Poesía de media noche.

Dias Lluviosos.

Y ahi estabas tu, reviviste ese viejo sentimiento; ese viejo amor. Aun recuerdo el dulce sabor de tus labios , el delicioso olor de tu piel y tu melodiosa voz.Parece como si no hubiera pasado mucho tiempo desde que nos dimos nuestro primer beso.

Cada dia que nos vemos el cielo se cae a cachos y terminábamos uniéndonos debajo de un paraguas o mi abrigo terminaba siendo tuyo, tus labios eran fríos, templaban los míos y había un equilibrio perfecto.

 La fusión del olor de tu bloqueador y mi colonia eran nuestra fragancia característica, adoraba cuando cada quien por su lado sin saberlo se vestía con los mismos colores; como si lleváramos un uniforme que solo era nuestro.

 Me quitabas el sueño al saber que te vería en los próximos dias, tan solo de pensar en tu forma característica de caminar mi corazón latía tan fuerte que si fuera posible me rompería el pecho.

Me hiciste ver a mi interprete musical favorito de manera muy diferente ya no era solo un gusto ahora era un constante recordatorio de ti, recuerdo que tu habito era leer y ahora tambien es el mío.

Adoraba escuchar sobre tu vida, sobre tus molestias, tus placeres y tus anécdotas que las contabas entre carcajadas mientras te tapabas la boca y terminabas parando los labios en señal de que querías un beso mío.

De verdad no tenias idea de cuanto te adoraba, como te extrañaba, eres la dueña de mis pensamientos. A lo largo del tiempo me acostumbre a ti, a tus risas y caricias.

Me enseñaste a que el te amo no se le dice a cualquiera, pero yo de verdad te amaba, bueno aun lo sigo haciendo. Cuando me dijiste por primera ves te amo sabia que estaba haciendo las cosas bien y al escucharlo mi piel se erizo a toda su capacidad.

Hablabas de ir a bailar, de darnos una escapada solos tu y yo, tener un gato.Tenemos muchos planes, solo espero que podamos llevarlos a cabo.

Me gustaba que me incluyeras en tus pensamientos, sueños y planes. Decías que te imaginabas dormida entre mis brazos, que habría noches largas solo para nosotros dos. Me imaginaba esa situación; un leve aroma a café una luz tenue que apenas nos permite vernos.

Hablar de miles de cosas, recordar como había empezado todo. Después de tantas tazas  y miradas terminábamos en abrazos que duran una eternidad, besos cálidos en los cuales nuestra respiración era una sola.