CHRISTIAN

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EVIE
FUTURO
El destino no existe.
Nunca lo ha hecho. Son un conjunto de las decisiones que tomamos en la vida las que nos llevan a ese punto, en el que la historia esta tan jodida que decimos llamarlo destino, en vez de hacernos responsables de nuestros actos.
Aún así, no entendía en que punto había tomado la decisión que me había llevado a donde estaba ahora.
Volví a mirar a la luna, observé su blanco resplandor en la noche. Su reflejo en el mar era algo precioso.
Si había algo que me gustaba de la casa de mis padres en Italia, era que desde allí, el mar y el cielo se convertían en uno. Dos almas destinadas a encontrarse, quizás fuera el único caso en el que el destino como tal, se podía aplicar.
Observé el wishky en el vaso de cristal. Y volví a mirar el reflejo de la luna.
Suspiré.
Se acabó. No podía seguir concediéndole todos mis pensamientos, no podía seguir ocupando tanto espacio en mi mente, ni en  mi tiempo. No se lo merecía, no después de lo que me había hecho.
Bebí el último trago, y con un golpe seco deje el vaso en la cornisa de la ventana.

                               *************

EVIE
PRESENTE
Habíamos vuelto de Italia hacía poco menos de una semana, cuatro días exactos.
Y yo sólo podía centrarme en volver.
No tenía a nadie con quien pasar el tiempo, Kim estaba ensayando con su grupo de baile para los regionales, Carlos, empezaba a pasar mucho tiempo con Claudia y no iba a ser yo la que se lo impidiera. Por otro lado, Cameron se pasaba las tardes entrenando con el equipo de rugby para el partido del viernes.
Aún trataba de averiguar si eso era bueno o malo.
La cuestión era que, sin nadie con quien pasar el tiempo, no podía distraerme de lo que había ocurrido con Christian, y ya tenía suficiente con la obsesión que tenía por evitarle en clase, cómo para en cima pasar toda la tarde pensando en el tema.
No podía seguir así, con lo cual, era hora de retomar alguno de mis viejos hobbies.
Así que, tome una decisión que me llevo a "The Hills Club".

Mi club favorito de tennis, donde podia despejar la mente sin que absolutamente nadie me molestara.
Solía jugar todas las semanas, recuerdo ver a Rafa Nadal en la tele y querer competir contra el. Podría haberme convertido en una profesional, entonces llego mi madre y me saco de las clases para que fuera a trabajar con ella en la revista.

"Algún día me lo agradecerás"-Me dijo.

Yo todavía no veía llegar ese día.

Ojalá nunca la hubiera dejado hacerlo. Pero es culpa mía, no la detuve cuando pude y ahora ya no hay vuelta atrás.

Suspire.

Ahora cambiaría muchas cosas.
Pero ya no podía y tenía que aceptar eso.
Me cambié de ropa rápidamente y cogí las llaves del BMW de mi padre.
Con cuidado de que nadie me viera, salí por la puerta del garaje y sin permiso alguno, conduje hacia el club.

                             *********

Las columnas blancas se alzaban ante mi. Parecía un palacio más que un club.
Subí los tres escalones principales, y lo primero que mis ojos captaron fue el nombre del club "The Hills" en letras doradas, sobre una lámina de terciopelo rojo.
Cuando era una niña mi hermana y yo siempre corríamos para tocarlo.
Me paré enfrente de la gran puerta de cristal, y acaricie el terciopelo con la llena de mis dedos.
Aquello me trajo una ráfaga de recuerdos,
Los partidos ganados, las derrotas, las fiestas que montábamos los sábados...

Aquellos eran buenos tiempos.

Pero no podía seguir viviendo en el pasado.
Solté todo el aire que había estado reteniendo y entre.

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