Me obligan a muchas cosas que no quiero hacer pero sé que es por mí bien.
Aveces me revelo, les hago saber que sigo teniendo el control sobre mí y mí enfermedad, hasta aveces los amenazo para que no me molesten. Esos son los días que quiero cambiar, no quiero lastimar a nadie pero ellos no se dan cuenta que hay días que simplemente no puedo.
No uso la enfermedad contra ellos aunque las voces lo han sugerido, buscar un error de su parte para justificar mis quilombos y mí accionar.
Me he lastimado de bronca porque no entienden que "no me hago" sino que verdaderamente no puedo levantarme aveces, es como si toda la fuerza de mí cuerpo se hubiera drenado a otro lugar.
Hay veces que el dolor no me deja.
Hay veces que me obligo aunque duela.
Aveces respondo mal, o no hablo porque simplemente siento enojo sin razón no es algo personal. Me provoca ira que quieran sacarme de mí casa viendo el desastre que soy, no lo ven.
Tuve una discusión hace poco por ese tema, mí mamá me obliga a salir y yo no me siento preparada. Me hace escenas cuando no quiero ir a algún lado y hasta me trata mal si no acato sus órdenes.
No lo hago aproposito perdón en serio.
Ojalá pudiera enfrentar las miradas.
Hace poco lleve mí ropa a donar por una inundación en mí pueblo, me crucé con mucha gente y volví tan agobiada y mal que pedí las pastillas y me acosté hasta el otro día. Odio las preguntas. Odio no tener la respuesta que me gustaría.
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Standby
Teen FictionLes puedo hablar de quién solía ser: antes de que esta enfermedad tomara todo lo que me importaba y lo pusiera en duda, antes de los cortes y el insomnio, antes de desear la muerte. Era una chica promedio, con relaciones normales, gustos y aficiones...