Attis / Daniel (Nuevas Especies Fanfic #15)

9

Damara

Su mirada se posa en la dulce escena que crean Demmon, Ángel y Colín, el ultimo siendo perseguido por sus padres para darle una feroz batalla de besos y cosquillas, su pequeño sobrino es tan hermoso. Está segura que cuando crezca será muy guapo y amable, no duda que muchas voraces o especies vayan tras de él, sin embargo ¿qué tal si el pequeño ya había elegido a alguien? No era de extrañar que ese tipo de cosas pasaran.

Suelta un suspiro y siente un pequeño golpe contra su nariz, voltea hacia atrás y alza la mirada, encontrándose con la dulce mirada de su padre, quien después de besarle la frente toma asiento a su lado. Ella recarga la cabeza en el antebrazo de su papá y cierra los ojos, disfrutando de la natural tranquilidad que siempre le brinda el estar cerca de su mayor.

Hace tanto que no lo veía, pero ¿de quién era la culpa? De ella, por ser una cobarde.

— ¿Qué ocurre? No te ves bien —siente la nariz de su padre contra la coronilla, eso la hace reír bajo. —, también hueles diferente.

— Nada.

— Intentémoslo de nuevo. Dime qué te pasa. —la ayuda a enderezarse, haciendo que voltee a verlo con un pequeño puchero. — Te conozco, Damara; mentirme será lo más difícil que podrás lograr alguna vez.

— Lo sé. —suelta un bufido, totalmente resignada. — Hace tiempo, cuando mamá, tú y yo decidimos venir acá a la comunidad, creí que sería capaz de adaptarme con facilidad a lo que mamá fue ¿sabes cómo? Cuando mi abuelito Gabriel estaba vivo, él me contaba las aventuras de Lucy, Dysis, Gian, mi tío Demmon y mi mamá... Se veía tan feliz y quise ser como ella, ya sabes, para honrarlo. Abuelita Alegría también lucia muy feliz cuando contaba esas historias.

— Amor, no tienes por qué ser igual a tu madre, para honrar a tus abuelos. Ellos... —su padre sonríe, los ojos brillosos ante el recuerdo y emoción por haber sido parte de algunos de estos. — Ellos el día que te conocieron por primera vez te amaron, estaban tan felices y orgullosos.

— ¿Orgullosos? ¿Por qué?

— Porque naciste, solo eso basto para que tus abuelos se sintieran orgullosos de ser parte de tu vida. —Noble posa una mano sobre la cabeza de su hija, acariciándole el negro cabello con ternura. — Sigue siendo tú, con eso me harás feliz a mí, a tu madre y a tus abuelitos. —la sonrisa de su padre la hace ensancha haciéndola reír bajo, su madre tenía razón: papá parecía niño pequeño cuando sonreía de esa forma. — Hablando de abuelos: tu abuelo Valiant vendrá, al igual que tu abuelita Tammy, por cierto.

— ¡¿En verdad?! —la emoción la hace sonreír igual que su padre.

— Sí, a tu abuelo Valiant le encanto aquella vez que peleo contra mi madre en la comunidad, así que quiere hacerlo de nuevo. —ella arquea una ceja ante eso y Noble suelta un bufido. — Sí, tu madre y yo también lo haremos ¿contenta?

— La verdad es que no, pero me encantara verles pelear.

— ¿Me vas a animar?

— Seré tu porra, papá.

Ambos chocan los cinco, entrelazando después los dedos y se sonríen, se siente mucho mejor. Noble se levanta, la acerca con un tierno jalón a él y le deposita un tierno beso en la frente, haciendo que ella ronronee y se abrece a él, adora cuando su papá la trata como si siguiera siendo esa pequeña niña que adoraba las galletas de avena de tía Ángel y le fascinaba ser lanzada al aire por Demmon o Dysis.

La dulce nena que adoraba ser abrazada por Alegría mientras ambas reían por las anécdotas de Gabriel, el cual siempre la vería a los ojos y sonreiría como si fuera lo más preciado del mundo, mientras decía: Mi pequeña guerrera.