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Epilogo

La luz del amanecer es lo suficiente para hacer despertar a Dora, que yace en el suelo con una cobija sobre la espalda. Suelta un enorme bostezo antes de enderezarse y sentarse, la manta quedando sobre sus hombros. Talla su cara con ambas manos, queriendo despejar un poco el sueño que todavía posee. Sin abrir los ojos, una tonta sonrisa aparece en sus labios cuando siente un par de manos posarse alrededor de su cadera, abrazándola con fuerza y ternura.

Se descubre la cara, baja la mirada y se encuentra a un dormido y despeinado Attis, quien ha colocado la cabeza sobre su regazo. Le acaricia el cabello rojizo, disfrutando de la suavidad de este. De alguna forma, una parte de ella sigue sin creer lo que ha pasado y le da miedo que así sea, que todo lo ocurrido fuera un simple sueño de su lujuriosa mente, sin embargo, las marcas de mordidas en cuello y hombro del zorro, más rasguños que alcanza a divisar en los antebrazos y costillas.

Vaya que sí lo habían hecho, tal vez demasiado.

Su sonrisa se transforma en una triste, las inseguridades abriéndose paso a través del miedo y las palabras alguna vez dichas, pero cuando ve a Attis sonreír estando dormido, todo desaparece. Él quería luchar con ella a su lado, ser uno a pesar de todas las estupideces que cometió y le había pedido perdón, eso estaba bien. Ella lo perdonaba sin más, pues lo ama.

— ¿Attis? —sacude ligeramente su brazo para que despierte, haciendo que este haga una mueca al ver que su sueño será interrumpido. — Vamos, necesito cambiarme.

— No, no. Aún no.

— Sí, ya. Quiero lavarme; tengo hambre y no quiero comer toda sucia.

Esas palabras fueron suficientes para que Attis despertara por completo, se endereza quedando sentado al lado de ella. Los azules ojos sonríen a los ambarinos, pero este último vuelve a recostarla en el suelo, le abre las piernas y deja al descubierto el sexo de Dora, en el cual todavía hay rastro de sangre y los otros fluidos. En la cara del zorro se ve la preocupación y culpa, se ve tan adorable.

Sin embargo, la posición es sumamente vergonzosa y por obvias razones intenta cerrar las piernas, pero Attis no se lo permite. La toma en brazos, levantándose como si ella no pesara nada y como si no fuera vergonzoso andar desnudo por su casa, bueno, que ella lo haga la mayoría de las veces es una cosa, pero ¿él? Por supuesto que no, eran contadas las ocasiones que Attis entró a su casa, en las cuales se había mostrado nervioso e incómodo.

El joven zorro la lleva al baño, sin soltarla abre la llave del agua caliente y deja que la tina se llene un poco, antes de templar el agua abriendo el agua fría. La hace entrar, sentándola en el tibio mármol y retira el tapón dejando ir el agua ya manchada con los restos de una noche llena de pasión. Siente las mejillas enrojecer cuando Attis acciona la manguera de la ducha para poderle lavar el sexo, pasando la mano izquierda con suavidad, abriendo los labios inferiores con mucho cuidado.

Retira semen y sangre seca, de alguna forma el acto hace que lo de anoche quede opacado.

Attis se cerciora de que el área esté totalmente limpia y al ver que efectivamente es así, se pasa a lavar el cabello y cuerpo de la felina, adorando como las mejillas de ésta se sonrojan cada vez más. No puede creer que lo haga después de todo lo hecho ayer en la noche, sin embargo, es adorable verla así. Después de haberla desvirgado, se dedicó a complacerla de pies a cabeza, lamiendo y mordiendo donde ella pidiera que así fuera. Incluso le hizo sexo oral, cosa a la que él nunca fue gran fan, pero con Dora fue tan diferente.

El sabor, los sonidos, sus quejidos y jadeos, todo eso fue suficiente para hacerlo perder la cabeza y dejarse llevar, regalándole ese patético sonido de zorro que ella, extrañamente, adoro. Se amaron y solo se arrepentía de una cosa: no haberlo hecho antes.

Attis / Daniel (Nuevas Especies Fanfic #15)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora