Capítulo 2

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*Caleb Grey en multimedia* 

Ridley:

Me gustan las fiestas.

Pero no me gustan las fiestas de Darren.

Corrección, no me gusta el tipo de personas que invita.

Darren Prescott, mi amado hermano es popular y por eso mismo una fiesta de despedida en nuestra casa autorizada por nuestros padres, no podía faltar.

Darren se iría y lo quería hacer a lo grande .. ¿Cómo? Haciendo lo mejor que sabía, organizar fiestas clandestinas, aunque en esta ocasión no era para nada una fiesta clandestina.

—¿Estas segura que no quieres bajar?.—Me pregunta Trish después de haber subido a mi habitación por segunda vez.

—No, realmente estoy muy mal.

La estúpida regla.

Sé que las chicas nos arrepentimos de insultarla porque es algo primordial para cualquier mujer que no quiere salir embarazada, pero por mi paso y no es algo que me preocupe cuando soy virgen.

—Ni siquiera puedo moverme sin sentir los cólicos.

La música esta fuerte.

—Entonces me quedare contigo, es el deber de la mejor amiga.

—No imites a Sherk.

—Es burro .—Me corrige .—Y hablo en serio.

—Ambas sabemos que quieres estar abajo y no por la fiesta.

Trish se sonroja.

—Es la última fiesta y quizás tu ultima oportunidad, además mi hermano esta borracho, sedera rápido.

Mi amiga se ríe.—¿Qué clase de hermana eres?

—Es el deber de la mejor amiga.

Prefiero a Darren con una chica como Trish a las chicas que siempre están rodeándolo y que todas lo hacen solo por ser populares, en cambio Trish.

Ella si ama profundamente a Darren.

¿Por qué esa cabeza hueca no se da cuenta?

—¿Segura?

—Que sí.

Trish se levanta de mi cama.—De acuerdo, lo intentare, deséame suerte.

—Buena suerte.—Me rio.

Trish se marcha y no vuelve a subir, hablamos por el móvil y me dice que está a punto de hacer un movimiento con Darren, por lo cual seguramente funciono porque no vuelve a hablar y su última conexión es la última vez que me contesto a mí.

Sonrio y dejo el móvil.

Toda la noche estoy metida en mi teléfono o mi laptop, tengo los audífonos puestos y aun así puedo escuchar el ruido del primer piso.

Casi estoy segura que también han invadido mi segundo piso y cuando una pareja entra besándose en busca de ir más lejos, lo confirmo.

Me quito los audífonos y les exijo que se marchen, sin embargo la segunda vez ingresa un chico, algo mareado y que lleva un vaso de Ron en la mano.

—Qué bonito cuarto.

No respondo y el me señala con una sonrisa.

—¿Te conozco?

Ni yo sé quién eres.

—No importa, puedo conocerte.

La puerta se abre.

Dame una razón para estar contigo (#2 Odio a las chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora