Extra 2

309 41 12
                                    

-Es la sexta cerveza que te tomas, Jungkook.

-Vale mamá- me respondió, rodando los ojos.

-De mamá nada, que después tengo que ser yo el que te arrastre a tu cama, maldito mal criado.

-En realidad soy yo el que le lleva a la cama.

Namjoon bebía tranquilamente mientras observaba el drama que tenía con mi hermano. Si no fuera mi mejor amigo, ya lo habría golpeado.

Fruncí el ceño, enojado y Nam rió, haciendo que se le marcaran esos hoyuelos. Su pelo morado destacaba en la fiesta. Estábamos sentados bebiendo. Bueno más bien ellos bebían mientras yo controlaba al trasto de mi hermano pequeño.

Miré mi móvil y suspiré. Namjoon me miró y bebió otro trago de cerveza.

-Tus padres, ¿verdad?

Él lo sabía todo sobre mi. Así que asentí y me levanté.

-Mi madre me ha enviado un mensaje que van a volver antes, sobre las dos. Son las doce y media y la casa está lejos, deberíamos irnos.

El peli morado asintió y cogió a Jungkook por la cintura para cargárselo a la espalda como un saco de papas. Mi hermano refunfuñó, pero aún así se dejó llevar hasta la camioneta y se sentó atrás como un niño bueno.

Me senté al volante y me dirigí a la mansión a la que se suponía que teníamos que llamar hogar.

Namjoon miraba atento por la ventana el paisaje, mientras Jungkook roncaba en su asiento. Suspiré por quinta vez en la noche, intentando relajar mi cuerpo. Todo lo que tenía que ver con mis padres me estresaba.

Estaban todo el rato detrás de mi y de Jungkook, dándonos órdenes sobre esto y lo otro. Claramente sólo nos engendraron para que la empresa tuviera un presidente y vicepresidente. Desde el momento de mi nacimiento hasta que cumplí todos los deseos, no me han dejado libertad para vivir y ser yo mismo.

Asco de vida.

Lo único que me salva del suicidio son las dos personas que están conmigo en el coche. Bueno en especial una...

No sabía lo que sentía por Namjoon hasta que él cumplió los deseos. Esa noche estuvo a punto de morir. Recuerdo a la perfección que imaginé una vida sin mi mejor amigo a mi lado. No existía. Esa vida no existe, porque necesito a Nam para vivir. Pero ya no lo necesitaba como mejor amigo, si no como algo más.

-No te preocupes Jinnie, llegaremos a tiempo...- murmuró el dueño de mi corazón con voz somnolienta. Estaba muy borracho.

-Ahh... ¿Qué te he dicho sobre beber mucho, Namjoon?

-Mmmm... ¿Qué después me vas a llevar a la cama como una princesa?

Reí.

-No, el que dice eso eres tú. Soy tu "princesita", ¿recuerdas?

Asintió con pereza y cerró los ojos. Era muy guapo, uno de los hombres más deseados en Corea. También es hijo de una empresa muy importante. Supongo que sólo por eso nuestros padres dejan que seamos amigos. Si no lo fuéramos seguramente me habrían comprometido con él... Aunque eso no me molesta.

Pero dudo mucho que me llegue a casar con él. Sólo hay una cosa que nuestros padres detesten más que perder dinero. Los homosexuales.

Soy basura hasta para mis propios padres. Si es que se les puede llamar así.

Finalmente llegamos a la mansión. Namjoon arrastró a Jungkook hasta su habitación y lo arropó. Esos dos se llevan muy bien.

-¿Te vas a quedar esta noche?- pregunté con el pijama ya puesto.

 La lista de los deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora