Capítulo 5

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Agosto, 2011. [Sebastián Harrison]

La puerta del viejo depósito se abre y entra Lisa acompañada de Tatiana Martín y Charlotte Beliz, a esta última la miré unos segundos y recordé que meses atrás era una de las renegadas. Lisa y Tatiana solían acosarla en los pasillos, la dejaban en ridículo constantemente y aún no entendía como ahora ellas podían ser sus amigas. Las ganas por ser alguien importante en este pueblo siempre serán más fuerte que la dignidad. Ahora ella no solo era amiga de esas dos serpientes, sino que también estaba al tanto de nuestro juego.

Charlotte coloca sobre la mesa las cajas que traía consigo.

—Estás son todas las cosas que estaban en la habitación del motel donde Jaime se quedaba—informa ella—me aseguré de que nadie me viera y llegar antes que la policía.

—Bien hecho, Charlotte. Siempre supe que serías una excelente jugadora—halaga Manuel, y veo que Lisa se vanagloria, ya que fue su decisión incluirla en el juego.

—Creo que es mejor no seguir con él tema—propone Mathius—, después de todo solo fue una simple broma que se nos salió de control, como aquella vez con el gallinero.

—No pretendas comparar unas gallinas con la vida de un ser humano—cuestiono.

—¡Ay Hermano!—expresa Tim colocando su mano en mi hombro—estás asustado...

Hice silencio y agaché la mirada. En cierta forma en mí estaba obrando el miedo. Pero qué se supone debía hacer, yo jamás pensé que esa tarde en Riverbank iba a terminar de esa forma.

—Yo no siento que sea algo de lo cual preocuparse—expuso Alexander—Ya está resuelto, la policía piensa que fue un accidente.

—¿Cómo es eso posible?—interroga Lisa.

—Usamos a Jeremy—dice con frialdad—él se echó la culpa.

—¡¿Hicieron que un inocente pagara por nosotros?!—la simple idea me altera.

—Él no es tan inocente... Cervantes le obligó a declarar que ellos estaban muy borrachos y él propuso jugar la Ruleta rusa, y por esa razón el disparo en la cabeza.

—¿Pero cómo explican al otro?—pregunto abrumado.

—¡Ah! Ese...—hace un gesto despectivo. Aprieto muy fuerte mis puños y evito lanzarme sobre él y molerlo a golpes—Se suicidó al ver a su amigo muerto.

—¿Y qué hay de Jeremy?—habla Julián.

—Tal vez sea acusado de homicidio culposo o qué se yo—contesto Alexander.

—Él no tuvo nada que ver, ¡Es inocente! ¡Nosotros lo hicimos! ¡No él!

—¿Nosotros, Sebastián? ¿Seguro?.. sí tú caes, caemos todos... y es mejor él que tú—dice cínicamente Manuel.

—Sebastián, creo que las palabras que deberías decir son: Gracias, Alexander.

—Aún no tengo nada que agradecerte.

Me levanto de la silla enojado y tumbo la mesa al salir de la guarida. Jamás le daría las gracias a ese infeliz malnacido que desde que lo conozco no ha hecho otra cosa que arruinar mi vida y la de las personas que amo.

Hubiese preferido ir a la cárcel que tener que deberles mi vida y mi libertad a Manuel Cervantes y a Alexander Reynnos. Ojalá esa bala hubiera ido derecho a la cabeza de uno de esos dos miserables.

Pero al fin y al cabo todo lo que hice fue para proteger a Natalie.

Septiembre, 2010. [Pasado de Sebastián Harrison]

Los secretos de HarrisonWhere stories live. Discover now