Capítulo 7

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››Día 13 [ Diario de Sebastián Harrison ]

Es como si nunca hubiera ocurrido, no hay rumores, ni gente comentando sobre lo que sucedió semanas atrás. Parece irreal, yo sé lo que pasó, yo sé la verdad, yo sé que ellos no solo dejaron el pueblo. Pero heme aquí en la penumbra de mi habitación, culpándome y martirizándome por algo que pude haber evitado.

Ella era una buena chica, era dulce, inteligente y honesta.

Ella no se lo merecía...

Hoy merodee por su casa, el piso estaba lustrado, los muebles cubiertos y ya no había espejo. Lo único que se mantenía igual era aquella fotografía de ella junto a su hermana en el corredor.

Tenía un brillo en sus ojos y una sonrisa amplia y reluciente.

Me hubiese gustado quedarme con ese recuerdo, en vez de aquel de ella con su ropa cubierta de sangre y sus ojos cerrados.

Me hubiese gustado, que nada de esto fuera real.

››Octubre, 2013 [ Mathias Miller ]

Son las tres de la madrugada, ya me he acabado la jarra de café, y aunque mis ojos quieren cerrarse, me resisto. Hago muchas investigaciones en simultaneo, hay una especial que me ha tenido atrapado los últimos dos días, es sobre una chica y por otro lado me parece increíble que no haya ningún antecedente de Cervantes, algo lo suficientemente sólido como para implicarle en todo lo que ha ocurrido. Ante todos los medios es el hombre perfecto, la figura intachable de un gran ciudadano.

—¡Me diste las pistas de un fantasma, idiota!—expreso y lanzo un zapato hacia el diario de Sebastián.

Dejo de mirar el diario y dirijo mi mirada a lo que tengo escrito en el muro "¿Quién es la chica?". Otra interrogante sin respuesta, otra víctima, y no deja más que un absurdo boceto de una dirección "2011/5-72B" es lo único escrito en medio del garabato. ¡Esto va a volverme loco! Tal vez si busco información en el hospital, sepa de alguna chica del pueblo que haya muerto en el dos mil once.

—Eso haré—digo para mis adentros—, iré al hospital, hablaré con Diana. Ella de seguro me ayudará.

Mi puerta se abre de pronto, del susto choco mi silla contra el escritorio y unas carpetas caen al piso.

—¿Qué haces despierto tan tarde?—pregunta mi padre, tiene un aspecto irritado.

—No podía dormir, y me puse a estudiar, quiero llegar bien preparado a la escuela.

—Son las tres de la mañana, ¡Las tres de la mañana! Aprecio que quieras esforzarte, pero quizás puedas por hoy ser un chico normal, que duerme y apaga la luz fastidiosa que se cola a mi habitación.

—¿La luz entra a tu habitación?

—Sí, Mathias, y ese ruido que haces al teclear... lo escucho. ¡Buenas noches!

Dicho eso apaga y cierra mi puerta. Su comportamiento me causó gracia, tuvo un pesado día y quizás mamá no lo dejaba dormir con sus ronquidos. Busco mi teléfono y enciendo la lámpara. Comienzo a recoger los papeles y las carpetas que cayeron al piso. Inmediatamente algo llama mi atención. Hay dos papeles de custodia, uno dice que somos hermanos, y el otro que se encuentra bajo la tutela su tía Emma.

¿Quién rayos es Emma?

Continúo hojeando, y encuentro datos personales de ella, reviso otras carpetas y descubro que ella le acompañó a cada tratamiento. Por lo visto alguien de su familia si conocía sobre su enfermedad. Al final del informe, hay un número de teléfono, debe ser de ella. Le tomo una foto y apago la lámpara.

Los secretos de HarrisonWhere stories live. Discover now