Ellos están cansados de mí, aunque no lo admitan.
Debe ser difícil vivir con alguien que valga la redundancia no quiere hacerlo.
Hoy estaba tomando mate como todas las tardes con mis viejos, tenía que hacer ejercicio como recomendó la médica e iba a hacerlo, pero se fue todo de las manos.
Quedó mí mamá en la mesa, me obligó a ir por mí medicación porque "es mí enfermedad" le dije que no quería salir, siguió insistiendo hasta que me obligó.
Sentí tanta vergüenza en esa farmacia, podía ver como todos me miraban, en lo único que pensaba era en volver a mí casa y gritarle a mí mamá.
No lo hice. No le grité.
Decidí irme a mí habitación sin decir una palabra.
Ella entró y pregunto porqué estaba acostada, "¿por qué me obligate a salir?, te dije que no quiero que me vean" dije entre llantos mientras me sacaba la ropa y volvía a ponerme mí pijama.
Mí hermano se levanta de su siesta (porque él si tiene permitido estar en su pieza y dormir todo lo que quiera y hacer lo que quiera) a preguntarle a mí mamá que necesitaba con tono pedante. Él sabe que estoy escuchando.
Llega mí papá, entra a mí habitación "no podes seguir asi, las cosas van a cambiar".
No sé si es una amenaza, pero no tengo miedo. Tengo miedo de mí misma por la ira que me generan y como alimentan a los demonios para que me torturen más y más hasta que llegue un punto que vaya a seder.
Yo sé cuándo voy a salir, y va a ser cuando me sienta lista. Antes no. No importa lo que me digan ni lo que me saquen en consecuencia, no lo voy a hacer si no me siento bien.
No pueden sacarme nada porque no tengo nada, no pueden hacerme nada.
¿Me van a pegar? Mejor así siento algo de una p*ta vez, asegúrense que no quede ningún rincón, matenme. Así me saco la carga de hacerlo yo.
Me levanté a comer esa noche enojada con los ojos hinchados, sentía la mirada punzante de mí hermano que minutos antes había tenido el tupé de preguntar si ponía mesa para tres. No le di la satisfacción de hacerlo, me levanté y comí.
Terminada la cena, pedí mis pastillas y volví a mí cama, nadie emitió sonido, y yo estaba más enojada que nunca.
Esa noche pensé cinco formas distintas de matarme, o busque maneras en la que pudiera hacer que ellos sintieran dolor como me hicieron sentirlo.
Al final lo descarté, los amo a pesar que no entiendan. No les deseo esto que estoy pasando, a ninguno.
Ojalá algún día entiendan que no elijo estar asi, que no es "cuestión de actitud".
Es una lucha conmigo misma que por ahora y por cosas como estas, estoy perdiendo. Me estoy perdiendo.
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Standby
Roman pour AdolescentsLes puedo hablar de quién solía ser: antes de que esta enfermedad tomara todo lo que me importaba y lo pusiera en duda, antes de los cortes y el insomnio, antes de desear la muerte. Era una chica promedio, con relaciones normales, gustos y aficiones...