Noche

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Esta es la parte difícil. Cuando llega la oscuridad y todos los pensamientos que estuvieron en mí cabeza durante el día toman fuerza y torturan mí mente.
Los demonios se ponen de acuerdo, todos quieren lo mismo: que deje de existir, que me rinda, que caiga.

Me susurran ideas de que podría hacer para cumplir su cometido, me narran historias sobre personas que quiero, como van a dañarme, como nadie me va a extrañar si me voy, lo fácil que me reemplazarían

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Me susurran ideas de que podría hacer para cumplir su cometido, me narran historias sobre personas que quiero, como van a dañarme, como nadie me va a extrañar si me voy, lo fácil que me reemplazarían.
Al principio no les crees, pero después de un tiempo pensás que no sabes que es verdad y que no, ni cómo van a reaccionar; vos no podes controlarlos ni obligarlos a quererte ni a acompañarte, tal vez un día se cansen.

Al principio no les crees, pero después de un tiempo pensás que no sabes que es verdad y que no, ni cómo van a reaccionar; vos no podes controlarlos ni obligarlos a quererte ni a acompañarte, tal vez un día se cansen

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Me acuerdo la primera vez que me lastimé, había discutido con mí novio por algún tema "x", en realidad nada importante, pero él se enojó y se fue de mí departamento (en ese momento vivía sola).

Le rogué que no se fuera, que era tarde y que lo necesitaba por más que estuviéramos enojados, él camino hacia la puerta y yo corrí al baño a encerrarme, no podía tolerar la imagen de él yéndose

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Le rogué que no se fuera, que era tarde y que lo necesitaba por más que estuviéramos enojados, él camino hacia la puerta y yo corrí al baño a encerrarme, no podía tolerar la imagen de él yéndose. Agarré una Gillette la cual desarmé entre llantos guardé dos de las tres cuchillas en mí bolso de maquillaje, y con la tercera, hice un corte horizontal en mí pierna mientras lloraba desconsolada sentada en el inodoro.

 Agarré una Gillette la cual desarmé entre llantos guardé dos de las tres cuchillas en mí bolso de maquillaje, y con la tercera, hice un corte horizontal en mí pierna mientras lloraba desconsolada sentada en el inodoro

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Después se volvió costumbre, y ya no me importaba si se notaba o no, al principio las ocultaba. Las líneas rojas que se marcaban por el encuentro entre la afilada hoja y mí piel eran mí forma de descargar tensión, aliviar un poco el dolor, por más retorcido que suene, me hace sentir bien.

Después descubrí que otra forma de escaparme de mí misma por un rato era algo que había tenido mano desde los 16 años aproximadamente, el alcohol.
Empecé a comprar botellas de bebidas blancas y no paraba (aunque vomitara) hasta ver el fondo.

Ese estado de ebriedad me llevo muchas veces a que los demonios me engañaran para hacer cosas y que yo les creyera, como intentar saltar de la ventana de mí primer piso donde vivía (aunque no iba a conseguir más que un par de huesos rotos), clavar...

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Ese estado de ebriedad me llevo muchas veces a que los demonios me engañaran para hacer cosas y que yo les creyera, como intentar saltar de la ventana de mí primer piso donde vivía (aunque no iba a conseguir más que un par de huesos rotos), clavarme una cuchilla de carnicero en el brazo, tomar diesisiete pastillas de un fuerte psicofármaco, no comer por muchos períodos de tiempo,etc.
Los demonios nunca descansan, solamente esperan a que este con la guardia baja, y ahí, es cuando atacan.

(Voy a ampliar sobre eso sí me lo piden)

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