Aveces la muerte juega con nosotros, nos hace creer que no va a llegar pero donde menos te lo esperás, se hace presente y se lleva lo que le pertenece.
Esta vez, fue el hombre que muchas veces me hizo enojar por su pensamiento de "la vieja escuela", homofóbico, machista; pero a pesar de eso era y siempre va a ser mi abuelo.
Era una persona difícil y le pasaron muchas cosas que lo hicieron de esa forma. Primero en muletas, cuando yo era muy joven (creo que a los 5) la diabetes le costó su primer pierna; unos años después, la otra.
Mi abuela falleció en 2013 y después de eso todo fue en cuesta abajo para él: desde el deterioro de sus riñones que derivaron en diálisis semanales; hasta su último momento en el cual por una simple gripe y la negligencia médica de mi localidad, perdió la vida.
El viernes 7 alrededor de las 00:15 am mi mamá entró gritando y llorando desconsolada a mi casa: "murió el abuelo", dijo.
Estudiar medicina en este caso no iba a servirme de nada, salvo para tomar las riendas del asunto y hacer el llamado que nadie quiere hacer.
Llegó la ambulancia junto a dos policías, yo sentía que tenía que hacer algo porque mi mamá no estaba en condiciones ( mí hermano y papá tampoco).
Les di toda la información que solicitaron lo más clara y calmada posible, "llorá si querés" me decían, "no está mal llorar". No es que no quiero, no puedo.
Y por eso hice este capítulo, porque estoy anestesiada emocionalmente, porque no soy capaz de sentir nada, es peor que sentir dolor, estoy bloqueada.
Aunque vinieron personas muy importantes para mí a acompañarme y a escucharme, no logré salir de ese estado de alerta y permitirme sentir algo. Simplemente se dio así.
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Standby
Teen FictionLes puedo hablar de quién solía ser: antes de que esta enfermedad tomara todo lo que me importaba y lo pusiera en duda, antes de los cortes y el insomnio, antes de desear la muerte. Era una chica promedio, con relaciones normales, gustos y aficiones...