Cumpleaños infeliz te deseamos a ti

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Kyle doce años

Feliz cumpleaños a mi, feliz cumpleaños a mi- cantaba una y otra vez, estaba nervioso porque a los doce años te defines como alfa, si eres un omega llegará a los 16, pero ¿a quién le importa?
Estaba tan emocionado.

Una semana después de su cumpleaños Kenny llegó con su increíble aroma a alfa, no nos dijo nada y cuando le pregunté solo me dijo que era lo peor que había pasado, a pesar de ello, estoy tan feliz, me pregunto ¿cómo será?

Después de estar un rato sentado en mi cama, un rato en el que oía a mi familia detrás de la puerta, entraron mis padres junto con mi hermano, cantando la canción del cumpleaños y sosteniendo un pastel, apegue las velas de un solo soplo.

Kyle, cielo- habló mi madre -no quiero que te emociones demasiado respecto a... - miro de reojo a mi papá -todo, no siempre conseguimos todo lo que queremos ¿Esta bien?

Si mamá- dije saltando de la cama, sabía a qué se refería, pero en realidad no quise darle mucha importancia.

Me prepare para ir a la escuela, desayune pastel y fui a la parada del autobús corriendo porque con las celebraciones se me había hecho tarde, cuando llegué ya todos estaban allí. Stan me miro emocionado.

¿Y?-

¿Y qué?-

¿Qué se siente ser un alfa?

¿Y cómo voy a saberlo si aun no llega?

Oh- contestó Stan algo triste.

Jajaja- oí reír ridículamente fuerte al culón.

Oh Kahl, pobre e ingenuo Kahl- dijo pasando su brazo sobre mi cuello y acercándome a su rostro, puso sus labios en mi oreja y en un susurro dijo - si fueras un alfa ni si quiera habrías salido de la cama.

Sus palabras me dejaron helado ¿De verdad era cierto? No quería creerlo, no podía ¿Cómo era posible? De verdad yo sentía que tenía todas las posibilidades de ser un alfa.

¡Quítate culón! No es cierto- grite saliendo de aquel trance al mismo tiempo que me alejaba de su brazo.

También fue muy insensible por parte del hippie, él sabia que si fueras un alfa no hubieras llegado- dijo mientras secaba una falsa lágrima de su rostro.
Yo estaba atónito mire con decepción a Stan, él esquivó mi mirada.

Temo que es cierto Kyle- dijo Stan, podía oír la resignación en su voz.
Mire a Kenny, con los ojos le suplicaba que fuera una broma, él solo apartó mirada y miro al suelo.

Era cierto, yo no era un alfa y tal vez nunca, que digo tal vez, nunca lo iba a ser, no quería ser un omega, sé que ahora son la clase privilegiada después de toda una lucha por sus derechos, pero no quiero sentarme en un cojín a hacer nada.
La resignación fue todo lo que llegó a mí, baje la cabeza, ahora era solo un beta.

El día paso lento, nunca me había sentido tan triste, sentí todo el mundo caer sobre mí. Después de un rato ya no aguante más la clase, salí, di unas vueltas por la escuela hasta que pase por el campo de los alfas, un lugar donde entrenaban; para la escuela era una prioridad que los alfas fueran fuertes para poder proteger a sus omegas. Todos se veían imponentes y fuertes, incluso las mujeres.

En mi campo de visión apareció un grupo de chicos con finas figuras, eran omegas, cuando pasaron frente al campo los alfas se volvieron locos, desprendieron tantos aromas que incluso a mí me dieron ganas de reproducirme. Empezaron a pelear unos contra otros solo para impresionar al grupo que ahora se alejaba a la vista.
A los omegas se les mandaban a clases especiales, de cómo controlar sus celos, que implicaba quedar marcado, etcétera.
En cambio los betas solo se quedaban en clases normales.

Alfas, betas y omegas convivían en un salón, pero se distinguían cuando sonaba esa bendita campana, no era la campana que escuchábamos entre clases o al salir, tenía un particular sonido que indicaba que alfas y omegas tenían que ir a sus clases especiales.

A pesar de que Kenny y Craig ya eran alfas seguían teniendo las mismas clases que nosotros, no sería hasta el próximo año cuando irían a sus clases especiales.
Los omegas al definirse más tarde se irían incorporando conforme se descubrieran.

Sonó aquella campana de timbre particular sacándome de mis pensamientos, vi a los alfas entrar a su edificio, al cual nunca podría entrar.

Regrese a casa cansado, me encerré en mi habitación, mis padres sabían que tenía, ni si quiera tocaron a mi puerta.

Vaya cumpleaños de mierda.

Detrás De La PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora