CAP. 16

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Durante varias semanas Hiccup ansiaba hablar con aquella jovencita de cabellera rubia, pero la timidez e inseguridad eran un obstáculo siendo imposible superar. Por lo que las charlas se convirtieron en miradas discretas, las sonrisas en suspiros silenciosos y la amistad en una simple relación como compañeros de clases

Hasta que esa noche algo cambió, las miradas discretas se convirtieron en conexiones inmediatas revelando sus sentimientos como aguas cristalinas, aquellos suspiros que daba en silencio a un rincón del aula se convirtieron en abrazos cálidos y esa simple relación como compañeros de clases se convirtió en un lazo especial y único, donde las palabras sobraban y los latidos del corazón eran más que suficientes para descifrar pensamientos inexplicables

Pero aquello no bastaba para reunir el suficiente valor de dar a conocer sus sentimientos, porque la timidez e inseguridad seguían ahí 

Incluso si tenía innumerables terapias con la intención de que se aceptase tal y como es, aquello no serviría de nada, porque cada vez que estaba tan cerca de ella, terminaba por reconocer lo repugnante que es, el monstruo que se convirtió, la clase de fenómeno mostrándose con una vida normal

El sin fin de voces en su cabeza atormentándolo día y noche sobre lo inútil que puede llegar a ser, el poco hombre que deseaba la vida de una mujer a pesar de tener entre las piernas pene y testículos

"¿Acaso crees que ella se enamorará de ti?" "Un humano que se echó a perder" "Ella desea un hombre que la complazca, no un marica sin el valor de hablarle"

Fue por ello que deseaba ocultarle los sucesos de aquella noche, no era necesario saber que había besado un maldito travesti, porque Hiccup tenía miedo, el temor de perder su confianza y consideración, porque no le importaba si sus sentimientos jamás salían a la luz, iba a seguir ahí, protegiéndola de lejos, observando como es feliz a distancia, ya que así debía ser. Astrid necesitaba una vida normal

Lo que más deseaba era el bienestar de la chica, nada de riesgos o desobedeciendo las reglas, no quería hundirla en la miseria junto a él, sabía que el sin fin de críticas en su instituto jamás pararía, inclusive si el tío de la chica estaba dispuesto a ayudarlo eso no significaba que lo aceptaría como el pretendiente de Astrid

Sus padres tenían razón, un ser como él debía pasar por miles de torturas por el horrible pecado que cometió

(...)

Hiccup se mira al espejo de los sanitarios escolares, el color del pintalabios aún era visible, en sus uñas aún quedaban los brillos incrustados. Mira a su costado la bolsa de plástico con un par de vestidos dentro, no quería salir, deseaba huir y jamás volver. Nunca debió aceptar la idea de su amigo Kristoff, pero sonaba tan tentador y la presión de ya no poder ocultarlo invadió su mente

Hiccup Es Mi... ¿¡Novia!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora