el idiota

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—Troye—

Quizá fue una mala idea intentar sacar a Simon de allí dentro. Me doy cuenta por la forma en que su mirada se pierde, como parecía estar en una realidad completamente diferente a la que los demás vemos. 

Aquel ataque, maldita sea, era una clara advertencia. No está seguro, él...

Mierda, no está para nada bien.

Quizá si está loco, después de todo. Y no es que quiera ser cruel, es que lo vi. Gritándole a la nada, llorando sin explicación y rogando que algo parara, algo que jamás había comenzado. Como se desgarraba la garganta y sufría tanto...

Estaba en la mierda...

Ayude a Simon a pararse, lo tome del brazo y lo abrace intentando que volviera al auto. Él se aferró a mi con fuerza, aún seguía llorando y gritándole a algo que se callara. Escuche que dijo un nombre: Jerome. Cuando se subió al auto, se quedó casi sin aire, mirando fijamente al frente y mordiendo su labio con tanta fuerza, que crei que se lo rompería.

¿Qué si tenía miedo? Estaba re cagado. Pero sabía que él lo estaba más.

Devolverlo al auto fue fácil. Traerlo a la realidad... ya no sabía que tenía que hacer para lograrlo.

Lo mire varias veces por el rabillo del ojo mientras conducía. Su mirada estaba fría, estaba tan inexpresivo que parecía un dibujo.

Con el idiota de su amiguito fuimos hacia una droguería, tomamos algunas de sus pastillas y nos la vendieron sin receta médica. Y si no lo hacían, lo único que teníamos que hacer era llevar a Simon adentro y que lo vea.

***

Habiamos estacionado en un campo alejado. Simon se había quedado dormido sobre el auto, mientras yo me senté un rato en el pasto y lo observaba, inspeccionado su rostro. El idiota estaba junto a mi, quizá intentando entablar una conversación, o simplemente incómodo del silencio.

En mi cabeza sólo estaba Simon. En este momento, todo lo demás me importaba demasiado poco. Incluso, comenzaba a pensar que llevarlo a otra clínica sería lo mejor, una donde lo atiendan y lo ayuden de verdad. Una donde él no resulte tan herido por las cosas irreales que su cabeza crea.

Por un momento me puse a pensar en lo que pasaría cuando los señores Bell descubrieran que su niño no estaba en la clínica. ¿Cuántos segundos tardarán en saber que yo estoy con él?... ¿Cuánto tardarán en interrogar a Holland para que diga todo aquello que sabe sobre mi? ¿Llamarán a la policía denunciando que secuestre a Simon?

Pensé en mi padre. Poco le va importar que yo no estoy. A veces yo simplemente me iba durante días, y él sólo esperaba que volviera.

¿Volvería a casa?

¿Dónde mierda voy a llevar a Simon y al  enfermo de su amigo? Yo sólo conducía sin tener idea a donde dirigirme. Conocía a gente que nos dejaría quedarnos en sus casas por un tiempo, pero estaban demasiado lejos. Sólo debía de conducir durante un día entero.

Entonces recorde el nombre que Simon gritó. Jerome. Tenía demasiada curiosidad de que era aquello que le decía, el por qué lo lastimó tanto y sobre todo, necesitaba saber si podía parar la tortura que sufría. Tenía tanto miedo, no de que Simon me lastimara, sino de que se hiciera así mismo.

No me gustaba verlo sufriendo, yo mismo quería gritarle a lo que le lastimaba que lo dejara en paz.

Estaba tan metido en pensamientos que me costaba devolverme a la realidad. Solté un suspiro y mire al frente queriendo concentrame en Simon.

Quizá, tuve que advertir sobre esto... —soltó el imbécil— Mira, Simon es algo...

—No necesito clases de como cuidar a mi novio. Gracias le corté molesto—. Quizá deberías meterte en tus asuntos y buscar a donde carajo irte.

Me detuve por un segundo a pensar en ello. Bien... acabo de decir que es mi novio... Simon no es mi novio, pero tampoco se que es. No es amigo, no es novio, no es pareja...

—Te lo explicaré de una forma que lo entiendas, Troye. Simon jamás dejará de ver esas cosas, aunque le des miles de pastillas, aún va a ver cosas que no existen. Y tú... aunque lo intentes, no vas a comprender nada de lo que le sucede.

—¿Y tú si?

—Vive seis malditos años de mi vida junto a gente como Simon. Vi como los dormían, como gritaban y hasta como se suicidaban. Sé más que sólo un intento de chico malo que está demasiado enamorado hizo un gesto como si aquello le diera demasiado asco. Deberías aprovechar eso, pedazo de idiota, en vez de tratarte como basura, que es una gran tendencia tuya.

—¿Y para qué me dices todo esto? ¿Por qué te importa tanto Simon?

—Eh? Yo... no importa.

Frunci el ceño y lo mire intentando entender.

—¿Qué pasa? ¿Acaso te gusta Simon?—bromee.

Liam se quedó en completo silencio.

Mierda. Le gusta.

Después de todo, Simon debía de ser uno de los pocos chicos relativamente lindos en aquel lugar.  O al menos, que no estaba tan destruido. Eso era lo que quería creer. Que mi niño no sufrió.

—¿Te gusta mi novio, idiota? —gruñi.

En parte no lo culpaba. Yo no podía impedir que la gente no gustará de él. No es que pueda ponerle un collar que diga: "Propiedad de Troye"... ¿o si puedo?... Mi mente comenzó a imaginar a Simon con un collar que dijera eso y sonreí ante la idea.

Bueno, no te lo estás tomando como el gran imbécil que eres —murmuró.

Me puse de pie y sonreí.

—Mientras que no intentes follar con él, me da igual si te tocas pensandole  —dije riendo.

—Eres un idiota —contesto con una sonrisa.

Por primera vez, el idiota comenzaba a caerme un poco mejor. Aunque seguía siendo un tremendo idiota.

—¿Tr-Troye? —escuche la voz de Simon.
Me gire y lo vi, refregando su ojo izquierdo. Estaba demasiado dormido y eso me hizo sonreír. Es tan jodidamente tierno este pendejo. Me gusta ver su pelo despeinado y escuchar la voz ronca.

Me mordi el labio al imaginarlo acostado junto a mi.

—Todo está bien, niño —le dije.

Simon sonrió. Me gusta verlo sonreír.

 

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora