El horroroso sonido del despertador, provoca que me despierte. Estiro mi mano, para apagarlo.
Literalmente lo primero que veo, es a la rubia de mi vida, con su cabeza recostada en mi pecho, su cabellera revuelta y con la boca entreabierta respirando levemente.
-Gorda...-Susurro cerca de su oido para que se despierte, remueve un poco su cabeza escondiendola en la almohada.
-Cinco minutos más...-Responde del mismo modo.
Me rio un poco ante su reacción, descubro mi cuerpo que estaba cubierto por las sábanas blancas, para levantarme de la cama.
Entro en el baño, para lavarme la cara, y secarla con la toalla que está colgada al lado.
-¿Qué hora es?-Pregunta, Karol con la voz adormilada.
-8:03-Le respondo.
-Joder, ¿por qué nos tenemos que levantar a esta hora?
-Por que trabajamos, Karol-Le redondo poniéndome el pantalón-¿Desde cuándo eres tan floja?
-Desde que terminó demasiado agotada el día anterior, ¿te suena?
•••
-Buenos días, joven Pasquarelli-Me saluda la secretaria, entrando a la oficina cargando una taza de café-Le traje su café de todos los días.
-Buenos días, Carla-La saludo, y acepto café-Gracias.
-Joven, una mujer quiere verlo. Llegó justo minutos después de usted.
-¿Dijo su nombre?-Pregunto, despues de tomarme un sorbo de café.
-Kira Scott.
Mi rostro se torno completamente serio, al escuchar ese nombre.
¿Otra vez?
Ahora que demonios quiere esta mujer.
-Hagala pasar-Le digo.
-Si, señor. Enseguida.
Carla sale por la puerta, y yo me concentro en unos papeles esperando la persona tan detestable.
A los pocos minutos, la puerta se vuelve a abrir, y el ruido de unos tacones llaman mi atención.
-Joven Pasquarelli-Dice la sensual voz de Kira, con ironía-¡Tanto tiempo! ¿Me extrañaste mucho?
-Ni un poquito-Digo, dejando los papeles sobre el escritorio, para ponerme de pie-¿Que quieres, Kira ahora?
-Que humores traes-comenta recorriendo la oficina con la mirada-En cambio, yo lo admito, me encanta visitarte.
-Dime a qué viniste, y andate. Tengo muchas cosas por hacer hoy.
-¿Aparte de follarte a la perra mimada esa?
-No te voy a permitir que hables haci de Karol-Digo señalandola-Por que es más mujer que vos, ella no se arrastra para pedir las cosas.
-Claramente, no tiene que hacer milagros para que se te pare. No es un trabajo muy complicado-Ruedo los ojos, y ella se rie-Vayamos al grano mejor, a lo que vine.
-Que sea rápido.
-Me pregunto dónde puede estar la señorita Karol...
-En la empresa-Respondo, con agilidad.
-¿Seguro?-Asiento-¿Por qué no la llamas? Digo... A ver si responde.
-¿Debería hacerlo?-Digo, riéndome irónicamente.
-Solo para saber si responde, si lo hace me voy como vive.
Busque en mi bolsillo mi celular, para desbloquearlo y buscar en la lista de contactos el nombre de Karol.
Cuando lo encontré pulse llamar y me lo puse al oído.
El tercer tono sonaba y no había respuesta, es raro por qué siempre tiene su celular con ella, por cualquier emergencia, como yo.
-¿Que le hiciste?-Pregunto serio.
-¿Perdón? ¿Yo?-Rie-¿Por qué piensas que yo hice algo en esto?
-Por que eres una perra despreciable-Escupo-Odias, a Karol. ¡Dime qué demonios le hiciste!
En el rostro de Kira, se forma una sonrisa pícara y con sensualidad a la voz.
¡Joder!
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