Continuación

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-Me llamo Gema.-dijo sentándose.

La miré. ¿Qué le había preguntado? No me acordaba, estaba tan absorta en la conversación que tendría con Mike y Matt, que se me había olvidado de que estaba con una campista. 

Le sonreí. 

-Gema... que nombre más bonito.-le dije.-Y bueno, cuéntame.

-Esto... en mi etapa de la adolescencia, me preocupé mucho por mi cara. No quería que se me viese ningún defecto, y siempre me maquillaba. Me gustaba hacerlo, es más, me levantaba dos horas antes para poder estar más tiempo maquillándome. Pero ahora mismo las ganas de levantarme temprano y de preocuparme tanto por mi rosto han desaparecido. Tengo ganas de poder salir a la calle sin necesidad de echarme ningún producto.

-¿Y por qué no lo haces?

-Ahí está el problema. Que no sé cómo. Mi cara es totalmente diferente cuando esta maquillada, y la gente que me conoce, me conoce con la otra cara, no con la que tengo de verdad. 

Ya sabía lo que le ocurría.

-¿Tienes miedo a qué te digan que estas mejor con maquillaje?

Asintió.

-Y que digan que estoy rara. 

Me levanté. Fui al armario y saqué un pequeño espejo que lo utilizaba para depilarme las cejas, y en este momento me serviría para hacerle ver que con maquillaje o sin él, estaba igual de guapa. 

-Mírate.-le dije dándoselo.-¿Estás maquillada?

-Si.

-Vale. Sigue mirándote. Ahora vengo.

Salí corriendo de la sala y entré a mi habitación. Fui directa al baño y busqué las toallitas desmaquillantes. 

¿Dónde las había dejado? 

-¿Marina?

¡No, no podía ser! ¡Era Mike!

-¿Estás en el baño?-preguntó acercándose a la puerta.

Fui corriendo y la cerré, poniéndole el cerrojo. Ahora mismo no quería hablar con nadie que no fuera Gema. 

¡Gema! Tenía que salir cuanto antes de aquí.

-¿Puedo pasar?-volvió a preguntar.

-No.-dije alto y claro.-Estoy haciendo caca.

¿¡¿Qué. Acaba. De. Decir?!? 

-Pues cuando salgas, ¿podemos hablar?

-Tengo que ir corriendo a atender a una campista. Ya si eso luego. 

Los pasos de Mike se volvieron más lejanos. Ya se había ido, por lo que tenía vía libre para ir a por Gema.

Abrí lentamente la puerta para asegurarme y una vez que comprobé que estaba la habitación vacía, salí corriendo.

-¡Lo siento por la tardanza!-le dije mientras cerraba la puerta.

Negó con la cabeza como si no importase. Menos mal que era comprensiva, porque no quería contarle lo que acababa de ocurrir.

-Bueno, ¿te has mirado bien en el espejo?-le pregunté.

-Si.

-Perfecto. Ahora desmaquillate.-le ofrecí lo que le había cogido de mi baño.

Lo cogió y empezó a quitárselo. Mientras lo hacía, me quedé pensativa. ¿De qué querría hablar Mike? ¿Y por qué le había dicho lo de hacer caca? ¡Madre mía! 

-¡Ya está!-anunció la chica.

-Vuelve a coger el espejo y mírate. 

Hizo caso a lo que le dije y se miró en su reflejo. 

-¿Te gusta cómo eres sin él?-le pregunté.

-No.-me gustó su sinceridad.

Era una chica morena, ojos claros y pelo negro como el carbón. 

Claro que con maquillaje te ves el doble de guapa, pero sin él también lo vas a seguir siendo. A mí también me gusta maquillarme, y aunque tengo todos los productos necesarios, no lo hago. ¿El por qué? Porque se me olvida hacerlo, me veo guapa tal y como soy. Y prefiero que la gente me conozca a lo natural. Obviamente no estoy diciendo que no se pueda hacer, porque cada uno tiene sus gustos. 

Yo, sinceramente, envidio mucho a la gente que se sabe maquillar súper bien, que se hacen unos delineados perfectos y unas sombras increíbles. Yo creo que por eso tampoco me maquillo, porque siempre me pongo lo mismo y al final me canso. 

-Pues siento decirte que estas igual de guapa que con maquillaje.-le dije acercándole más el espejo.-Que tú no te veas es otra cosa diferente. Estas acostumbrada a verte maquillada y te gusta como te queda. Tanto, que cuando te lo quitas te sientes rara. Fea. ¿No es así?

Asintió. 

-Si empiezas a pensar que sin maquillaje estas igual de guapa. Cosa que es verdad y no me vale un no como excusa. Vas a poder salir a la calle perfectamente. ¿Por qué? Porque eres tú la que te impide a ti misma a hacerlo. Piensas que todo el mundo va a estar concentrado en lo que haces y no es así. La gente apenas va a notar la diferencia, a no ser que se lo digas. 

-¿Y cómo hago para no impedírmelo?

-Pues viéndote bien contigo misma. Seguro que a habido alguna vez que se te ha olvidado maquillarte, te has acordado cuando has salido de tu casa y has vuelto para hacerlo. ¿No es así?

-Es verdad.

Se lo vi hacer hace unos días. Estaba desayunando y de repente se levantó para irse. Cuando regresó, la vi con los labios rojos. Por lo que uní las piezas y deduje que se había ido a maquillar. 

Algo bueno de observar a la gente es que puedes, sin que te digan nada, lo que ha hecho y dejado de hacer. A mí, de pequeña, no hacía falta que la gente me contase los cotilleos, ya me enteraba yo misma sin necesidad de preguntar. 

-¿Hacemos una cosa?-le pregunté animada.

-¿Cuál?

-¡Un reto! A ver si eres capaz de aguantar todo este día sin maquillarte. ¡Nada de nada! 

Tragó saliva.

-¿Y si no lo consigo?

Iba a ser un poco dura, principalmente porque sabía que ella podía.

-Mañana no te maquillarás.-le dije cruzándome de brazos.-Y si lo consigues, podrás maquillarte lo que quieras durante tres días.

-¿Durante tres días? ¿Por qué?

-¡Ya lo verás!-le dije levantando y bajando las cejas. 

Quería crear misterio de algo que ni yo sabía lo que iba a ser. Pero tenía tres días para planearlo.

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Espero que os esté gustando, acordaros que si, en algún momento, hay algo que no os gusta, que cambiaríais, que quitaríais... ¡Decírmelo! 

¡Un beso! <3 (y nos vemos en el próximo capítulo)


1,2,3... ¡Quiérete!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora