Les puedo hablar de quién solía ser: antes de que esta enfermedad tomara todo lo que me importaba y lo pusiera en duda, antes de los cortes y el insomnio, antes de desear la muerte.
Era una chica promedio, con relaciones normales, gustos y aficiones...
Si me cruzaras por la calle no notarías nada de lo que te estoy contando, hasta pensarías que soy una chica feliz por la sonrisa dibujada en mí máscara diaria. Verías que siempre tengo aurículares de esos que tienen la L y R en cada uno ya que no soporto los otros porque me despeinan. Me gusta escuchar música triste, aunque a mí familia no le gusta porque dice que "estás poniéndote mal aproposito" pero yo considero que es mí método de desahogo, me ayuda a poder expresar aquello que quisiera decir pero no puedo.
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Me olvidé de decirte, soy muy perfeccionista con mí imagen. Puedo estar mucho tiempo en el baño observando cada centímetro de mí cuerpo y rostro, cada defecto y virtud (más lo primero).
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Encuentro mí cuerpo lleno de imperfecciones, hay días que no puedo mirarme sin llorar, el reflejo es demasiado honesto. Mí vientre, mis piernas, mis brazos, mí busto, mí rostro, mi trasero, desearía poder cambiarlo todo. No me malinterpretes, no es que no hago nada por cambiarlo y espero magia, hago deportes 3 veces por semana, voy en bicicleta a la facultad y camino siempre a todos lados, no me quejo por vaga, me quejo porque no importa cuántas horas le dedique el reflejo no cambia. Hubo un tiempo que deje de mirarme, no toleraba lo que veía, pero es tan adictivo como cualquier droga, necesitas ver qué es lo que está mal aunque sabes que te va a lastimar.
Cuando voy en el colectivo voy pensando seriamente en mí existencia, si de verdad estoy sentada ahí con esa gente a mí alrededor viajando hacia un punto. Es medio complicado, pero aveces siento que mí cuerpo no me pertenece. Si me viera obligada a interactuar con vos verías que soy simpática, hasta te haría reír, te caería bien muy rápido, te diría lo que querés escuchar, ¿no todos quieren eso? No me considero deshonesta, no puedo soportar ciertas cosas y por lo tanto aveces también caigo mal. Una vez que estaba llorando desconsolada porque una amiga me había "traicionado" (teníamos 11 o 12 como mucho ¿que clase de traición puede pasar a esa edad? no se) mí papá me dijo: "¿sabes lo que pasa? No todo el mundo tiene buenas intenciones y vos sos muy transparente, la gente no tolera la honestidad porque aveces prefieren mentirse y sentirse bien a escuchar la verdad y que duela. Son egoístas, piensan en su felicidad y tampoco está mal, pero vos también tenés que pensar en vos y no creas que tus amigas actuarían como vos lo haces." Cuando camino por la calle aveces me gusta hacer un experimento social, se llama "sonreírle a la gente" y esperar su reacción (obviamente no de una manera creepy, una simple mueca o si se presta una sonrisa). La mayoría no entiende por qué les sonreís, algunos te sonríen de vuelta y en muy pocos casos te dicen un "chau" al pasar, otros te miran confundidos, como si fuera algo que no llegan a comprender. Me ha pasado de estar completamente rota, al borde del llanto en la calle,totalmente perdida, devastada y notar que la gente me mira como diciendo "yo también".
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He notado en multitudes yendo al trabajo,escuela,facultad,etc; muchos ojos tristes, andares desganados, necesidad de algo, melancolía, máscaras intentando esconder lo que verdaderamente sienten. Creo que todos alguna vez hemos usado nuestra máscara para escondernos de lo que no nos animamos a sentir, a enfrentar. O tal vez no queremos dejarlo salir porque sabemos que no habría retorno, que nos destruiría.
