¿Has salido de una pelicula en blanco y negro?

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10 Septiembre 2017

¿Cuál es la mejor forma para despertar el primer día de clases? Seguro que no hay ninguna. Pero en caso de que la haya no será con el ruido insoportable de mi adorado despertador. Notese el sarcasmo. 

Suspire.

Primer día de clases. Que alguien me mate.

Me metí en el baño de mala gana y me dirigí al espejo. Cuando vi mi reflejo, honestamente me sorprendí de que el espejo no se hubiera roto. Para que os hagáis una idea, debajo de mis  ojos azules tenía ojeras, además mi pelo rojizo estaba la mitad recogido en una coleta mal hecha y la otra mitad fuera.

Trate de arreglar ese desastre. Me puse corrector, un poco de base,   rímel, y pinta labios color rosa pastel y por último me recogí el pelo en una coleta esta vez bien hecha.

Perfecta.

Eso sería lo que diría mi madre en cuanto  me viera. Como siempre lo hacía. A veces parece que es lo único que la importa. Ni que tal mi día, ni como estoy, sino cómo la gente lo ve. Que más da si estoy triste mientras la gente piense lo contrario. O ... ¿si me enfado con ella? Le parece bien mientras el resto no se entere.Es lo que tiene ser la hija de una de las propietarias de una revista. Todo son apariencias. 

- ¿Te has dado una ducha mañanera?- Preguntó mi hermana cuando entré en la cocina -Por que si no es así, tardas tres siglos en arreglarte para ir al instituto.

- Como si tú tardarás menos Kim- Repliqué.

En menos de diez minutos ya estábamos ambas en el precioso porche panamera blanco de mi hermana.  Ojalá mis padres me dieran uno. Por desgracia no tengo edad para conducir por lo que tampoco tengo edad para tener un coche según mi padre. Aunque de vez en cuando, si mi madre no estaba cerca mi padre me dejaba conducir su Ferrari rojo por las carreteras de los Hamptons. Aquellos eran días felices, estando solos mi padre y yo, nos reíamos de cualquier anécdota mientras él me enseñaba a perfeccionar mi conducción. Como lo echaba de menos. 

- Dile  a Cam que te traiga a casa  esta semana, yo tengo que ir a la empresa. -Dijo Kim mientras conducía.

Suspiré, no quería hacer que mi novio me tuviera que  traer todos los días por la estúpida empresa, además me tendría que llevar a las oficinas de mi madre.  Mis padres hicieron algo así como lo que hacen las parejas cuando se divorcian. Llegar a un acuerdo para ver quien se queda con quien. No lo confundáis. Mis padres no están separados. A lo que me refiero es que mi padre enseña a Kim cómo dirigir su empresa, para que cuando el se jubile ella pueda quedarse con ella y mi madre me enseña todo lo que tiene que ver con la revista. Desde como debes ir vestida para que te tomen enserio hasta cuantos redactores debe haber como maximo en cada sección.

Era un infierno.

Salí del coche junto con mi hermana, que se despidió de mi y  se fue con sus amigas,  las populares. Todas muy guapas y majas, más de una muy tonta y la mayoría salía con algún jugador del equipo de fútbol, lo típico. 

- ¡Evie! - Gritó una voz que conocía bastante bien.

Me giré y vi a Cameron caminando hacia mi. Tenía que admitir que se veía bastante bien. Su pelo castaño estaba mojado, seguramente porque se habría duchado antes de venir aquí. Llevaba una camiseta de Levis blanca con el logo rojo en medio. Al ser de manga corta dejaba ver bastante bien sus bíceps. Llevaba unos vaqueros y unas converse negras.
Venia sonriendo. Tenía una sonrisa perfecta,  y junto con sus ojazos verdes convertían a mi novio en el chico más guapo de todo el instituto.

- Princesa.-Dijo Cameron antes de fundir nuestros labios en un beso tierno.

- Te he echado de menos- Dije poniendo mi mejor sonrisa y pasando mis brazos por su torso.

CHRISTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora