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El autobús frenó, yo me asomé por la ventana solo por curiosidad. Se veía un enorme circuito de juegos, parecía que nos estaban por preparar para las fuerzas armadas o algo así.

—Emma vamos —me ordenó mi amiga.

Me paré y salimos del autobús, el sol estaba fuerte y podía sentir mis hombros calientes al igual que mi cabeza.

—Si a esto le llaman día de campo tenemos serios problemas —coincidía con Mel.

—Y que se supone que haremos —busqué a Scarlet con la mirada era la única que tenía la respuesta para mi pregunta, pero no la vi.

—¿Me dirás qué pasó ayer? —preguntó Mel.

—Lo de siempre, que Noah es un idiota —lo vi hablando con sus amigos y riendo.

—Pues es un idiota hermoso —el me miró y desvié la mirada.

—Si claro —me crucé de brazos— ¿Y con Mike?—ella sonrió de punta a punta.

—Pues como te dije nos besamos, eso significa que si le gusto —asentí—, pero Lidia empezó a gritar como desquiciada, no se que la hizo enojar tanto ¿tu sabes? —apreté los labios, yo si sabía porque estaba como loca pero lo mismo negué con la cabeza.

—¡Quiero a todos juntos y con sus grupos!—Scarlet sacó su megáfono y empezó a hablar a través de él mientras todos se acercaban hacia donde estaba ella—. Hoy tendremos un día lleno de actividades, como verán el predio está lleno de juegos y hay otro a unos 3 kilómetros al que iremos a la tarde! —Todos aplaudieron— ¡En cada actividad hay un coordinador que los controlará, el que haga más puntos ganas!

—Suerte —Mel se fue con Mike a unos de los juegos.

—¿Cual hacemos primero? —Noah se acercó a mi.

—No se, tenemos muchos para elegir— había muchas actividades, enserio que este predio era gigante me sentía en el parque de juegos cuando no sabes a qué montaña rusa subir primero.

—¿Quieres disparar un arma? —no parecía tan mala idea.

—Bueno.

El sonrió y empezó a caminar hacia el final del predio, donde estaba el campo de tiro. Había 10 puestos para disparar, con distintos blancos adelante. Nos acercamos hacía la entrada y un chico nos entregó un arma a cada uno.

—Son balas de ule no hacen daño, pero les aconsejo no dispararse —dijo el hombre y nos dejó en uno de los puestos.

—Tu primera —Noah se paró detrás de mí con los brazos cruzados.

Me puse delante del puesto y me coloqué unos lentes que había. No sabía como se dispara un arma, ni siquiera si estaba cargada o si tenía puesto el seguro. Trate de recolectar todas las películas violentas que vi con mi padre los viernes a la noche. Estiré los brazos y deslicé un tubo rectangular en la parte de arriba del arma luego sostuve el brazo que sostenía el arma con mi otro brazo, suspiré y fijé mi blanco. Sentía la mirada de Noah por encima de mi pero no dejaría que me intimidara. Miré al gran cartel redondo adelante de mi y le dispare, mis ojos se cerraron al instante del disparo y luego los abrí. Mi sorpresa fue enorme al ver que le había dado al blanco. Sonreí y me di vuelta.

—Supera eso Centineo —el aplaudió de manera lenta y se acercó a mi.

—Fue suerte Smith, se notaba a kilómetros lo nerviosa que estabas —rodé los ojos y me quité los anteojos—. Pero la pregunta es ¿estabas nerviosa por que es la primera vez que disparas o porque yo te estaba mirando? —tragué en seco.

—Solo dispara Noah —me alejé del puesto y me puse en el mismo lugar donde estaba el observándome. Noah se puso los lentes y le sacó el seguro al arma, la posicionó y disparó tres veces. Dándole al blanco las tres veces.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora