Un cielo ¿enojado?

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El castaño los había mandado a algún lugar que ni el mismo sabía que existía y ellos tampoco pero el azabache con uniforme de la escuela Namimori saltaba entre los arboles demasiado serio centrado en lo que estaba y con ganas de morder hasta la muerte a el culpable de la desaparición de su pequeña castaña además cerca de él iba el guardián de la niebla que reía.

-kufufu este sitio no estaba aquí ayer -hablo riendo disfrutando de molestar al azabache- esto es extraño no te parece Ave-kun.

-hum -no pensaba responderle a la niebla ya que estaba centrado.

-Jo ya se lo que te sucede estas preocupado por la castaña -hablo riendo mientras corría- quien te viera preocupado por aquella castaña ¿no será que te recuerda a un castaño en particular?

Estaba acabando con la paciencia del azabache que era el demonio de toda aquella ciudad y tarde o temprano en tan solo unos minutos alguien estaría muerto y estaba entre la niebla y los enemigos, llegaron a la puerta de aquella mansión y vieron a unos guardias debiluchos.

-qué clase de bienvenida es esta -los miro la niebla atrás de la nube que ya quería destrozar algo- hemos venido en paz aunque si lo piensan bien hemos venido a saber si no tienen a una pequeña castaña por ahí como de unos cuatro añitos una mocosita sonriente -los hombres que les apuntaban con las pistolas los miraron y comenzaron a reír.

-je eso solo lo sabe el jefe por que tendríamos que decírselos a ustedes par de mocosos -esa palabra molestaba al demonio de Namimori.

-eh entonces traigan a su jefe aquí porque aquí el de las tofas y cara de demonio esta cabreado y quiere destrozar algo ya ustedes elijen.

-unos mocosos como ustedes no nos darán ordenes -hablo el superior de ellos mostrando una ametralladora bien cargada portando un uniforme negro sin ninguna señal de algún símbolo mafioso y eso lo noto la niebla.

-oh eso creen miren soltaría primero a ave-kun para asesinarlos pero esa mocosa también me importa -sonrió mirándolos dejando ver su ojo izquierdo rojo con el símbolo del número ocho- además odio que me traten como un mocoso.

-je que mocoso tan impertinente -ellos estaban cabreados ahora pero el azabache ya había entendido el plan y solo se subió a un árbol para poder mirar como sufrían.

Y si sufrirían demasiado por que la niebla estaba algo molesto por todo lo que sucedía ya que había descubierto toda la verdad y haría que hablaran todo lo que escondían bueno casi.

-¡sí, si tenemos a una niña castaña la tiene el jefe y piensa divertirse con ella! -grito el jefe de los demás subordinados que permanecían en el suelo casi muriéndose y temblando del miedo

-vez ahora Ave.... -pero a un azabache no le gusto la respuesta y comenzó a destruirlos una vez fuera de la ilusión- siempre tan intenso así Tsunayoshi no te hará caso jamás -se burló llevándose una mirada asesina del contrario.

Había sobrevolado una y otra vez toda Namimori buscando a la pequeña castaña esquina por esquina preocupado de que estuviera bien y que no estuviera llorando, tal vez era un dame, pero cuando se trataba de proteger a alguien indefenso se convertía en un gran jefe, había oscurecido apenas ya que el atardecer se iba de sus manos, el tiempo había pasado rápido y no tenía rastro de la pequeña.

-Nami-chan ¿Dónde estás pequeña? -hablaba consigo mismo ya que estaba solo en el aire.

Cuando paso a lado de un edificio de departamentos miro de reojo una sombra moverse veloz mente como si saltara de un lugar a otro se detuvo para mirar fijamente el sitio y asegurarse que no estaba teniendo alucinaciones.

La pequeña VongolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora