Chico cliché algo diferente

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—Troye—

Para muchas personas soy el típico chico malo, incluso algunos creen que soy un maldito cliché o un chiste. Y entiendo el porqué. 

Cada vez los doctores acortan más mi vida. No es normal que un chico de dieciséis se fume un caja de cigarros al día, mis pulmones están podridos en este punto. 

Los tatuadores ya se cansaron de que los frecuente. Mis mangas, el pecho y mis piernas dan visto bueno de ello.

No le hago caso a ninguna de las chicas que hablan siempre de mi como el rebelde, consigo lo que quiero cuando lo quiero y soy como un rey en la escuela. 

Bueno, no en todo soy el rey, en el tema de notas me esta yendo fatal, pero podre remontarlas pronto, mientras que no me saquen del equipo de baloncesto, todo va bien.  ¿Ven?, un maldito cliché del chico malo. 

Pero, no soy tan parecido a los que se ven siempre en las películas o en los libros. Físicamente, soy parecido, pero ahora viene la basura que llevo dentro. Generalmente, el chico malo va con la chica buena y viceversa. Bueno, este chico malo se encontró con un chico bueno.

Simon tiene mi edad, lo conocí un día como cualquiera, pero nunca lo olvidare. 

Yo estaba caminando solo por los pasillos, cuando escuche a alguien que cantaba y me acerque hasta esa voz que tanto me gusto. En un salón de clases, junto a otros chicos, él cantaba "The Scientist" de coldplay, agarraba el micrófono con una sola mano y observe en detalle el anillo de un león y esa sonrisa que llevaba. Amaba como cantaba, tenia una voz prodigio y me quede embobado por él. Tiene el pelo oscuro con mechones rubios, pero es natural, eso es lo raro. Unos ojos color miel que son hermosos, con unas pestañas excesivamente largas y... esto me esta matando. 

No pude creerlo, aún no puedo creerlo. Me enamore... ¡Y de un chico!

Troye Urie, el chico malo, el capitán del equipo de baloncesto, el chico por el cual muchas chicas se derriten, el cliché de las mentes de las escritoras retorcidas, ese chico no puede estar enamorado de un aspirante a cantante. 

Cada vez que lo veo, me vuelvo un completo idiota, a pesar de que él parece reírse por las estupideces que llego a hacer de lo nervioso que me pongo. Ya hemos coincidido varias veces y podría considerarse que éramos amigos, aunque yo quería más que eso.

—Troye, carajo, deja de pensar. —decía el entrenador devolviéndome a la tierra. 

Estaba allí, practicando para algún torneo pero ver a Simon en las gradas, observándome me desconcentra totalmente. Me mira exclusivamente a mí y sonríe, con esa maldita sonrisa que me mata. En lo que él llevaba allí, no anote ni una vez, y eso da que pensar al entrenador, ya esta haciendo un esfuerzo para que me dejen jugar, ya que mis notas dan pena. 

—¿Qué es lo que te esta pasando, imbécil? —me preguntó Isaac, un amigo de toda la vida—. ¿Dónde tienes la cabeza, Troye?

—No me siento bien —mentí—. Me tengo que ir, estoy demasiado mareado. 

Me acerque hasta el entrenador, viendo de reojo que era lo que hacia Simon. Se paso todo este tiempo, mirándome con una sonrisa, torciendo la cabeza como un gatito chiquito. Cuando estuve frente al entrenador, lo mire casi suplicando y rogando que pareciera que en serio me sentía mal. Aunque era cierto que me sentía mareado.  

—Señor, no me siento para nada bien ¿Podría saltarme la practica? —pregunté rascándome la nuca. 

—¿Consumiste algo raro esta mañana, Troye? —inquirió, sabiendo mi anterior historial respecto a eso.

—¡¿Qué?! No, estoy mal porque me siento mal y no tiene nada que ver con eso.

—Mmh... Bien, pero la próxima te quedaras dos horas más entrenando, debes dar el ejemplo si quieres seguir siendo capitán. 

—Si, claro, como diga. 

Comencé a caminar en dirección a la salida, mientras mis piernas flaqueaban con idiotez. Dios, no puedo ponerme tan nervioso porque él esta aquí, me repetía mentalmente.

—Y otra cosa, Troye —dijo el entrenador, obligándome a darme vuelta y mirarlo con seriedad—. Deja el cigarro, te vuelve un inútil y no es una prenda de vestir.

—Como diga —contesté alejándome con prisa, sin saber a que venía eso. 

Empuje las puertas, dirigiéndome al vestuario de hombres chocándome a varias personas que me miraban raro. Fui directo a las duchas, y no me tranquilice hasta que el agua caliente golpeó mi cara. No puedo creer que él me fue a ver, no puedo creerlo, Dios

Generalmente debería ser fácil para mí, consigo siempre lo que quiero y si no puedo, me rebusco la manera para lograrlo. Pero, tratándose de Simon, las cosas cambian un poco.

Proviene de una familia rica, su abuelo tiene una empresa enorme, sus padres trabajaban en ella y es normal que sus regalos de cumpleaños sean cosas bañadas en oro. Su hermana es como la reina del colegio, va un año más que nosotros y se gano ese puesto por lo linda, su inteligencia, divertida y "rapidita" (una idiotez machista). Él se convirtió en como la oveja negra, el único varón, progenitor. ¿Cómo llegaría a casa con el chico malo?  Si no fuera suficiente con que su religión me apuntaría directo por tratar de estar con un hombre, encima mi fama... Bueno, no era buena. 

En cuanto me coloque la ropa, recordé cuando pase por su casa solo para verle. Quise pasar, pero no pude al ver por la ventana lo diferente que era su familia de la mía. 

—¿Troye? ¿Estas aquí? —preguntaron, pero era la voz de una chica. 

Me acerqué para ver y allí estaba Holland, la hermana de Simon quien me miraba con una sonrisa, para nada parecida a la de él.  Como nunca le di ni la hora a esta chica, se encaprichó y hacía todo lo posible para que yo al menos le diera un beso. Porque hay algo que ambos teníamos en común, cuando lo queremos lo tenemos. 

—¿Qué haces aquí? —mascullé en un tono frío.

—Solo pasaba por aquí y me aburría tanto —contestó ella—. Tengo ganas de divertirme y tú estas todo el tiempo haciendo estupideces, por lo tanto...

—Ya te lo dije miles veces en miles de ocasiones diferentes, pero como parece que tienes memoria a corto plazo, te lo refrescare: Entre nosotros dos nada va a pasara. No eres mi tipo, Holland y lo que sea que buscas, no vas a tenerlo. Ya déjame en paz de una vez. 

Tome mi chaqueta de cuero, la subí sobre mi hombro y camine junto a ella, mientras Holland se cruzaba de brazos resignada. 

Caminaba por el pasillo vació con un único objetivo, como ya paso miles de veces, voy  a saltarme las estúpidas clases. De todas formas no voy a aprobar. 

Necesitaba sacarme a Simon de la cabeza o iba a explotar. Sin embargo, en el fondo sabía que llevaría aquella noche un plan que me acercaría más a él.

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora