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–Lo pasarás estupendo, cariño – Mi madre me sonrió con una sonrisa de oreja a oreja mientras me dejaba al frente de la escuela. –Tú sabes lo mucho que te quiero – Hizo una señal en su pecho y se apuntó a ella para luego apuntarme.

"No digas tonterías " Respondí con una seña corta. Todos los años eran iguales, monótonos, al igual que mi vida. No había días en que la pasara "Estupendo". Todos los años era lo mismo, la misma gente, los mismos compañeros que no sabían cómo hablarme, ya que, pensaban que también estaba sordo al ver que solo me comunicaba con señas, por esa razón la gente sacaba sus propias especulaciones respecto a mi vida, muchos me solían gritar cuando hablaban conmigo sobre algo importante como tarea o trabajos de alguna asignatura, no obstante, eso no evitaba que me dedicaran miradas misericordiosas como si fuera algún tipo de niño de la caridad. Y de qué hablar de las constantes burlas hacia mi persona.

– Sólo dales una oportunidad – Me sonrió con una de esas sonrisas que te dan cuando creen que lo saben todo antes de marcharse una vez que me bajé del auto.

Si tan solo mi madre pensara en lo estúpida que había sonado con esa frase motivadora. Sobre todo por el hecho que ella apenas está presente en mi vida desde los doce años.

Caminé hasta la entrada del Instituto escuchando como el sonido revoltoso de los estudiantes del pasillo comenzaba a intensificarse a medida que me acercaba. Una vez que llegué, vi como el pasillo estaba lleno de adolescentes arrogantes que presumían en dónde y cómo habían pasado sus vacaciones, sus últimas vacaciones. Era exasperante como todos alardeaban emocionados sólo para quedar bien frente a los demás, era todo tan falso, tan desagradable. Era horrible como competían por saber quién era superior respecto a algo tan insignificante como el lugar al cual fuiste a vacaciones.

— Miren quién está aquí — Su voz me hizo lamentar haber venido. Hubiera llegado más tarde, como siempre lo había hecho durante todos los años, así evitaba estos encuentros tan desagradables. – Pero si es YoonGi el mudito ¿Este año también la lengua te la comió el gato o solo te atragantaste con tu propia estupidez? — Bueno, había que darle un punto por creatividad, ese insulto había sido ingenioso, mucho más que los otros años, aunque no tanto como los míos, porque, aunque no pudiera decírselos de una u otra forma, los pensaba. En mi mente siempre hacía buenos insultos y con decencia, de un lenguaje pulcro, amplio, de esos que tú escuchas y te quedas sorprendido al no saber si deberías sentirte ofendido o halagado.

Pero desgraciadamente nunca llegaría a pronunciarlos debido a mi problema y considerando el hecho de que la lengua de señas no era tan amplio en ese sentido y que dudaba muchísimo que él supiera algo, por lo que no podía decirle nada.

Suspiré derrotado mirando como mis manos se agarran firme de las correas de mi mochila. Porque sí, en mi mente podría ser alguien fuerte, que es capaz de defenderse, pero mi estado físico y corporal era simplemente patético. Era disfuncional en todos sus sentidos, desde su "Belleza" hasta su actitud frente a situaciones como estas.

Mire como todos alrededor se detenían para disfrutar su primer espectáculo del año. Tensé mi mandíbula e hice lo mejor que podía hacer en momento como ese.

Lo ignoré y me dirigí camino hacia el gimnasio en donde el rector haría la típica charla de bienvenida.

— Te estoy hablando idiota — Me tomó del cabello y me tiró al suelo provocando que todas las miradas de los que nos rodeaban cayeran fingiendo sorpresa, aunque en el fondo disfrutaban el gran "Show" que le brindábamos. Porque en el interior todos eran animales listos para la pelea, que haría todo lo posible para ver o sentir un poco de adrenalina.

Miré mis cosas desparramarse por el suelo con facilidad y solté un quejido por el repentino golpe que Jongyeon me dio en la cabeza como gesto de "Respóndeme".

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