CAP. 13

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Los impulsos son impredecibles, acciones que tomamos sin pensar, sin saber las consecuencias que traerán y si afectarán de alguna u otra manera tus decisiones en un futuro. Pequeños actos que llevan a errores enormes e incluso difíciles de reparar, pero, ¿qué impulsos puede tener un niño?, esas tiernas criaturas inocentes e ignorantes del mundo real

Son opiniones que la mayoría termina creyendo, que por tan sólo ser niños pequeños e inofensivos no pueden aportar o dañar algo sumamente importante, cuando los impulsos de Astrid al ser una niña la llevaron a tener una vida difícil de controlar, donde su único refugio podían ser los brazos de su madre, pero nunca los tuvo obligándola a salir de su zona de confort, a vivir en un mundo de adultos cuando lo que más deseaba era construir un enorme castillo de arena o columpiarse en el parque de diversiones por las tardes

Escuchar los innumerables argumentos sin sentido de su madre del porque sus padres debían de separarse, de porque tenía que llegar a altas horas de la madrugada ebria con deseos suicidas, de porque su vida estaba pérdida como sus propios pensamientos para seguir cometiendo impulsos

Del porque debía sentirse culpable de desear todas las noches amor y cariño materno, incluso si pedía el mínimo afecto era suficiente para que su día no terminara en una tragedia completa. Pero terminó convenciéndose que ella era la única involucrada en su amarga vida, sin embargo, ese día fue distinto...

No era necesario describirlo con palabras, sentir las suaves caricias de su madre era como un tranquilizante con efecto inmediato, donde podía respirar sin preocuparse de lo que dirán los demás o lo que ella misma pensará. La calidez de su madre era exactamente igual como la recordaba, todavía podía presenciar esa exquisita fragancia que solía colocarse todas las mañanas, el olor a rosas y esencia de durazno seguía intacto, la hacían volver al pasado, donde todo estaba en su lugar, donde no había ni emociones buenas o malas, tenían el perfecto equilibrio como para calificar su vida feliz y estable

El desayuno fue aún mejor, el sonido del café cayendo en sus tazas, el crujido de los panecillos recién horneados, había una enorme diferencia de sabor al dar cada bocado de la comida, se encontraba una atmósfera distinta que provocaba tener una sonrisa en su rostro a cada segundo, podía jurar que volvía a sentirse como la niña alegre que era, que algún día resplandecía sin importar los problemas de la vida, enfrentándolos sin ningún temor y resolviéndolos con habilidad 

Volvía ese sentimiento de amor entre madre e hija, regresaron las sonrisas y bromas que solían hacer cada fin de semana cuando iban a la feria, porque no le importaba si tenía exámenes o tareas pendientes al próximo día, el momento que estaba disfrutando sabía perfectamente que iba a ser casi imposible de regresar e inclusive si esta iba a ser la última vez la aprovecharía hasta el último segundo, y eso hizo, el dolor que tanto comprimía su pecho había desaparecido, la desesperación y el estrés parecieron mudarse de cuerpo, porque ningún sentimiento de crueldad o maldad apareció en ese día 

Sabía que en el fondo tenía los mismos pensamientos que su madre, tenía esa necesidad de tomar alcohol hasta desvanecerse cuando una difícil situación se le presentaba, o tomar las cosas a la ligera si se les parecía imposible resolver sus problemas, y fue por ello que Astrid seguía al lado de su madre, porque todo el mundo decía que veían a su madre ante los ojos de su hermana menor Heather

Cuando la realidad es que ante los ojos de Astrid, su madre estaba ahí como la claridad del agua...

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Hiccup Es Mi... ¿¡Novia!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora