CAP. O1

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Desde que Astrid era pequeña siempre ha sido una niña bastante tierna y amigable. Sus padres sabían que tenía un enorme corazón lleno de alegría y amor listos para repartirlos a cualquiera que lo necesitase. Con el pasar del tiempo, a pesar de las difíciles situaciones esa pequeña rubia no dejo de sonreír en ningún momento

Con la devastadora muerte de su pequeña hermana Heather cuando Astrid tenía catorce años fue en ese momento que el brillo de sus ojos se apagó tan de repente. Eso llevó a las innumerables e infinitas discusiones de sus padres terminando en un doloroso divorcio, Astrid demostraba que tan terrible situación no le afectó

Seguía dándole a su madre esa alegría, a pesar de estar confundida y hundida en la agonía

Su adolescencia fue difícil, complicada; tuvo la oportunidad de tener parejas que terminaban a los pocos meses e incluso solo duraban semanas, en ese entonces Astrid aprendió un dato erróneo

Que al igual que sus padres, el amor entre dos personas no debe durar toda la vida, queriendo o no, debía terminarlo...

No fue tan beneficioso las llegadas de su madre a altas horas de la madrugada ebria y desubicada. Los gritos desesperantes que Astrid debía escuchar día y noche pasando tiempos de insomnio. Teniendo bajas notas en el colegio, así como problemas a su falta de atención en clases

Su madre tenía la completa custodia de Astrid, tenía suerte de ver a su padre los fines de semana, siendo los únicos días que la chica podía dormir como se debía sin la preocupación de que su madre llegase a lastimarse o abandonarla. Eran pocos los amigos que sabían la triste verdad en su etapa de adolescencia, cada vez que el tema salía Astrid solo mostraba incomodidad

Elsa fue un gran apoyo en las recuperaciones de sus malas notas siendo la vicepresidenta de su clase. La madre de Astrid se tomó la molestia de llegar a conocer más a fondo la personalidad y familia de la chica platinada, por lo que los permisos y salidas con Elsa no eran difíciles de conseguir cuando Astrid estaba harta deseando solo un poco de tranquilidad

Hoy en día su vida llevaba el equilibrio necesario para no caer en la desesperación de los errores y desastres que su madre causaba, su platinada amiga le recomendaba distraerse, salir a tomar un poco de aire y si es posible; conseguir una linda pareja que apacigüe sus cansados días. Desde hace semanas el presidente de su clase, Hiro Hamada, había estado mostrando señales de atracción en Astrid muy obvias

Pero ella no estaba preparada para ello, fue que una noche su madre había llegado de nuevo en estado de ebriedad tratando de cortarse con un pedazo de vidrio de la ventana rota localizada en la cocina, eso obligó a Astrid quedarse horas despierta hasta tomar su autobús escolar

Encontrando un lindo lugar, toma asiento colocando sus auriculares con la intención de no quedarse dormida, sus tácticas era tomar una taza cargada de café y mojar su rostro en los sanitarios para no quedar dormida en clases

El autobús se detiene abordando más pasajeros, logró escuchar gritos dirigidos a una linda chica castaña, mirándola con disimulo tomando asiento a su lado

Inesperadamente el autobús da un fuerte freno sintiendo unas manos bastante varoniles tocar sus desnudas piernas, estremeciéndose ante el tacto recorriendo una extraña sensación por todo su cuerpo, mira a su costado topándose con esos hermosos ojos verdes de la chica, su corazón palpitó con fuerza confundiendo sus sentimientos y raros pensamientos

— Lo siento... — De nuevo esa extraña sensación invadiendo su espalda creándole peligrosos escalofríos, esa ronca voz saliendo de esa delicada y bella señorita — ¿Pasa algo?

Sin poder creerlo corre el riesgo de tocar su cabello, que al sentirlo detectó la peluca que tenía, examinándola de pies a cabeza se detiene a sus piernas algo marcadas, sus manos grandes y masculinas dejando ver sus venas, y de nuevo esos encantadores ojos... Esas cuidadas mejillas con unas cuantas pecas

— Tú... Eres hombre

No le importó la misma impresión que tuvieron los demás pasajeros, simplemente seguía viendo a tan bello... ¿Chico?

Al momento de escuchar su nombre, Astrid lo memorizó para nunca olvidar el dueño de esa bella complexión y hermoso rostro

Y esas manos... ¡Oh, por dios! Esas varoniles manos

Mirando la infinidad de papeles que se le fueron entregados en orientación estudiantil, se le fue más difícil a Hiccup poder encontrar su nueva aula empeorando su situación con los pasillos completamente vacíos y sin ningún profesor o alumnos a qu...

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Mirando la infinidad de papeles que se le fueron entregados en orientación estudiantil, se le fue más difícil a Hiccup poder encontrar su nueva aula empeorando su situación con los pasillos completamente vacíos y sin ningún profesor o alumnos a quien preguntar

Cansado de caminar guarda todos los papeles en su mochila dirigiéndose a los sanitarios a mojar un poco su rostro. Una vez dentro varios chicos se tornaron sorprendidos al ver tan hermosa chica dentro de los sanitarios de hombres. Hiccup bufó pasando por este tipo de situaciones en sus anteriores institutos

— Dejen de lloriquear y fuera si es mucho para ustedes — Todos los chicos salieron apenados al saber que no era una linda chica como ellos suponían. Dejándolo solo se mira al espejo acomodando su peluca y subiendo un poco su falda dejando a la vista sus bronceadas piernas, además de desabrochar unos cuantos botones de su camisa

Inesperadamente un travieso peliblanco sale de un sanitario levantando su cremallera a pleno camino, Hiccup lo miró con repugnancia ignorándolo

— ¡Vaya! Eres demasiado hermoso como para ser un hombre — Respondió pasando por detrás del castaño alcanzando a acariciar sus desnudas piernas

— ¿Qué te pasa estúpido? — Se defendió tomando la pálida mano lanzando un fuerte golpe en su mejilla, haciéndolo perder el equilibrio hasta caer al suelo — Solo porque me veas con una maldita falda no quiere decir que tenga un letrero que diga tócame

Las risas se hicieron eco dentro de los sanitarios, el chico se levantó mirando a Hiccup de una forma divertida deleitándose con tan bello chico frente a él

— Lamento ser tan brusco princeso, prometo no serlo la próxima vez

— ¿¡Próxima vez!?, vuelves a ponerme un dedo encima y tu cara no será la única cosa que moleré a golpes

El chico peliblanco mostró rendición dirigiéndose a la salida de los sanitarios aún con risas burlonas

— Por cierto... Mi nombre es Jackson

— Vete a la mierda...

Nuevamente volvió a escuchar risas de su parte viéndolo alejarse entre los pasillos hasta entrar a un aula. Hiccup golpeó la puerta con molestia llamando la atención en las demás clases

— ¡Estamos en horarios de clases señorita! — Regañó un profesor que daba clases cerca — Vaya usted a la suya si no quiere un castigo

Hiccup obedeció volviendo al laberinto mejor conocido como pasillos de su nuevo instituto. Ser el chico nuevo no era fácil si venias con faldas, maquillaje y peluca, ¿Cierto?

 Ser el chico nuevo no era fácil si venias con faldas, maquillaje y peluca, ¿Cierto?

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Hiccup Es Mi... ¿¡Novia!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora