Trece.

4.3K 383 118
                                    






JUNGKOOK




No sé qué había estado haciendo con Dongyul todos esos años, o con ese del restaurante, pero no estuvo ni de cerca al mismo nivel de lo que acababa de hacer con Jimin. Sabía que el sexo era solo una cosa para él, una manera de encontrar la satisfacción inmediata, una forma de intimidar y controlar, pero para mí era algo diferente. Sentía como si tuviese una parte de él dentro de mí, quemando, retorciendo, y palpitando al ritmo de mis latidos. Podía sentir el peso de su oscura mirada cuando me miraba de reojo mientras corría a través de la ciudad hacia la casa hogar. No sé si estaba esperando a que me volviese loco, que exigiera una disculpa, o algo más dramático, probablemente más apropiado, pero estaba sin suerte, porque todo lo que realmente quería hacer era estar de nuevo en la encimera con todo su grosor y con su atención centrada en mi cuerpo. Era aterradoramente caliente, tenerlo tan cerca, siendo tan íntimo con él, fue terriblemente cercano.

Cuando era amable... bien, un tipo tan amable como podía ser, era desconcertante y no estaba seguro de qué hacer con él. Cuando estaba desquiciado, enojado, todo silencioso y melancólico, era cuando sabía ir con cautela, mantener mi guardia, y prepararme para darle batalla. No estaba seguro de lo que significaba este nuevo avance entre nosotros, pero sabía que nunca me había sentido tan bien, valorado, como lo hacía después de haber acabado conmigo. Yo no era nada especial en el departamento de las miradas, pero después de ese interludio en la encimera con sus ojos medianoche conquistándome y recomponiéndome, me sentí la persona más querido del mundo. O por lo menos en Busan.

—¿Así que el lunes?

Estas fueron las primeras palabras habladas desde que llegamos al auto.

Asentí distraídamente.

—Si. Me quedo esta noche, trabajo todo el día de mañana, y me quedo mañana por la noche. Me encanta. Esos niños estaban conmigo en su momento. Realmente quiero hacer la carrera de asesoramiento para poder ayudar a niños como nosotros, niños que tenían padres de mierda, una educación de mierda, transición a familias de acogida y hogares adoptivos. Casi siempre, piensan que tienen todas las respuestas y no están dispuestos a adaptarse. Esa es la maldición de las calles, supongo. Los niños crecen muy rápido.

Él solo gruñó, pero a partir de la limitada información que obtuve hasta ahora, sabía que también era cierto en su caso. Ningún niño despertó una mañana y decidió que iba a ser un ladrón de autos porque sonaba divertido.

—Entonces tu hermano… —Fui interrumpido cuando volvió a mirarme con ojos entrecerrados.

—Medio hermano.

—Uh... medio hermano... ¿él no ayuda con tu madre en absoluto? ¿Sabe lo de la casa?

Vi que apretaba su mandíbula y un músculo comenzaba a marcarse. Demasiado. Él me había visto desnudo, estado dentro de mí, por lo menos, tenía derecho a unas cuantas preguntas difíciles.

—Jongin siempre ha sido muy inflexible, muy blanco y negro en lo que equivale a buenos y malos. Su padre era un importante proveedor de drogas, consiguió que lo encerraran cuando Jongin era un niño pequeño. Nunca lo superó. Quería la familia perfecta, una mamá y un papá que se amaban, sin adicciones, sin problemas, cuando no pudo conseguirlo en nuestra casa, nos descartó y encontró una nueva familia. Él no se preocupa por mamá porque ella no se preocupa por sí misma. Y conmigo, me cortó con una mirada que me hizo temblar, demostró lo mucho que significa ser mi hermano cuando me arrestó.

Mejor cuando es audaz. #1  [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora