QUINCE

2.5K 281 46
                                    

Esta mañana me había levantado con mucha energía y con ganas de aprovechar el día paseando por los alrededores, pero la carta sobre mi cama había cambiado totalmente el rumbo de las cosas.

Trataba de distraerme y pensar en otra cosa que no fuera la cobardía de mi padre impregnada en esa hoja blanca, con su inconfundible letra. Por ello, decidí leer algo, pero el libro había quedado olvidado hace más de media hora y no podía dejar de recordar el contenido de esa carta.

Preparé café y me senté apoyando la cabeza en la fría pared recordando lo sucedido ayer por la noche. Ahora más que nunca ese recuerdo se repetía en mi mente, ¿Había hecho algo malo? Pero no solo ayer, ¿Hubo algo que hice sin darme cuenta en todo este tiempo?

Nada. Aún analizando mi comportamiento con el más mínimo detalle, no encontraba nada fuera de lo común.

Había tratado a todas las alumnas por igual, no hubo distinción alguna, me aseguré de hacer bien mi trabajo, y sentía que había mejorado junto a ellas.

Entonces, ¿A qué se refería mi padre? ¿Qué significaba que mi vida se repetía dentro de estas paredes y que continuaba avergonzándolo? ¿Qué estaba haciendo mal?

Si estaba experimentando algún cambio en mí, era solo porque me sentía feliz de que por una vez todo me estuviese saliendo a la "perfección". Había descubierto que las alumnas, no eran como las habían descrito, al contrario, estaban siendo muy amables conmigo y me agradecían cada vez que tenían oportunidad.

Era felicidad porque había descubierto que mi vida podía cambiar y aún podía sonreir a pesar de todo lo que habia sucedido, solo eso, no había nada oculto como quería hacerme creer mi padre a través de sus letras.

Cerré los ojos y pasé una de mis manos por mi rostro, no podía pensar que esto era algo malo, no debía hacer caso a la directora Hwan y mucho menos a mi padre, ellos solo estaban plantado esa duda a propósito, para atormentarme y no permitir que continúe, sea cual sea la intención que tuviesen, no podía dejar que se salgan con la suya, debía ser más inteligente que ellos.

Me propuse a mirar fijamente un punto inexistente en la pared, no quería pensar en nada que afectara la "amistad" que estaba logrando con las chicas, no iba a tomar en cuenta esa estúpida carta. Arrugué el papel y lo lancé con fuerza contra la pared, dejé la taza sobre la mesita del costado y me dispuse a leer el libro para no pensar en nada más y quedarme con mi decisión final, pero antes de realizar esa acción, los golpes en la puerta sonaron insistentemente ¿Sería otra vez Gloria anunciando una nueva carta de mi padre? Esperaba que no, aún no me había recuperado del anterior y mi humor había cambiado totalmente, no podía fingir una sonrisa más.

-¿No me digas que necesito ir otra vez a la dirección?- fue lo primero que dije al ver su rostro serio frente a mí- Me siento como si estuviese otra vez en el colegio- crucé los brazos apoyando mi cuerpo contra la puerta-

-La directora la espera en su oficina- fue todo lo que dijo y se giró caminando lejos de mí. Ella y la directora tenían el mismo sentido del humor, quizás por ese motivo se entendían perfectamente-

-Gracias Gloria- respondí entre dientes tratando de ocultar mi mal humor-

Cerré la puerta tras de mí y seguí a Gloria con la mirada en mis pies, dos veces en un día a la dirección, ¿Ellas no tenían descanso los fines de semana o al menos la decencia de permitir descansar a otros?

Doblé la esquina y me sorprendí al encontrar a Lisa apoyada en la pared con los brazos cruzados y por su expresión sabía que estaba molesta, a pesar de no querer hacerlo, le sonreí al pasar cerca a ella, pero giró el rostro ignorándome, supongo que era porque se encontraba Gloria, aunque debo de admitir que no me gustó para nada la mirada que me dió ¿No estaba molesta conmigo, verdad? No era posible, era la primera vez en este día que cruzábamos miradas, quizás también la habían llamado varias veces a dirección y estaba en la misma situación que yo.

Under my SkynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora