DOS

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-¿Te sientes mejor?- sonrió Sunmi deteniéndose en medio del patio-

La conversación con mi padre me había dejado exhausta, pero no iba a decirle lo que sucedía realmente, aunque quisiera confiar en ella porque parecía una buena persona, no podía hacerlo.

Mi padre era capaz de todo, por lo tanto, no podía confiar en alguien tan fácilmente. El dolor que venía después de conocer un nuevo engaño, ya no era aceptado en mi vida. Ya no podía soportarlo.

-Si, gracias. El dolor de cabeza ya está disminuyendo- respondí tratando de sonreir-

-Te dije que ibas a distraerte- asentí dándole la razón-

-Este lugar es muy grande... pensé que no íbamos a terminar de visitar todo el día de hoy-

-También lo creí al principio-

Cada pabellón estaba conformado por 4 secciones, todo muy moderno y estructurado, pero yo estaba a cargo del último. El edificio antiguo alejado de todos los demás, que aunque había recibido algunas "remodelaciones", no contaba con algunas cosas que tenían los otros.

Por lo tanto, se tenía que caminar algunos metros para ir al cafetín, visitar la biblioteca principal, la dirección y demás instalaciones.

En el primer y segundo piso se encontraban las aulas, dos en cada planta. En el tercero, una pequeña biblioteca y en la esquina cerca a las escaleras, un cuarto con las cosas necesarias para el deporte. En el cuarto, estaba el salón de monitoreo, teatro, baile y música.

A la derecha, a pocos metros de distancia del pabellón, estaba mi oficina, en el lado izquierdo un pasillo enorme que nos dirigía a tres lugares diferentes; la dirección principal, el auditorio general y el comedor.

Detrás de mi oficina, había un camino de tierra rodeado de plantas y árboles, que si caminabas algunos metros, podías llegar a un jardín donde solo quedaban hojas secas y árboles enormes rodeados de cuartos de dépositos repletos de instrumentos de jardinería o en su mayoría, vacíos. Estaba muy alejado de las aulas, como si fuera un escóndite secreto.

Me preguntaba cuantas veces las alumnas habían sido encontradas allí rompiendo alguna regla de este lugar.

-Supongo que estás cansada por haber visitado cada rincón del internado ¿Cierto?-

-Estoy bien- bajé la mirada sonriendo al escuchar el tono de broma- Gracias por tu tiempo-

-De nada, cualquier cosa que necesites no dudes en buscarme ¿de acuerdo?-

-Sí... muchas gracias-

-Hasta luego Roseanne, nos vemos más tarde- se alejó sin borrar la sonrisa de su rostro, era muy amable y era la única que no me había tratado de manera diferente, pero no debía bajar la guardia-

Sunmi fue muy paciente en mostrarme y explicarme todo acerca de este lugar, me sonrió en todo momento, incluso al entrar en los salones para presentarme como la nueva consejera, me alentó para que no pierda la compostura a causa de mi nerviosismo. Realmente me había ayudado demasiado.

-¿Srta. Roseanne?- escuché que preguntaban detrás de mí- ¿Podría hablar con usted?-

-Por supuesto- respondí de inmediato al ver su nerviosismo. Esto había sido rápido. Apenas había pasado 30 minutos desde mi presentación frente a las alumnas y ella ya requería ayuda- ¿En qué puedo ayudarte?-

-Usted cree...- se detuvo mirando a todos lados-¿Que podamos hablar en otro lugar?-

-Si. Lo siento... sígueme por favor- nos dirigimos hasta mi oficina y cada tanto podía ver cómo ella frotaba sus brazos con nerviosismo. Me preguntaba porque quería hablar conmigo con esa urgencia, no es que estuviese mal, solo me parecía extraño que no haya pasado ni un día- Pasa, puedes sentarte- le dije amablemente viendo como ella realizaba la acción en silencio- ¿Cuál es tu nombre?- pregunté sacando todo lo que necesitaba sobre el escritorio-

Under my SkynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora