EFIMERO I

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 PARTE I

Escaparme de mi casa no había sido la odisea que había esperado. Pensaba decirle a mi madre que iría con Cameron, y soportar su interrogatorio mientras rogaba por no fastidiarla. Sin embargo, Kim, estaba inspirada hoy y me había echado de mi casa (prácticamente), diciendo que ella me cubría las espaldas. 

Cuando llegué a la entrada del club ya era de noche y una leve pero fría brisa surcaba las calles de Madrid. Me abracé a mí misma mientras buscaba a Christian con la mirada.  Estaba tan segura de que estaría allí, apoyado en su moto negra, luciendo su chaqueta de cuero favorita y poniendo su sonrisa socarrona. Sin embargo lo encontré apoyado sobre un BMW plateado vistiendo un chandal gris y una sudadera negra. Definitivamente es un día tonto. 

-¿Quién eres y que has echo con Christian? -Dije con una sonrisa, acercándome a él.

-¿Quién eres tú? Por qué la Evie que conozco jamás se habría presentado.

-Eso es que no me conoces bien.-Me defendí. 

Su mirada me recorrió de arriba abajo, analizando mientras se mordía el labio inferior, hasta que sus ojos se posaron en los míos diciéndome que en realidad, si me conocía.

-¿A dónde me llevas?- Ignore su mirada, 

-Eso es una sorpresa reina. -Dijo sonriendo de forma autosuficiente. - Sube al coche.

Le hice caso, me senté en el asiento del copiloto a la vez que el se sentaba en el del piloto y arrancaba el coche.  Christian se giró para buscar algo en el asiento de atrás, mientras yo buscaba música que poner.

-To...- Iba a decir pero se interrumpió al verme-  ¿Qué haces?

-¿No es obvio? -Dije - Animar el ambiente, poner algo de música.

Christian me miró con una ceja alzada y me tiró a la cara una manta que había sacado del asiento de atrás. Ahora era yo la que le miraba interrogante.

-Me gusta conducir con las ventanas bajadas. -Afirmó encogiéndose de hombros.

-Como no.-Respondí.

El trayecto en coche fue más divertido de lo que esperaba. Christian me contaba anécdotas graciosas con sus hermanos o alguna broma que había gastado en su antiguo instituto. También hablamos de cualquier tontería como cuál era nuestra comida favorita o cosas de nosotros que nadie más sabía. En un punto nos pusimos a cantar canciones de bandas musicales de rock a todo pulmón. Ahora el silencio reinaba entre nosotros mientras sonaba "You Shook me all Night long" de ACDC. Christian tenía su mirada clavada en la carretera mientras la mía se posaba sobre su rostro. Estaba en calma, allí entre el jaleo de la música y el ruido del aire entrando por las ventanas, sus facciones estaban más tranquilas que nunca y  lucía una sonrisa diferente a la habitual. Y observandole me di cuenta de que Christian tenía hoyuelos y no solo eso, si no que si mirabas bien podías ver pequeñas pecas decorando sus mejillas. Sonreí, me gustaba verlo mientras esta distraído, así puedo ver todas sus imperfecciones y seguir pensando que es perfecto.

-Reina.- Dijo descubriéndome mientras le observaba. Aún así, no lo mencionó.

-¿Cuál es tú mayor sueño? -Preguntó sorprendiéndome, jamás pensé que el rubio me preguntaría algo así. - Aquel que crees que quizás es imposible de alcanzar.

-Nada es imposible.-Afirmé

-Nada es imposible, si se sabe como-Opinó él con sinceridad, lo cual fue sorprendente. Cuando solía decir eso de niña se presentaba una cola de gente solo para contradecirme, que Christian no fuera uno de ellos era algo inédito.

-¿Cuál es el tuyo Christian?  - Pregunté.

- Ser libre. -Dijo, y juro que noté como la nostalgia se filtraba por sus ojos. Pasó de tener ese gesto de alegría a uno más triste. Como si estuviera recordando algo que alguna vez tuvo pero que fue arrebatado para siempre. Pero eso no era posible. Por favor, es Christian.

-¿No lo eres ya? -pregunté- digo, cada vez que pasar por el pasillo del instituto es como si estuvieras diciendo "Yo hago lo que me da la gana, a mí no me manda nadie y podéis meteros vuestras opiniones por el culo".

Christian soltó una carcajada ante mi comentario infantil. Pero era verdad, con la chaqueta de cuero y la sonrisa socarrona, era como si estuviera gritando que era el más libre de todos. Por qué nada le importaba, y esas personas, las que no están atadas a las opiniones ni a las normas de los demás, son las personas más libres.

-Reina...las aprecias son el engaño más perfecto que el hombre ha creado.

-¿Entonces por que te escondes detrás de ellas?

-Por miedo -Admitió sincero, haciendo una leve parada, como pensando si realmente debía continuar hablando, al final no lo hizo. 

-Lo único a lo que hay que temer es al propio miedo. 

Christian me miró por una milésima de segundo, sus ojos azules se clavaron en los mios. Y sin decir nada más, sonrió, cambió de canción  y se concentró en la carretera.

CHRISTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora