CAPÍTULO 5

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Gracias por leer la historia, por comentar y dar estrellitas,  lo aprecio mucho <3

El Omega ya había sido regañado 3 veces por los prefectos e incluso habían llamado al director del Instituto para que lo reprendiera. Desde que había llegado se quedó parado a la mitad de la entrada principal del edificio buscando desesperadamente al judoka y al jefe del consejo, lo cual estorbaba para el tránsito de los demás estudiantes. Los prefectos estaban realmente sorprendidos, HeeChul siempre llegaba corriendo un minuto antes de que cerraran las puertas, tenía un largo reporte de castigos por llegar tarde, pero ahora el mayor había llegado mucho antes de que se abrieran las puertas, incluso antes que ellos.

En la escuela, los Omegas mordidos tenían permiso especial de faltar a clases con la promesa de que debían reponer las horas perdidas en vacaciones o fines de semanas a través de cursos por internet. Era muy normal ver Omegas en salones que no les correspondía y era a causa de que su "Dueño", como HeeChul llamaba a los Alfa, se encontraba estudiando ahí. El lazo Alfa-Omega no era sólo amor, sino que era una dependencia casi unilateral, parecía injusto y tal vez lo era: El Omega depende por completo de su Alfa, si están alejados entonces ambos sienten tristeza pero mientras que el Alfa puede manejarlo, el Omega se desploma por completo llegando hasta la verdadera desesperación. Además que la mordida era como un contrato de vida, no por el hecho de que debían estar siempre juntos, sino porque si el Alfa muerde a un segundo Omega entonces el primero caerá en depresión pudiendo cometer suicidio involuntariamente, esa cuestión dependía de la resistencia de su cuerpo, había algunos que no llegaban a morir y sólo necesitaban mucho apoyo, pero estos eran realmente pocos, en la mayoría de las veces era el propio cuerpo del Omega el que detenía sus funciones vitales, sin que, ni siquiera el propietario pudiera evitarlo. Por eso HeeChul sentía tanto miedo, su vida estaba en manos de uno de los 2 idiotas que más lo odiaban, ahora era su esclavo, y aunque no quisiera, su cuerpo iba a obedecerlos.

Cuando el Director llegó, obligó al omega a entrar a la escuela, HeeChul suspiró e intentó soportar las ganas de llorar, ahora estaba mucho más sensible de lo normal. No quería que la gente supiera que estaba mordido, por lo que llevaba una bufanda delgada, afortunadamente hacía frío en esos días.

Mientras caminaba hacia su salón pudo escuchar los murmullos de las personas y los gritos agudos de un miembro del consejo escolar más joven que él, —Aish, RyeoWook, como gritas, no sirves para nada más que para estar de lame botas del jefe escolar, no sé cómo te soporta— Dijo entre dientes y de inmediato cayó en cuenta de algo: Wook siempre estaba con SiWon. Volteó y efectivamente vio a la típica escolta en la que SiWon iba al frente. HeeChul, sin saber en qué momento ni cómo, comenzó a correr hacia el más joven abrazándolo con toda su fuerza. La escolta se detuvo sorprendida y todos miraron asombrados la escena, SiWon y HeeChul eran los estudiantes que más se odiaban mutuamente y ahora se estaban abrazando, o bueno, uno estaba abrazando al otro. El Omega ansiaba sentir los fuertes brazos del Alfa rodearlo, pero en cambio, el más alto lo tomó por los hombros bruscamente, lo empujó para que lo soltara y lo hizo a un lado sin siquiera mirarlo antes de continuar caminando de la misma forma pedante. HeeChul sintió una horrible presión en su pecho, sus ojos llenarse de lágrimas, el vacío de su estómago volverse peor y SiWon, mientras se alejaba, apenas podía ocultar su sonrisa de satisfacción.

HeeChul siguió caminando por los pasillos de la escuela completamente ido, sintió que alguien lo empujó un poco y levantó la mirada encontrando a un chico delgado vestido con un uniforme marcial color azul —Ah, HeeChul, lo siento, no te vi, es que eres muy bajito— Dijo EunHyuk burlón pero al no recibir la respuesta esperada levantó una ceja extrañado. —¡Eh! HeeChul ¿No me oyes?— Se inclinó un poco para ver el rostro del mayor ya que éste tenía la cabeza gacha, —¿Sabes... Sabes dónde está KangIn?— Su voz era mucho más baja y tímida en comparación a sus acostumbrados gritos tan estridentes. EunHyuk, ya sintiéndose preocupado por el radical cambio del ajeno, asintió y señaló el salón de Judo, —Estamos en clase, yo salí al baño, puedo hablarle si quieres— El Omega asintió lentamente —Sólo... No le digas que soy yo... Por favor— ¿"Por favor"? ¿Había escuchado bien? ¿HeeChul había dicho "Por favor"? Ahora estaba realmente preocupado por el fastidioso Omega ¿Por qué estaba tan sumiso y triste? —Claro, no te preocupes— Dijo finalmente y entró para llamar a KangIn diciendo que alguien lo estaba buscando afuera. Cuando el judoka salió del salón, de inmediato sintió unos brazos rodearlo por el cuello desde atrás, pero por la adrenalina del entrenamiento y lo sorpresivo del abrazo, volteó su cuerpo y asestó un golpe al abdomen del mayor haciendo que cayera de rodillas al suelo abrazando su estómago. —¡HeeChul!— Exclamó KangIn arrepentido por el golpe, su fuerza había sido demasiada para el delicado cuerpo del bailarín. —HeeChul, lo siento mucho ¿Estás bien?— De inmediato se arrodilló frente a él tomando sus hombros. El omega asintió dejando escapar una lágrima, la cual, no fue vista por el Alfa porque el bailarín tenía la cabeza gacha. —No... No te preocupes... Estoy bien...— El Omega levantó su mirada y sin saber como, estiró sus brazos hacia el menor para intentar abrazarlo, pero el judoka se levantó y retrocedió un paso alejándose de él —¿Necesitas algo?—. El omega miraba al más alto a través de su flequillo sintiendo de nuevo la horrible presión en su pecho y el vacío en su estómago. —Sí... Me mordiste...—

MI JUGUETE (KangSiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora