Primera declaración, segundo beso.

1K 118 14
                                    

Kyle

Estaba afuera de la escuela, esperando a mi mejor amigo, ayer estaba enojado y por razones que no vale la pena recordar, no pude hablar con él, pero hoy era diferente, había hablado con su intento de novia, ya no salían, pero por si acaso.

Era un hecho que tenía la tarde libre y no había pretextos, había cubierto todo.

Cuando lo vi caminar hacia la entrada fui corriendo a saludarlo, se que lo veía todos los días, pero fue tan efusivo como si no nos hubiéramos visto en años.

-Stan, vamos a comer algo, yo invito-

Pensé que iba a estar enojado y que iba a tener que rogarle, pero no fue así, un efusivo si fue su respuesta.

De camino al centro comercial hablábamos de algunas trivialidades, hasta que sacó una cajetilla de cigarros, yo sabía que Stan fumaba y eso no era ninguna novedad, la novedad surgió cuando le pedí uno.

-¿Desde cuando fumas?-

-Nunca lo he hecho, pero quiero uno.-

-¿Algo de lo que debería saber?- Cuando dijo eso me puse tan nervioso que sentí que vomitaría.

-No en realidad, tal vez solo quiero aprender a fumar-

-Tu mentira me parece suficiente- y río, al menos no hay problema.

Stan muy amablemente me enseñó a fumar, yo sabía exactamente porque quería fumar, no era para verme interesante, no era para sentirme más maduro, era porque quería sentir el sabor del cigarro, porque el olor me recordaba a Cartman porque aunque no lo aceptara ese hombre ponía en duda mi hombría, porque me gustaba más de lo que debería y el beso de ayer lo único que hizo fue decirme lo que ya sabía y que me negaba.

Y es que era obvio, yo me mentía al decir que era por su aroma, que era porque él era un alfa y yo un omega.

Pero me gustaba.

Y era mi secreto.

Un secreto que no podía compartir ni con mi mejor amigo, que por más comprensivo que fuese no entendería porque me gusta el culón, ni yo lo entendía.

Una vez que llegamos al centro comercial, después de que Stan se riera de mi intento de fumar fuimos por unas hamburguesas, todo transcurría bien hasta que solté mi inquietud:

-Sabes, me dijeron que te gusto, yo dije que que cosa más ridícula, que eres mi mejor amigo, ¿Que loco, no?-

-No le veo nada de malo- contestó mientras jugaba con los restos de catsup que había en su bandeja.

-Ósea, no es que piense que los gays están mal, pero sería raro- Estaba nervioso, intentaba suavizar la situación

-¿Y si me gustases? ¿Estaría mal? O ¿Que tendría de raro?- obviamente no suavice nada.

-No es eso Stan, es sólo que... - Me interrumpió.

Detrás De La PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora