Capítulo 15 El Sacrificio

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MARATÓN 3/?

En Narnia la noche era bastante distinta a casa notó el más pequeño de los Bosetti mirando el cielo, ya que una pesadilla lo había desvelado, estaba fuera de la carpa que compartía con su hermano mayor, las estrellas desconocidas lo arrullaban. No lograba ver las pocas constelaciones que su padre le había enseñado, como la osa menor y mayor o la que ellos mismos inventaban cuando el cielo estaba libre de amenazas.

El suave rumor del césped lo alejo de su ensoñación, era Aslan, que esquivaba con facilidad las cajas y mesones dispersadas entre las distintas y coloridas carpas. Los ojos del Gran León resplandecían como el sol en medio de la noche, sus pupilas rasgadas de depredador miraron con una amabilidad única al hijo de Adán.

— Pequeño — Dijo Aslan cuando estaba lo suficientemente cerca de Kevin — ¿Qué haces aquí?

— No podía dormir — Murmuró Kevin mientras dejaba de ver las estrellas y fijaba su atención en el león que se acercaba a él.

— Mirar las estrellas es tranquilizante — Afirmó el león siendo acompañado por el niño hacia el exterior del campamento en pasos lentos, Kevin tomó un puñado de la melena del león entre sus manos, no tenía la vista de Aslan y tropezaba cada pocos metros — Ellas nos cuidan desde lo alto de los cielos, son nuestras guardianas y guías.

— No lo había pensado de esa forma, yo solo las admiraba, señor. Me recuerdan a casa, pero, al mismo tiempo no. Aquí parece que brillan más — Reflexiono Kevin al mirar con más atención la noche — Quizás sea porque a pesar de la reina blanca, Narnia es más feliz que mi mundo.

— Pero las estrellas brillan con más intensidad cuando los momentos son difíciles —explicó Aslan mientras miraba a Kevin a los ojos, transmitiendo un poco de la sabiduría que poseía — Esa es la verdadera belleza, es destacable.

— Si — Dijo absorbiendo el conocimiento en las palabras del León — En casa no podíamos ver las estrellas cada vez que queríamos por los ataques, me dan mucho miedo.

— ¿Tienes miedo Kevin? ­— preguntó Aslan.

— No — Contesto con seguridad, porque era verdad. Su estadía en la casa del profesor y la constante cercanía de los adultos que los cuidaban había devuelto la seguridad que perdió en el camino a Londres. Parecía tan lejano.

— Entonces, ¿Qué es lo que no te permite dormir? — Cuestionó finalmente Aslan, porque conocía los corazones de los jóvenes humanos y era su deber ayudarlos a crecer.

— Solo pensaba en papá y mamá, ellos siguen peleando en la guerra.

— No tienes de qué preocuparte, pequeño, el lugar en el que están es bueno — Dijo Aslan con un tono de pena, después de todo sabia la carga que soportaban los hermanos de Kevin y aunque no toleraba la mentira era para proteger la inocencia de un niño — Estoy seguro de que se acuerdan de ustedes y que esperan que se porten bien.

— Eso creo — Dijo el niño mientras miraba las estrellas de nuevo — Solo sé que estarían muy felices si pudieran ver estas estrellas.

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El murmullo de la conversación de Aslan y Kevin había despertado a Lucy. La sombra de sus cuerpos se podía ver en la tienda de las Pevensie con facilidad, pero no logró despertar a la mayor, que soñaba en una cita con un chico de ojos grises y cabello oscuro, con bailes de salón y anillos de compromiso.

— Susan — Susurro Lucy, sin resultados — Pss ¡Susan! — Con un sobresalto la mayor despertó, enojada con Lucy, pero notando al instante siguiente que algo no es normal, se siente en el ambiente, algo ocurría. Con esa sensación en el pecho ordenó a Lucy que se colocara las botas y una capa para el frescor de la noche, después de todo, no quería que Lucy enfermarse y ella tampoco. Una vez fuera, notaron a poca distancia a Aslan y Kevin alejándose, los siguieron por pocos metros mientras ellos conversaban.

Las Cronicas de Narnia - Realeza y NoblezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora