que se la chupara porque yo debía hacer todo lo que él me dijera. Fue la gota que derramo el vaso, me fui de la oficina con un malestar en el estómago, pero con idea clara de lo que iba hacer.

Me contacte con mi rival académico, no nos odiábamos o algo parecido, solo competíamos por ver quien llegaba de primero al momento de graduarnos. Le pedí ayuda y me la dio, armo con todas las evidencias que tenía un caso imposible de perder sin yo estar implicada. Cuando estuvo listo lleve una copia a la oficina de mi padre junto a una carta de renuncia.

Se enfureció, otra vez. Pero me había mentalizado, deduje los posibles escenarios a los que me enfrentaría y coloque mi mascara de indiferencia.

-Odio ser abogada, no me gusta en lo más mínimo. Es una razón extremadamente valedera como para renunciar al buffet y a la universidad.

Su reacción fue espantosa, se armó una gran pelea con el abogado estrella, por supuesto fue despedido y con una probabilidad muy grande de que no consiga un trabajo nuevo, era eso o la cárcel. Fue inteligente en escoger lo primero.



Me fui a casa caminando, llegue horas después y encontré a mi madre limpiando los adornos de la sala, solo hacia eso cuando estaba sola y nerviosa. Nos miramos y no me detuve para decirle más que un hola, me fui a mi habitación y tome el bolso más grande que tenía y comencé a guardar cosas realmente importantes.

-Mandy, ¿Qué haces?

Sonreí bajito, casi sin ganas. Era gracioso, ella siempre quiso tener una niña y ponerle Mandy, y cuando me conoció y le dije que me llamaba Amanda casi grito de emoción.

-Hable con tu padre. Está enojado. ¿Quieres contarme tu versión de la historia?

Lo hice, sabía que me tocaría dar el mismo discurso como mínimo tres veces. A diferencia de mi padre, mi madre solo tomo unas prendas de ropa para el frío y las metió en el bolso que estaba llenando.

-¿Esto es por tu novio?- lo medite por un segundo y negué con la cabeza. Esto era por mi.- ¿Te iras? ¿A dónde?

-Aun no lo sé.

Salió de la habitación y volvió con una caja mediana entre sus manos.

-Quiero pedirte perdón Mandy. Yo lo sabía, sabía que mentías todo el tiempo y no hice nada. Soy una pésima madre, me deje llevar por lo que decía tu padre, por lo que era mejor para tu futuro y no pensé si tú lo querías- me entrego la caja mientras lloraba.- ahí dentro hay suficiente dinero. Gástalo todo, pero cuando se acabe quiero que vuelvas y me digas que quieres hacer con tu vida.

De todas las cosas que imagine esta no estaba en mis planes, definitivamente no.

Esa tarde luego de la conversación, me fui de casa y la única que lo sabía era mi madre. A mi padre y a Daniel les deje una carta prometiéndoles que los llamaría y que a pesar de todo los quería, que los amaba con locura, eran mi familia.

A tu ritmo (Saga Pure Love #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora