Capítulo 1: Los Pevensie

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Hola a todos y todas! aqui estamos con otra historia. teniamos pensada subirla la semana pasada, pero teniamos dilemas con el segundo capitulo, y la portada no estaba terminada... bueno en realidad aun no lo esta XD pusimos una provisoria mientras se termina la otra... pero bueno que me alargo, esperamos disfruten :D

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Los aviones se acercaron a la ciudad, los pilotos apuntaron hacia ella una vez la sobrevolaron, y dejaron caer las bombas antes de seguir su camino. Las explosiones no se hicieron esperar, y a pesar de haber sido advertidos por las alarmas de bombardeo, los gritos y el caos reinaron en todas partes.

Edmund, el menor de los varones de los hermanos Pevensie, corrió hacia una de las ventanas, en contra de las reglas que se seguían en casa en esas situaciones. Su madre al verlo, corrió detrás de él y lo retiró de la ventana con un regaño, para luego cerrar las cortinas.

— ¡Edmund no debes acercarte ahí! ¿¡Qué crees que estás haciendo!? — le regañó la madre, mientras seguía llamando a Peter, el hijo mayor. Amaba a todos sus hijos por igual, pero le molestaba horrores cuando estos ponían en peligro sus vidas, desobedeciéndole. Las reglas eran simples, si había un bombardeo, todos ellos debían dirigirse con rapidez hacia el bunker que tenían en el patio. — Peter, llévatelo al patio, ¡rápido! — ordenó al chico, cuando este apareció, el joven tomó el brazo a su hermano y se dirigió con él, a la zona segura de la casa, que era la puerta trasera, de allí saldrían todos hacia el bunker.

La mujer corrió a buscar lo necesario para estas ocasiones, como algunas mantas y una linterna. Se escuchó entonces la voz de una niña pequeña desde el segundo piso llamándola. Estaba por correr a buscarla, pero vio que su hija, la mayor de las mujeres corría con rapidez en esa dirección.

— ¡Susan! — gritó la pequeña al ver a su hermana entrar en su habitación, había estado dormida hasta que el ruido de las alarmas la despertó, asustándola. Ella solo había atinado a aferrarse a sus mantas.

— ¡Lucy, vamos! — exclamó la chica, apremiando a la pequeña, mientras la ayudaba a salir de la cama, y correr escaleras abajo.

— ¡Vengan rápido! — los apresuró su madre, abriendo la puerta y corriendo fuera con sus cuatro hijos detrás de ella, las explosiones eran cada vez más cerca.

— ¡Corran, corran! — apremió Peter, iba de los últimos verificando que ninguno se quedara atrás. Aunque no estaba preparado para lo que Edmund haría, el menor sin previo aviso se volteó regresando a la casa, llamando a su padre.

— ¡Edmund no! — gritó sus madre desesperada desde la entrada del búnker, mientras sus hijas entraban asustadas. Las bombas explotaban en derredor, a meros metros de su casa.

— ¡Yo lo traigo! — soltó Peter, corriendo detrás de su hermano, haciendo caso omiso al grito de su madre, que decía que esperara. Entró de nuevo en la casa tomando del suéter a Ed, pero este se soltó, para avanzar otro poco y coger el retrato de su padre.

Una explosión fuera de la ventana de la sala rompió los cristales de esta y los tiró al suelo, por suerte no se hicieron daño, aunque el vidrio del retrato estaba roto. Peter levantó a Edmund y lo llevó de regreso al refugio, donde le regaño por ponerlos en peligro, llamándolo egoísta. En cierta forma era cierto, el pequeño solía hacer lo que quería, sin importarle si los demás estaban o no de acuerdo.

Su madre detuvo el regaño de Peter, diciéndole que ya era suficiente, mientras veía como Edmund se aferraba a la foto de su padre. El mayor de los hijos le preguntó molesto al menor, ¿Por qué simplemente no obedecía a lo que se le decían y ya? Antes de cerrar la puerta del bunker.

Las Cronicas de Narnia - Realeza y NoblezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora