FINAL 1

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—¡Ya sal del baño! Llevas una hora ahí adentro—,

—¡No quiero!, ¡Déjame en paz!—,

—Escúchame bien, tienes 5 minutos para salir o yo voy a entrar por ti—,

—¿Y qué?, ¿Qué peor cosa me podrías hacer ahora?—,

—Yo sé lo que quieres, pero no lo vas a conseguir. Nunca vas a abandonar esta casa ¿Me escuchaste? ¡Eres mi propiedad!—,

—¡Yo nunca quise ser tuyo!—,

—Pero lo eres, lo eres y así será hasta el día que yo lo decida. Ahora sal del baño—, Aquella orden finalizó con una fuerte patada contra la puerta y un tembloroso Omega arrinconado en posición fetal debajo del chorro de agua de la regadera. —No quiero...— Murmuró entre lágrimas al saber lo que deparaba la noche. 

—Por fin, ¿Cuánto te puede tomar bañar ese cuerpo? Ni siquiera tienes carne. Ya llamé un médico para que te revise y te dé algo para que subas de peso. Va a venir el lunes. No soy tu mamá para estarte rogando que comas—, ahora el Alfa se encontraba cómodamente recostado y leyendo un libro sobre la cama donde el ex-bailarín acostumbraba descansar por las noches. Al ser su dueño tenía el derecho de irrumpir en su privacidad a placer sin que el mayor pudiera oponerse, —Y a tí ¿Qué te importa mi salud?— Replicó con tono de molestia mientras sostenía una toalla color azul a la altura de su pecho con los mechones de cabello aún escurriendo sobre su rostro. Ante tal reto el Alfa cerró el libro con una mano observando atentamente al otro en la habitación, —HeeChul— Exclamó con un suave tono de ternura al levantarse y tomarlo por el mentón con suma delicadeza —¿No ves que ya no puedo vivir sin ti?. Si tú no estás ¿Con quién me voy a divertir?— Dicho aquello aproximó sus labios a la frente del más bajo para dejar un beso en ella —Allá está tu ropa, hoy es cumpleaños de HanGeng y eso fue lo que pidió—. El Omega cerró los ojos dejando que el rutinario y frío beso reconfortara aunque fuera un poco la sensación de vacío en su interior, que aliviara por al menos unos segundos la asfixiante presión en su pecho. Desde la pérdida de su segundo dueño no comía más allá de lo mínimo necesario para mantener sus funciones vitales, no porque quisiera sino porque su cuerpo no lo dejaba morir de hambre como él hubiera querido. Cada día era más delgado, sin embargo aunque su peso no llegaba al rango de peligro estaba muy cerca de él. —No quiero usar eso—, exclamó en voz alta. A pesar de su esclavitud HeeChul aún mantenía el mismo carácter desafiante ante quien debía considerar su superior. —Por tu bien voy a fingir que no escuché eso. Vístete y baja cuando yo te diga, en media hora van a llegar todos— Finalizó con tono determinante al caminar hacia la salida de la habitación sin molestarse en voltear a verlo.

—Ni siquiera debería obedecerte, ¡Tú no ganaste la pelea!— Gritó furioso sabiendo que con eso vendrían consecuencias tanto graves como dolorosas, pero era la única forma de sentir que aún poseía un poco de control en su relación llena de rivalidad, además que era la mejor manera de tumbar esa pedante confianza que odiaba desde el día en que se conocieron.

En ese momento el Alfa se detuvo, había tocado una fibra sensible en él y definitivamente las cosas no iban a quedarse sin su respectivo castigo. Lleno de ira tomó a HeeChul por el cuello arrinconando su única vía de oxígeno entre su mano y la pared, el impacto provocó que la cabeza del mayor rebotara en la dura superficie antes de comenzar a sentir como la palma del más alto poco a poco cortaba el flujo de aire con la presión necesaria para no cerrar por completo la tráquea. —¡Yo gané!, KangIn está muerto y por eso tú estás en mi casa— Gritó SiWon con notable furia en los ojos. —No es cierto, tú-tú tenías que perder… RyeoWook...—, —¡RyeoWook nada! ¡Yo gané!—, Tal como sucedió el día del enfrentamiento, el jefe estudiantil apretó el cuello del Omega y lo arrojó al suelo como si fuera cualquier cosa —¡Que te vistas!— Con aquel último grito abandonó la habitación dejando al mayor tirado en el suelo, desnudo y con una repetida tos por recuperar el flujo normal de oxígeno —Tú… No hubieras ganado si RyeoWook no te hubiera dado las tijeras...—. 

—¿Ya acabaste? HanGeng está esperando su regalo—, después de 30 minutos SiWon había regresado a la habitación encontrando a HeeChul vestido, maquillado, peinado y sentado en la cama con la mirada fija en el suelo, se abrazaba a sí mismo pensando en cómo habría sido su vida con el Judoka. Probablemente también estaría llena de sufrimiento pero quizás menos, o tal vez al mismo nivel, no lo sabía. De cualquier forma ya había vivido un tiempo con él, y conocía los fuertes episodios de violencia posteriores a los breves momentos "románticos", al menos habría podido descansar de vez en cuando, con SiWon todo eran humillaciones y dolor constante. —¿Por qué tengo que hacer esto? Tú fuiste el vencedor, tengo tu mordida, un contrato que asegura la exclusividad de mi cuerpo para ti ¿Que clase de Alfa disfruta ver cómo otros…?— No pudo terminar, simplemente mordió su labio inferior con la esperanza de que el menor hubiera entendido, —Es muy sencillo, desde que era un niño mis padres me educaron a que debía compartir mis juguetes con mis amigos, sino sería un maleducado— Respondió con el mismo tono de superioridad que siempre utilizaba con HeeChul. —Sabes que me duele, no tienes idea de cuánto, es como… como…— Intentó buscar un comparativo para explicar la horrible sensación pero no encontró algo que se asemejara, así que solo suspiró y continuó —… Arde, siento todo mi cuerpo arder, especialmente ahí, quema como si metieras un fierro al rojo vivo en mí… siento como si mis órganos fueran a explotar y cada articulación de mi cadera fuera a abrirse… No puedo, solamente contigo mi cuerpo siente placer. Si al menos tú me tomaras después de cada uno de sus turnos podría soportarlo sin terminar desmayandome de dolor y con sangre entre las piernas… SiWon… Por favor, no quiero hacer eso...—. La voz de HeeChul poco a poco comenzó a quebrarse en un intento de rogar misericordia a su dueño, éste solo lo observó con seriedad por un par de segundos antes de responder —No te preocupes, ya colocamos protección para que no dejes manchada la sala con tu sangre y sobre tus desmayos a los chicos no les molesta, de cualquier forma pueden seguir usándote— Contestó sin dar mayor importancia a la petición del Omega. —SiWon… No… Por favor… Te lo ruego, hago lo que sea menos eso...—. El Alfa contempló por un momento al mayor con un gesto pensativo considerando la oferta, algo que brindó un poco de esperanza en el oprimido corazón del Omega. Finalmente con una dulce sonrisa extendió su mano hacia el mayor para ayudarlo a levantarse, dejó un cálido beso en su frente y respondió,  —Vamos," Princesa", HanGeng trajo muchos invitados a su fiesta—.

MI JUGUETE (KangSiChul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora