Las Cronicas de Narnia - Realeza y Nobleza

Capítulo 18 Coronación, nombramientos, y la caza del ciervo Blanco

MARATÓN 6/7

Al día siguiente de final de la batalla, comenzaron la marcha hacia el oriente, bajando por el lado del gran río. Y al otro día, cerca de la hora del té, llegaron a la desembocadura. El castillo de Cair Paravel, en su pequeña loma, sobresalía. Delante de ellos había arenales, rocas, pequeños charcos de agua salada, algas marinas, el olor del mar y largas millas de olas verdeazuladas, que rompían en la playa. Esa tarde, después del té, los ocho humanos bajaron de nuevo a la playa y se sacaron sus zapatos y calcetines para sentir la arena entre sus dedos ya que el día siguiente fue más solemne.

Aslan había llamado a los hermanos italianos para hablar con ellos a solas, los Pevensie se preguntaban que podría ser ese asunto, para que ellos no pudieran estar presentes, pensaban que tal vez Aslan les estaba rebelando que al siguiente día serian coronados y les estaría explicando cómo se llevarían a cabo las cosas. Pero estaban equivocados, Aslan en realidad los había convocado para felicitarlos y para decirles que ellos eran en realidad los guardianes, ya que cumplían con lo necesario para esa tarea, sin duda hubieran sido unos excelentes reyes y reinas, pero su lugar era protegiendo y cuidando al resto.

Cuando se despidieron de Aslan para poder ir a descansar para el día siguiente, los Pevensie les desearon un feliz reinado, pero los italianos les sonrieron y explicaron que serían ellos, los Pevensie los encargados de reinar Narnia, con nerviosismo, felicidad y dudas, todos los jóvenes se fueron a dormir.

- - - - -

Los chicos Bosetti ya listos para su ceremonia debieron bajar unas escaleras casi ocultas por varios metros, la sala a la que iban estaba bajo el salón de los 4 tronos del castillo así que su viaje fue corto para sus nervios a flor de piel. Con un suspiro tembloroso Lucian abrió la puerta, la habitación era redonda y oscura, los hermanos bajaron 4 escalones, el piso y las paredes eran de piedra gris y la única fuente de luz eran las antorchas que adornaban las paredes junto con imágenes de distintos reyes anteriores.

Al lado contraria de donde había entrado los chicos estaba en medio Aslan, rodeado de los generales que habían combatido contra Jadis. Detrás de ellos había una mesa redonda con ropa y objetos orientados hacia una dirección cardinal. Aslan se dirigió a los humanos

— ¿Quiénes son los que han decido y son merecedores de hacer el juramento?

—Nosotros — dijo el hermano mayor — Lucian y Kevin Bosetti, hijos de adán

— Y nosotras — dijo esta vez la mayor — Julie y Nicole Bosetti, hijas de Eva

— ¿Quién los atestigua? —pregunto esta vez el gran León, los generales uno a uno empezaron a decir "yo los atestiguo" — Entonces arrodíllense hijos de adán e hijas de Eva para aceptar este juramento noble y solemne que los acompañara por el resto de sus vidas, que serán al servicio de todos los narnianos y narnianas — Aslan carraspeo y prosiguió — El que quiera ser un caballero deberá tener grandes cualidades. Debe ser de noble nacimiento, generoso, mostrar gran valor fuerte en el peligro, paciente en las dificultades, poderoso contra los enemigos, prudencia en sus hazañas.

>>Aslan habló con gran ahínco, todos lo miraban con solemnidad, los Bosetti aun arrodillados bajaron sus cabezas, Aslan asintió mientras continuaba con la ceremonia — También han de jurar las siguientes normas: no llevar a cabo ninguna empresa sin antes haber oído la voluntad de sus reyes; no vacilar en derramar su sangre ni ofrecer su vida en defensa de Narnia; ayudar a todas las viudas y huérfanos; no hacer la guerra sin causa justa; no promover la injusticia, sino proteger al inocente y oprimido; ser humilde en todas las cosas; buscar el bienestar de aquellos que están a su cargo; no violar nunca los derechos de sus soberanos ni la magia de Narnia. Este es su juramento — Los italianos repitieron cada palabra del juramento, cuando terminaron Aslan retrocedió y dio paso a Oreius quien llevaba su armadura completa y su espada ceñida a la cintura con un cinturón blanco.