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Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fueron unos cabellos de color gris. Sonreí y aspiré su aroma tan familiar a limón.

Me di cuenta de que tenía el brazo rodeando su menuda cadera, así que lo atraje hacia mí. Él gruño y luego... ¿gimió?

-Mmmhh... Tae...

Al tocar su piel pude darme cuenta de la alta temperatura de esta. Sus mejillas estaban sonrosadas y su frente sudando. Fiebre.

-Jimin estás malo...

-Es lo que pasa cuando corres a la una de la madrugada... en ropa interior y con el cuerpo mojado...- dijo entre jadeos de incomodidad.

No pude evitar sentirme culpable. Tenía fiebre por mi culpa.

-No te culpes- dijo leyéndome la mente. Se dio la vuelta hasta quedar frente a mi y rodeó mi cintura con sus musculados brazos.

-Cumpliré mi segundo deseo, ¿vale? Tú no tienes que venir, es sólo conseguir un gato.

Me levanté y le di un beso en la frente. Le preparé rápidamente el desayuno con las medicinas incluidas.

Una vez me aseguré de que se tomara lo necesario para bajar la fiebre, le arropé entre las sábanas, tapándole hasta la barbilla. Él gemía de dolor, con la cara sonrojada.

-T-Taee Tae- gimió cuando me dirigía a la puerta de la habitación.

Volví a su lado. Jimin me cogió de la mano.

-No te vayas... N-no me dejes.

-Sólo tardaré diez minutos Jiminie, tranquilo.

Aún así me quedé acariciándole el pelo hasta que se quedó dormido por el efecto de las pastillas.

Salí y hablé con mi vecina. Esta es una señora de unos sesenta años, a la que le encantan los gatos. Hace poco una hembra tuvo cuatro cachorros y la señora les está buscando un hogar.

Todos eran muy lindos, pero uno en especial llamó mi atención. Era un gatito muy pequeño, blanco y negro. Estaba tumbado durmiendo entre una manta y me recordó a Jimin. Abrió sus ojitos y pude ver que eran de un color verde muy llamativo. Así que lo escogí.

-🔑-

-Jimin...

Entré en la habitación con el gato en brazos y me acerqué al peli gris. Este estaba durmiendo, pero al escucharme se despertó. Su cara tenía mejor aspecto.

-¿Cómo estás?- le pregunté mientras veía la fiebre que tenía con un termómetro. 

-Me siento mejor...- suspiró.

-Tienes 37 y medio, estás bien.

Jimin asintió y se dispuso a dormir, pero le toqué cariñosamente la nariz y me senté a su lado.

-Mira, tengo un nuevo amigo- dije sacando al cachorro. 

Jimin abrió mucho sus ojos y recibió al gato con los brazos abiertos. Lo recostó en su pecho y empezó a acariciarlo. El animal respondía a sus caricias ronroneando y finalmente quedándose dormido.

-Se llama Mochi.

Jimin se sonrojó, y esta vez no por la fiebre. Tomó mi brazo izquierdo entre sus manos y pasó un dedo por el número uno. 

-Solo te queda un deseo...- susurró.

-Y vamos a cumplir el segundo tuyo, para sí estar iguales.

-¿Estás seguro? No puedo salir, estoy malo...

-Tómate la pastilla, voy a buscarte abrigo. 

Terminamos saliendo a la fría noche como si fuéramos al polo norte. Jimin llevaba tres abrigos, bufanda y guantes de lana junto a un adorable gorro rojo con un pompón. Nos metimos en el coche, gracias a Dios este estaba menos frío. Puse una música relajante y seguí las indicaciones de Jimin.

Paramos en frente de un muro de piedra adornado con enredaderas y flores silvestres. En lo alto del portón había una cruz de hierro.

Un cementerio.


-🔑🔑-


Salseooooo >

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Salseooooo >.<

Sí, ¿hola? ¿Hablo con Disney? Se les escapó un príncipe xd

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, ¿hola? ¿Hablo con Disney? Se les escapó un príncipe xd.

Sakuura

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