bar de mala muerte

2.9K 215 153
                                    

—Troye—

Son tantas cosas por asimilar que mi cabeza no paraba de dar vueltas. Liam es un imbécil, cada persona que ha tenido la oportunidad de escuchar una de las mierdas que sale de su boca, lo sabe. Era un demente. Y... deje a Simon solo con él.

Conduje hasta un bar y pedí un trago. Necesitaba más que eso. Necesitaba matar al maldito psicópata, debía deshacerme de él para siempre y sacarlo del maldito camino.

En aquel bar de mala muerte había pocas personas, sobre todo hombres obesos que no bajaban de los cuarenta años; y si así era, estaban en la ruina misma. Estábamos todos sentados en la barra, viendo un pequeño televisor del año en que se creó la constitución. Estaban las noticias.

—¿No eres muy pequeño para estar aquí? —preguntó el hombre junto a mi. Su cabello estaba teñido de blanco por las canas, se veía el estrés en su rostro y llevaba un traje demasiado caro como para estar rodeado de toda este peste, incluyéndome—. Podrías ser tú mi hijo.

Resople y tome un sorbo de mi botella de cerveza.

—Si fuera su hijo, seguro estaría haciendo que una perra me la chupe en un súper auto de lujo, ¿me equivoco? —dije un poco molesto por su observación—. Ese traje no parece barato.

No aparento tener treinta años, pero podría pasar como alguien de veintiuno sin que me dedicaran dos miradas. No sé  que fue que vio para lograr averiguar que aún no había cumplido la mayoría de edad.

—Si fueras mi hijo te hubiese dado una colleja. —rió el hombre mirándome sonriente.

—Créame, mi padre me dio suficientes —contesté de mala gana y di otro sorbo viendo al frente—. Solo alimentan el odio. Si algún día tengo un niño, jamás le levantaría la mano, solo los cagas como a mí me cagaron.

El hombro no dijo nada por largos minutos. Sabia que lo había incomodado. Pero, ¿y a mi qué? Solo era un fracasado en un bar, al igual que yo.

—¿Donde está tu padre ahora? —inquirió el hombre canoso como si ahora yo fuera su responsabilidad y se preocupara.

Levante los hombros indiferente.

—Debe estar con una prostituta —respondí.

—¿Y tú madre no se preocupa por ti?

—No. Jamás le importe, solo fui el pequeño pedazo de mierda que le interrumpía el sueño de ser modelo. Ahora que es famosa y esta enferma, supongo que siente culpa. Las drogas le quemaron la cabeza.

No sabía porque soltaba tanta información de golpe. Ni si quiera Simon sabía quién era mi madre, la reconocida mundialmente y forrada de billetes que jamás llegaron a mis manos.

Supongo que necesitaba decírselo a alguien.

—¿Quién es tu madre?

—Winter King.

El hombre canoso se sobresaltó.

—¿Tu madre es la...?

—¿La mayor modelo de Playboy, actriz de películas baratas y modelo de Prada? Sí. Esa es mi madre.

—No sabía que tenía un hijo.

—Creo que ella jamás lo supo tampoco.

Tomé otro sorbo y miré la televisión intentando desnudar el nudo que se había formado en mi garganta.

—Te invito otra cerveza —dijo el hombre.

Lo miré frunciendo el entrecejo. 

¿Pedofilo acaso? Le mataré si este marica se pasa, pensé.

—Ya que, de todas formas no tengo dinero para pagar ninguna —solté pensando en todo lo que gasté en el maldito hotel.

—¿Tú vives aquí?

—Claro que no.

—¿Te hospedas en el hotel?

—Supongo que es el único.

Doy otro sorbo de cerveza.

—¿Estas solo?

—No.

—¿Estas con una chica?

—Chico.

—¿Te gustan los chicos?

Sentí su mano en mi pierna, intentando subir a mi entrepierna.

—¿O prefieres a los hombres? —susurró.

Me levanté y le di un empujón. El hombre canoso cayo de su silla y me miró sorprendido.

—Prefiero a los chicos a que los viejos verdes, pedofilo de mierda. —le gruñí, tomé mi cerveza y salí del lugar.

Me sentía tan humillado y quizá asqueado. Podría ser mi puto padre, ¿cómo se le ocurrió tal idiotez? Era un maldito viejo verde.

Caminé hacia el auto sacando las llaves y pensando en ese tipo. Mierda, le había dado mucha información sobre mí y donde estaba. Me golpeé la frente con las llaves y solo me cause un pequeño corte.

—¡La puta madre! —grité.

Pensé en Liam. Pensé en sus ganas de tocar lo que es mío. Pensé en cómo me mostró su puta pistola y me cagué. Pensé en Simon. Pensé en como jamás lo haré sentir bien respecto a su enfermedad. Pensé en toda la mierda que alguna vez viví y sentí tanta impotencia que lance la botella de cerveza lo más lejos que pude.

Grité lo más fuerte que mi garganta me dejo y golpeé el muro. Mis nudillos comenzaron a sangrar y sentí un ardor.

—Ya comienzo a entender lo de alimentar el odio. —escuché una voz.

—¡¿Por qué no me chupa la verga, viejo asqueroso?! —gruñí.

—Porque tú no me lo permites. —expresó con total tranquilidad.

—¡Vaya a su casa, hágase una paja y no me busque porque le bajaré cada diente! —grite.

—¿Quién te enseñó esos modales?

—Tu puta madre.

—Necesitas disciplina. Ven a casa, te educare.

Lo ignoré. Me subí al auto, lo encendí y me fui directo al hotel.

Quería dormir con Simon abrazados. Quería sus besos y sus caricias. Quería sentir amor por primera vez y no solo sexo barato.

Quiero a Simon.

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora