Capítulo 21

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Ignorando el cuerpo sin vida de su compañero los demás nativos comenzaron a acercarse, rodeandonos. Todos apuntando con sus lanzas en nuestra dirección. A medida que ellos avanzaban nosotros íbamos retrocediendo lentamente. Por instinto me coloqué detrás del chico castaño, aferrándome a su camisa. Los hombres de la isla empezaron a hacer ruidos extraños, minutos después el tipo que había visto antes con la máscara fue apareciendo de entre los caníbales.

Él era alguien grande que podría fácilmente ser del tamaño de Gerd, la diferencia ahora era que el grandulón de la tripulación no me asustaba tanto como este. Porque sabía que el hombre de la cicatriz no me haría daño.

Observé por un momento su arma, de ella colgaban varios huesos que estaban atados en el extremo más letal de la lanza que también estaban acompañados por algunas plumas.

El de la máscara gritó algo fuertemente a lo que los demás respondieron levantando sus lanzas y soltando aullidos, finalizando cuando el mismo levantó la mano. Por un instante todo quedó en silencio, uno muy tétrico. Su líder caminó hasta estar a frente a nosotros, protectoramente el castaño tiró sus brazos hacia atrás intentando cubrirme de alguna forma con su cuerpo. De un solo golpe el gran hombre logró mandar al chico al suelo haciéndome soltar un grito ahogado, llevé mis manos a mi boca cuando ví sangre salir de su boca al momento en que se movió para mirar con su ceño fruncido al nativo. Sin embargo no se levantó, se quedó en su lugar con sus manos y rodillas apoyadas en el suelo.

–Déjanos en paz, maldita bestia–dijo escupiendo algo de sangre.

Como respuesta el castaño se ganó una patada en su costado haciéndolo caer de nuevo. El tipo se giró después de su acción, ahora fijándose en mi presencia. Tragué con dificultad quedando inmóvil, no creía poder moverme. Una fuerte mano tomó mi brazo sin el menor cuidado y de pronto yo estaba siendo arrastrada entre todos esos hombres por el caníbal de la máscara.

–No me hagas daño, por favor–hablé como pude, golpeando su mano para tratar de zafarme de su agarre–Mira si lo haces te arrepentirás, conozco a mucha gente.

Sin hacer caso a lo que estaba diciendo él simplemente me empujó, haciéndome caer cerca de la gran fogata.

–A Jack Sparrow no le gustará esto, no le gustará nada–solté lo primero que cruzó por mi cabeza luego de girarme para enfrentarlo, todavía en el suelo.

Al fondo pude ver como otros hombres traían al castaño, sujetandolo de los hombros. Cuando llegaron hicieron lo mismo que el primero así que lo empujaron dejándolo caer justo a mi lado. Se quejó a la vez que se acomodaba para quedar de una manera en la que pudiera tener contacto visual con los nativos.

–Nuestro amigo Jack acabará con todos ustedes, les pateará el trasero–con el ceño fruncido se dirigió a ellos, mostrando en su mirada algo que no supe bien qué era.

¿Sería confusión o tal vez miedo?

No lo sabría bien.

–¿Quién diablos es Jack Sparrow?–me preguntó en voz baja sin mirarme a los ojos, todavía encarando a los hombres que lo trajeron.

–Un pirata–respondí en un susurro, tenía miedo de levantar más la voz pensaba que si lo hacía ellos podrían hacerme algo.

–Dime que él vendrá por nosotros... Vendrá, ¿no?–esperó expectante a que contestara–Mierda–dijo después al notar mi silencio.

Cómo iba a decirle yo que el tal Jack Sparrow no existía y que solo era un personaje ficticio de una película. Ni siquiera me entendería.

El hombre de la máscara gritó llamando la atención de todos, comenzó a hablar haciendo gestos con sus manos y elevando su lanza, apuntándonos con en varias ocasiones. Cuando finalizó con su discurso una pequeña mujer salió de una especie de casa hecha con ramas y hojas, entregándole un cuchillo envuelto en un pedazo de tela roja. Él lo tomó con ambas manos mostrando el filoso objeto cuando lo levantó. De nuevo los aullidos se hicieron presentes.

Sueños de agua (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora