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-Mi segundo deseo es encontrar la tumba de mi padre, y darle estas flores- me dijo mientras señalaba las rosas blancas que habíamos comprado antes, acomodadas en su regazo.

Yo asentí y me bajé del coche. Me parecía un deseo bastante bonito y en parte triste. Jimin me contó que nunca supo dónde estaba enterrado su padre. El día del funeral, el asqueroso dueño del local donde vivía le mandó a limpiar la cafetería de arriba a abajo dos veces. Mi pequeño mochi no se pudo despedir de su padre...

El peli gris entrelazó sus dedos con los míos y nos dirigimos al muro. Este no era muy alto y se podía acceder escalándolo. Ayudé a Jimin, alzándolo por los muslos hasta que llegó al otro lado del muro. Yo hice lo mismo apoyándome en las piedras que sobresalían y las ramas de la enredadera. Aterricé junto a Jimin y observé el camposanto.

Este daba muy mal rollo, ya que no había iluminación más que las linternas de nuestros móviles. La noche estaba completamente nublada y soplaba un fuerte viento. Jimin se pegó más a mi cuerpo y yo le di la mano.

-Una visita nocturna a un cementerio me parece un regalo pre-cumpleaños perfecto- le dije para aligerar el ambiente. Él rió nervioso y comenzamos a caminar.

-Será mejor que nos separemos, será más rápido.

Jimin se pegó más a mi, fundiéndose con mi cuerpo. Me miró, sus ojos apenas se veían por el gorro y su flequillo, pero podía ver claramente como se estaba cagando del miedo.

-¿No has visto lo que pasa en las películas cuando la gente se separa? ¡Eso es supervivencia básica!- me dijo aterrado.

Yo le separé con lentitud, riéndome.

-No te va a pasar nada Jiminie, son sólo muertos que descansan en paz. Si ocurre algo, grita y correré a socorrerte. Sólo espero que salgamos vivos de esta.

Dicho esto, me di la vuelta y corrí juguetón, alejándome de Jimin. Este lloriqueó, pero terminó avanzando con paso firme, buscando entre las tumbas a su progenitor.

Yo leía con rapidez las lápidas, agarrándome el gorro de lana para taparme las heladas orejas. Estaba a punto de decirle a Jimin de venir mañana, pero lo pude ver agachado frente a una lápida de mármol.

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La tumba de Park Siwon estaba al lado de un ciprés joven. Estaba un poco apartada del resto, cubierta de polvo por el pasar de los años. Me acerqué un poco, pero al escuchar a Jimin hablar con su padre, me detuve.

-Él es muy bueno, papá. Me ha ayudado mucho y me hace sentir querido e importante. Ojalá pudieras conocerlo- escucho cómo se limpia las lágrimas de sus adorables mejillas- te caería muy bien... Papá, te echo tanto de menos...

Veo cómo cae de rodillas y corro a abrazarlo por la espalda. Escondo mi cara en el hueco entre su hombro y cuello, entrelazando nuestros dedos.

Había visto a Jimin llorar antes, pero nunca lo había visto como ahora. Destrozado. Gritando y sollozando en medio de la noche. Se agarraba a mis brazos como si yo fuera lo único que lo ata a este mundo, intentando coger aire, ahogado entre lágrimas.

-Jiminie... estoy aquí...- dije intentando consolarle.

Él gimió, desesperado. Se dio la vuelta y me abrazó con fuerza, escondiendo su cara en mi pecho. Apoyé mi mentón en sus plateados cabellos y acaricié su espalda, tranquilizándole.

-T-Tae...

-Shhh, tranquilo...- fijé mis ojos en la lápida y no pude evitar derramar un par de lágrimas. El padre de Jimin era el señor que siempre me regalaba un helado en mi cumpleaños, me preguntaba qué tal mi día y sonreía todo el rato. Era un apoyo moral para mí, el mejor hombre que pude conocer.

Nos quedamos ahí, dándonos calor mutuamente, consolando nuestros corazones frágiles y destrozados. Jimin tembló entre mis brazos y se separó un poco.

-Vamos a casa Tae... Por favor- miraba al suelo, restregándose sus ojos sonrosados.

Asentí mientras me levantaba. Observé por última vez la tumba, ahora decorada con las rosas. Le hice una gran reverencia y cogí a Jimin y su pequeño corazón, para llevarlo a casa y consolarlo en nuestro hogar.

-🔑-


-Mañana es tu cumpleaños.

Ambos estábamos tumbados en la caliente cama, escuchando la tormenta que se había desatado fuera. Yo abrazaba por detrás el cuerpo de Jimin, dándole más calor. El peli gris acariciaba a Mochi, distraído.

-Lo sé. A las 18.00

-¿Me vas a decir cual es el tercer deseo?

Él sonrió un poco. El ambiente era bastante nostálgico. Oculté mi cara en su espalda y suspiré, lo del cementerio había sido duro para ambos, pero claramente más para Jimin.

Este se dio la vuelta y unió nuestras frentes. El gato, molesto, se colocó entre ambos acurrucándose entre las sábanas. Jimin acarició mi cuello, jugueteando con mi cabello.

-No te lo diré hasta un poco antes de que sea esa hora. Pero tiene que ver con mi infancia.

-¿Tu infancia?- pregunté confuso.

Jimin rió y dejó un pequeño beso en mi nariz para luego darse la vuelta y dejarme con la duda.

-Piensa, TaeTae.

-🔑🔑-



Tranquis que pronto se aclarará todo xddd

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Tranquis que pronto se aclarará todo xddd

Más Vmin por aquí porque no tengo nada más que decir (me salió rima ay qué pillin ok no paro ya)

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¡Chu! 😘

Sakuura

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