CAPÍTULO 6

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DongHae llevaba todo el día buscando a HeeChul por la escuela, decir "Todo el dia" es demasiado, en realidad comenzó a buscarlo al terminar su última clase. No porque le importara más la lección que su amigo, sino porque si volvía a faltar entonces no tendría derecho a presentar el examen parcial. Si por él fuera no habría entrado pero enfrentarse a los golpes de su madre por reprobar a causa de sus faltas no era una opción viable. Con mochila al hombro, el Beta rondaba los pasillos preguntando a todo el mundo si había visto al caprichoso Omega, pero todos contestaban lo mismo. No podía creer lo que había escuchado, ¿HeeChul abrazó a SiWon? Pero se odian a muerte y HeeChul odia que lo toquen, realmente no comprendía, pero conforme su comprensión disminuía su preocupación aumentaba.

Sus pasos lo llevaron hasta un jardín en la parte trasera del Instituto, donde encontró la típica escena de los enamorados devorándose entre ellos. El Beta miró al frente como si nada pasara. Por suerte ShinDong no lo acompañó, había varios omegas en pleno celo con sus parejas sin ser mordidos. Mientras caminaba, recordó la ocasión en que HeeChul entró en celo durante un ensayo y ShinDong se abalanzó sobre él sin control. Ese día DongHae terminó lleno de moretones al separarlos para salvar la integridad del mayor. Como Beta podía sentir las feromonas de los Omega pero a diferencia de los Alfa, él sí podía controlarse e incluso ignorar el embriagante aroma. Esa no era la primera vez que salvaba a un Omega irresponsable y probablemente no sería la última: HeeChul, al igual que muchos otros, no llevaba un registro fiel de sus épocas de celo, por tanto siempre lo tomaba por sorpresa y el Beta tenía que salvarlo.

Atravesó el terreno en línea recta, ignorando el perfume de feromonas hasta llegar a lo más profundo del pequeño jardín. Al detenerse escuchó unos suaves chillidos que provenían desde atrás de un tupido arbusto. Decidió asomarse con cuidado para investigar, en realidad y a juzgar por el sonido esperaba ver un gato pero en cambio encontró al Omega llorando desconsoladamente. —Hee ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?— Cuestionó antes de arrodillarse a su lado y abrazarlo preocupado, le pareció extraño que el Omega no lo rechazara, HeeChul era muy conocido por su repudio a ser tocado por cualquiera, ni siquiera su madre lo abrazaba. —Hae...— Dijo el mayor con voz apenas audible antes de acurrucarse entre los brazos del Beta recibiendo un fuerte apretón a cambio. —Hee ¿Qué te pasó? ¿Por qué lloras así?— El Omega, con su mano temblorosa, señaló la marca en su cuello de lado izquierdo —Me mordieron...—. DongHae abrió sus ojos al máximo totalmente sorprendido—¿Que? ¿Quién?—.

HeeChul ya más tranquilo, relató al Beta lo que había ocurrido, sintiendo vergüenza al recordar cada detalle del día anterior. —Ay no... Hee ¿Por qué te dejaste?— El Omega volvió a romper en llanto, ya se sentía suficientemente triste y destrozado como para que su amigo lo acusara de culpable por el hecho. —Lo siento...— Dijo DongHae al ver que HeeChul volvía a llorar —Ven, vamos al salón de baile, ahí nadie nos va a escuchar—. El menor lo ayudó a levantarse y mientras sacudía las hojas de la espalda alta del mayor, notó algo rojo en su cuello —Espera— Dijo al tomarlo suavemente por los hombros para revisar la marca. —Hae... ¿Qué pasa? ¿Tengo un insecto?...—, DongHae no sabía si contestar a su pregunta con la verdad, con mentira o cambiar el tema. Suspiró derrotado, tarde o temprano el mayor iba a saberlo y era mejor que supiera pronto por el bien de su salud y de su vida —Te mordieron...— El omega asintió triste —Ya lo sé, no me lo recuerdes, aún debo...— Pero el Beta lo interrumpió antes de poder arrepentirse de lo que iba a decir —Los dos, tienes dos mordidas—.

...

En el suelo del salón de baile ShinDong abrazaba al Omega, quien, sin rechistar se acurrucaba entre aquellos brazos mientras relataba nuevamente lo que había pasado. —Chul... Lo siento pero todos sabemos que ya no hay posibilidad de revertir lo que pasó. Ahora eres su juguete y tienes que obedecerlos aunque no quieras— Dijo el Alfa sin darle importancia al hecho. —No quiero... No lo haré... Prefiero morir...— Declaró el mayor sintiendo débil su cuerpo por el rechazo de KangIn y SiWon. —No puedes, tu vida ya no es tuya, ni siquiera puedes terminar con tu ella si esos 2 no te otorgan permiso. Además, no es que quieras obedecerlos o no, cuando ellos usen sus voces de Alfa no podrás resistirte a hacer lo que te pidan... ¡Auch!— ShinDong de inmediato recibió un golpe en la cabeza por parte de DongHae, —¡No le digas eso idiota! ¡Los Alfas no entienden nada! ¡Creen que los Betas y los Omegas sólo existimos para complacerlos! Mejor deberías ponerte a dieta— Exclamó molesto el Beta antes de ver a HeeChul, éste cada vez tenía un semblante más triste y decaído. —Si ellos no se hacen responsables de ti por voluntad entonces yo me encargo de que lo hagan—. DongHae, a pesar de su cara dulce e inclinación por la torpeza, era muy protector de sus amigos y ahora lo sería más al saber que su mayor estaba en manos de 2 brutos. HeeChul iba a responder pero de pronto sintió el impulso de salir del salón de baile, en su cabeza resonaba la profunda voz de uno de sus dueños, tal como ShinDong había dicho. Sus piernas lo llevaron hasta la sala del consejo escolar. Sintió un leve mareo y sin saber cómo, ya se encontraba de rodillas entre las piernas del chico sentado en la silla principal. —¿Te gusta la mordida? La mía se te ve linda— Cuestionó sonriente SiWon mientras con la diestra bajaba el cierre de su pantalón y con la siniestra acariciaba el rostro de HeeChul, —Los Omegas mordidos necesitan amor constante, ahora me necesitas ¿No?— El mayor sintió el enojo arder por sus arterias, en cuanto vio lo que el menor le ofrecía quiso morderlo y arrancarlo desde la base. Comenzó a gruñir mostrando sus colmillos e intentó herir la mano que lo tocaba. SiWon rió al evitar el ataque, aquello le causaba ternura, —¿No entiendes? Si muerdo a otro te mueres y créeme que puedo poner en cuatro a quien yo quiera de los Omegas aquí afuera en este mismo momento, ¿Eso quieres? ¿Eh?— HeeChul bajó la mirada dejando de gruñir, podía dar toda la palabrería que quisiera sobre morir pero en realidad la idea de perder la vida lo aterraba, SiWon sonrió gustoso y lo tomó por el mentón acercando el rostro ajeno a su propio cuerpo, —Así me gusta... Empieza—, El bailarín sólo cerró sus ojos y abrió su boca dejando que el menor se complaciera con su cuerpo.

Finalmente SiWon recompensó al Omega con un beso en la frente y un corto abrazo en el que apenas tocó el cuerpo del mayor. A pesar de que esas crueles muestras de afecto evitaban la sensación de vacío en su estómago su pecho seguía siendo oprimido y su corazón apretado por un enorme peso. SiWon salió de la sala dejando a HeeChul triste y enojado en el suelo. Pasó el dorso de su mano por sus propios labios para quitarse, con asco, los residuos de la esencia ajena soportando de nuevo las ganas de vomitar.

Iba a salir de la sala cuando escuchó una nueva voz llamarlo, cubrió sus oídos con ambas manos intentando caminar hacia el salón de baile de nuevo pero sus piernas no lo dejaron. Al volver en sí, ya estaba con el pecho contra la pared, el pantalón abajo y KangIn detrás suyo devorando su trasero y palmeando sus glúteos enrojecidos. El Omega no podía evitar que pequeños gemidos salieran de entre sus labios y sus caderas se movieran al placer de esa lengua. El mayor cerró sus ojos dejándose tomar cuando sintió algo más grueso presionar contra su entrada. Su cuerpo se relajó por completo, las enormes manos de KangIn lo tomaron por la cadera con firmeza seguido por fuertes y profundas estocadas haciendo que HeeChul arañara la pared a cada embestida hasta que la esencia del menor lo llenó por completo.

Así pasaron los días hasta que se cumplió un mes, la rutina era la misma: El Omega asistía a sus clases, iba a ensayar un rato y era interrumpido por la profunda voz de SiWon, éste jugaba con él, le daba un abrazo con un beso en la frente y lo abandonaba, posteriormente era llamado por KangIn, de quien recibía un largo abrazo por la espalda al terminar de aparearse. Si bien, no eran las muestras de cariño que deseaba, le servían como mínimo para no caer en la temida depresión, aunque su estado de ánimo predominante seguía siendo la tristeza y la horrible sensación en su pecho se volvía peor cada semana.

Con el paso del tiempo HeeChul notó algo que le parecía curioso: SiWon lo había tomado de muchas maneras distintas, obviamente siempre pensando sólo en su placer, HeeChul era sólo un objeto ante sus fríos ojos, mientras que KangIn sólo lo tomaba de maneras en que no pudieran verse el rostro, casi siempre era contra la pared o en 4. Sin embargo concordaban en algo: Ninguno lo besaba en los labios.

MI JUGUETE (KangSiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora