Veintidós.

2.4K 360 85
                                    





JIMIN







—¿Qué estás dispuesto a hacer por el hermanito, Jimin? Fuiste a la cárcel por Hoseok, me desafiaste, te alejaste de todo lo que tenía para ofrecerte, del imperio que podíamos liderar como hermanos. Algo me dice que darías cualquier cosa para que él esté a salvo.

Mientras viviera, mientras Jungkook y Hoseok respiraran, Yoongi sabía que tendría una manera de controlarme, una manera de hacerme hacer cualquier cosa que quisiera. Como un rayo del cielo, me di cuenta que la única manera para quitarle el poder de sus manos era eliminar lo que él deseaba. Tenía razón cuando dijo que haría cualquier cosa para mantenerlo a salvo, y solo había una opción y por primera vez no se sintió como si estuviera tomando una decisión difícil en absoluto.

Yo no era un tipo que normalmente no pudiera ver el bosque por los árboles, y ahora mismo todo ese glorioso verde brillando era en todo lo que me podía enfocar. Era claro que es lo que tenía que pasar. O miraba a Yoongi torturar y mutilar a la única persona en este mundo que me había ofrecido amor, amabilidad, y una segunda oportunidad de ser un ser humano redimible…o le daba la satisfacción de mirarme sufrir mientras mataba a la única persona que alguna vez iba a amar… o le quitaba su poder. Personas como Yoongi no sabían qué hacer cuando les quitaban el control y estaba esperando que fuera lo suficiente para permitir que Jungkook huyera de él. La obsesión de Yoongi por tenerme debajo de su pulgar rayaba en lo demente, y si tomaba ese paso, quitando la única cosa que quería tan desesperadamente, sentía como que podría solo lanzarlo fuera de su juego lo suficiente para comprarle a mi hermano y a mi chico un poco de tiempo.

Claro, había una buena probabilidad de que Jungkook terminara muerto después de que destruyera la única cosa que Yoongi quería más que el poder. Pero me dije a mi mismo que también había una oportunidad de que Jongin pudiera sacar el conejo de su sombrero y consiguiera la seguridad para él mismo y para Jungkook. De cualquier manera, si hacía el último sacrificio, quitarle el premio que Yoongi estaba jugando para ganar con tan frágil y delicadas vidas, no me quedaría cerca para ver a los que me importaban caer en sus manos, y esa era una victoria por sí misma. Sin mencionar que conseguía joder su plan “yo-soy-el-dueño-de-Jimin” mientras lo hago. Él había sido el medio hermano que siempre había querido negar, al menos hace cinco años. Comparado con Jongin, entre Yoongi y yo no compartíamos madre, simplemente nos unía la sangre del mayor delincuente de Busan muchos años atrás. Yoongi tenía la demencia de mi padre, el deseo de poseer el mayor poder, y como hermano me queria liderando a su lado.

Vi de reojo a Jaebum quien estaba prácticamente lamiendo sus labios con sangrienta anticipación. Moví rápidamente mi atención de vuelta hacia Yoongi cuando Jungkook repentinamente chilló con dolor ensordecedor. El filo del borde del brillante cuchillo se veía tan mal contra la pálida extensión de su pecho. El goteo color rojo rubí de la sangre que seguía su camino hizo que el tiempo se detuviera. Yo no era un hombre que creía en el autosacrificio, que creía en el bien común, pero por Jungkook, por el fuerte y perfecto chico de buen corazón, lo daría todo. Y haría del mundo un mejor lugar al hacerlo. Incluso en un lugar como Busan, ahí podía haber tanto mal, y conmigo fuera de la foto tal vez eso podría nivelar el campo de juego un poco para las buenas personas en las trincheras. Gente como Jongin y Jungkook. No sería un sacrificio, sería una cortesía.

Me estiré y agarré el brazo que Jaebum tenía lanzado sobre mis hombros y jalé hasta que sentí que su codo tronó. Idiota. Cuando me estaba gritando, lo golpeé tan duro como pude en los riñones y levanté mi rodilla golpeando con fuerza su barbilla, haciendo sus dientes chasquear y la sangre comenzó a salir de su boca. Luchamos hasta que pude poner mis manos en el arma que estaba agarrando con su mano contraria. Yoongi estaba gritando, Jungkook estaba llorando, Jongin estaba gritándome que lo dejara, y sabía que no había menos de seis o siete armas apuntándome en el momento en que me puse de pie. Por si acaso, mientras Jaebum estaba gruñendo y rodando en el suelo a mis pies, lo pateé tan fuerte como pude en las costillas.

Mejor cuando es audaz. #1  [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora