La Cantuta y la Dalia

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No le gusta usar tacones, no confia en muchos. De pelo quebrado, grandes mejillas y manos finas como un pincel. Me gustan sus ojos pero ella dice que son simples; su cuerpo pequeño que lamentablemente no puedo abrazar y sus bellos labios que no puedo besar.

Le digo que la quiero ver pero dice que no esta presentable le respondo que a mi no me importa que solo me basta con verla. Se preocupa por mi salud, por mis estudios y se enoja cuando no duermo bien.

Hacemos escenas imaginarias juntos, donde vivimos solos y no dormimos por que nos perdemos entre besos y mordidas. Me pega con las almohadas, se pone mi playera y le queda como un camison.

Remilga y las pocas veces que la logro hacer reír es un premio para mi, adoro cuando tararea pero dice que no lo hace. Su melodiosa voz resuena en mi cabeza todo el dia como si fuera la letra de una canción de jazz.

Me gusta imaginar que pronto la veré, que me dejara abrazarla, que me ganare un beso suyo y que entrara por esa enorme puerta de madera para buscarme. Llevarla por los lugares que conozco y me encantan.

Un mar no me deja verla, puedo sentir que duerme a lado mío cada noche, a veces escucho su bella voz en la mañana  cuando me preparo para mi dia, siento que esta conmigo en cada actividad que hago y en cada segundo.

Aquí estoy para ella, esperando paciente a su llegada.




Poesía de media noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora