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— Vamos vístete, nos han invitado a Cenar. — Dijo mi hermano entrado por la puerta de mi habitación, mientras se colocaba una camiseta limpia. — Mamá trabaja hasta tarde hoy...como siempre. — Asentí sin darle mucha importancia y seguí leyendo mi libro— Iremos a la casa de Jaebum, saldremos en 20 minutos. — Y se fue de la habitación sin decir nada más. Una sonrisa tonta se instauró en mi rostro. No era como si fuera la primera vez que iba a la casa de Jaebum, pero era Jaebum, el amor de mi vida.

Me levanté rápidamente y comencé a vestirme de manera ligera. Me coloqué unos sencillos jeans de color negro junto a un suéter rojo. No era nada muy elegante o preparado. Peiné mi cabello y me eché algo de pomada para labios de fresa. Me verifiqué una vez más en el espejo para a continuación bajar las escaleras con una sonrisa que nadie sería capaz de quitarme.

Youngjae me echó una mirada rápida y salió de la casa tomando las llaves del auto de mamá. Nos dirigimos hasta adentro del carro y comenzó a conducir con una velocidad moderada. En la radio sonaba un audiolibro sobre una guerra entre marcianos y cavernícolas, mientras que los dulces paisajes de Seúl adornaban el clima junto a una sonrisa resplandeciente del sol.

Ya para cuando llegamos a casa de Jaebum, me coloqué nervioso. Conocería a mi suegro por primera vez, porque ya había conocido a la madre de Jaebum, pero como en ese tiempo ella seguía separada de su padre, nunca tuve la oportunidad de conocerlo.

Nos bajamos del auto en silencio, Youngjae se adelantó y tocó la puerta para después esperar unos segundos hasta que la puerta fuera abierta por una mujer mediana edad. Su cabello era de un color café chocolate y llevaba una bonita sonrisa en la boca.

¿Alguna vez me había fijado lo mucho que se parecía a Jeongguk?

— ¡Qué alegría verlos! — Sus cálidos brazos nos envolvieron en un abrazado maternal. Después, nos hizo pasar con un gesto de cortesía. Asentí con gusto, pero mi sonrisa se borró al instante que sentí que algo con una fuerza sobrenatural me botaba. Cerré mis ojos por inercia y sentí como algo húmedo pasaba por toda mi cara.

— Que tal, Bro. — Abrí mis ojos encontrándome con un felpudo animal, de cabellos rubios y un tamaño singular. Me levanté con fuerza y acaricié al animal con una pequeña sonrisa en mi cara.

Era la cosa más bonita que había visto en mi vida...después de después de Jaebum, claro está.

— Veo que has conocido al nuevo integrante de la familia. — Jaebum se acercó a mí arrodillándose a mi lado acariciando al gran animal.

"¿Cuál es su nombre?" Preguntó mirando con ternura la escena que tenía en frente de mí. Definitivamente cuando me case con él, tendremos un perrito. Uno lo suficientemente grande para llenar el amor de nuestros corazones.

— Su nombre es Charles...— Otra voz se hizo presente. Jeongguk apareció en la sala con un outfit deportivo. La camiseta de color gris se le pegaba al cuerpo, como si estuviera diseñada solamente para él. Sus pantalones de encontraban algo manchados con un aspecto de mucho uso debido a lo holgados que estaban y su cara estaba cubierta de una capa de sudor que prácticamente se podía confundir como si hubiese estado en la lluvia.

— Es un nombre ridículo. — Agregó Youngjae mirándolo con desaprobación. — Somos coreanos, deberías haberlo llamado tipo... no sé, algo como copito.

— Es broma, no se llama así. Este animal feroz requiere de un nombre más salvaje. — Soltó una risa divertido al escuchar a Youngjae. Sus ojos se volvieron como dos medias lunas invertidas y sus dientes blanquecinos se mostraron con orgullo. Jeongguk parecía como un pequeño niño que había hecho una travesura al reír.

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