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Tenia demasiada suerte, la noche anterior no habia vigilado el profesor Snape, si no seguramente me ganaba un buen sermón de su parte, por dormir en las habitaciones de los hombres y aún peor dormiendo con uno.

Antes de poder despedirme con un pequeño beso en los labios, sonreí al ver el perfecto y delicado rostro de Draco, que dormia tranquilamente.

Tomé, mis cosas para poder marcharme. Y que nadie pudiera mirarme salir de aquella habitación, no queria tener problemas estando a unos dias de nuestras pequeñas vacaciones.

Seguia caminando lentamente, sin dejar de mirar por todas aquellas puertas, que daban la entrada a la habitación de los chicos pero sabía perfectamente que ninguno estaria despierto tan temprano un sábado.

Lancé un pequeño hechizo, para poder silenciar mis pasos y continuar aún más rápido, pero algo me llamo la atención escuchaba pasos y aquella voz, Severus Snape estaba por entrar al pasillo.

Miraba a todos lados tratando de esconderme en algún lugar, en segundos recorde el pequeño escondite el cuál salia a nuestra entrada de la casa, Thomas hace meses me habia comentado de ella, y rezaba a todos los magos que estuviera intacta.

-Aqui estas, pequeña.-deslize aquella figura para poder entrar y cerrarla de nuevo, olvidando aquel temor de ser encontrada. Aquel pequeño pasadizo, era muy eficaz seguro lo volveria a ultilizar.

Camine lo más rápido que pude a mi habitación, en la cuál se encontraba dephora durmiendo. Nisiquiera opté por despertarla y contarle lo sucedido, estaba aún cansada y necesitaba dormir más.

-Ginger, te he dejado demasiado solo.-susurré mientras lo alimentaba- te dejare toda una bolsa de comida, es hora de dormir.

Y sin más rendí caida en las frias sábanas, olvidandome de todo.


London

- Zeus, no dejaré que te lleves a mi hija. No teniendo a la deshonra de tú familia.-exclamó molesta la mujer Jones

-¿Y que esperas? Que viva contigo y un desconocido, debes estar bromeando.-suspiro cansado Zeus Weasley

Desde el día que se presentarón para observar a su hija habian discutido más y más, ella le recalcaba en la cara las cosas que el no hacia por ella, sin embargo él hacia todo por ella.

Zeus, sabia que ella tenia un amante y no tardó en recalcarselo cosa, que por supuesto una Jones jamás aceptaria ante aquella barbaridad

-Ya no somos unos críos, comportate como tál. Yo trabajo, mientras tú recibes mi sueldo ¿como piensas vivir con mikaela así?-susurró el señor Zeus

-Conseguire un trabajo-se defendio la pequeña de los Jones

Aquel comentario parecio causarle risa al hombre Zeus ¿y a quien no? La mujer lleva desempleada bastante tiempo, expresando que su ahora ex esposo le ofrecía todo, pero él no era él unico puesto a que alguien más la ayudaba.

-No me hagas hacer esto aún más serio, ella se quedará conmigo te guste o no, tendrás días para estar con ella, pero ni creas que la dejaré sola con ese hombre.- tomó algunas cosas que le quedaban de aquella casa que juntos habian construido

-Ellá te odiara por juntar su vida con los Weasley.-sonrio amargamente

-Me agradecera por sacarla de tu ahora nueva vida, y espero saques tus cosas en dos días, porque he vendido la propiedad.-exclamó alejandose del lugar para ahorra retomar su nueva vida sin Jones


-Mikaela, despierta.- sentía unos ligeros movimientos en todo mi cuerpo, seguido de unos gritos los cuales provocarón que abriera mis ojos

-Podrías callarte.-exclamé molesta tapandome la cara con mi almohada

-Debes ver esto, tú madre se encuentra aquí y creeme que muy bien acompañada y no me refiero a tú padre.-

Aquello hizo qué logrará levantarme rápidamente, dephora se azomaba a nuestra gran ventana y yo la seguí ubicando mi mirada en mi madre, la cuál tenia sus brazos alrededor del mismo hombre que hace unos días intento presentarnos.

No puede ser, pensé.

-¿Para que vino?.- susurré molesta, mientras caminaba por toda nuestra alcoba

-El profesor Snape ha venido a pedir que te reunas con ella.-dijo dephora que aún seguía observando a mi madre

-Es una sinica, seguro me presentará a ese hombre, ¿que rayos le pasa?.-

Estaba molesta, porque diablos tenia que llegar así de la nada junto con su amante ¿que no conoce el respeto?

Admiraba a mi madre, en todos los sentidos, de pequeña solia imaginarme siendo como ella, la valentía y sensualidad que poseía queria tenerla en mí, ahora la veía y no podía creer en el tipo de persona en el cuál se habia convertido o peor aún, el lado el cuál yo no conocía de mi madre.

Me despedí de dephora, prometiendole que volveria rápido para contarle todo, y me dispuse a caminar lentamente hacia mi madre, y lo que seria aquel hombre que ni me molestaria en mirarlo.

-Madre, ¿a que se debe tú visita?-pregunté una vez que llegue al lugar

-Cariño, sabes que a mí me gustaria poder verte todos los días. Pero he estado muy ocupada-intentó decir pero sabía que aquella no era la razón

-¿Y mi padre? ¿Donde está?.-susurré cansada

-Veraz pequeña, él y yo nos hemos dejado mientras se arreglan las cosas. Y es por eso que he venido a hablar contigo sobre eso. -

-Y es necesario traerlo a él.-señalé al hombre él cuál parecia tener una cierta diversión en la situación ya que no dejaba de sonreír

-Oh cariño, él es mi compañero de trabajo.-

-¿trabajo? Desde cuando tienes trabajo.-

-No vine a hablar sobre esto, solo quiero decirte que las cosas cambiaran y yo no me he quedado a tu cargo, como yo quisiera. Si no tu padre, ahora el cuidara de tí y viviras con él, a mi me podras ver los dias que tu quieras, o cuando se pueda trataré de ir a verte todos los días si me hes posible.-

En cierta parte me alegraba escuchar aquello, mi padre estaba cuidando de mí dejandome con él, y lo agradecía, no queria estar con la familia de mi madre ni mucho menos tener que vivir con lo que ahora sería la pareja de mi madre.

Los Weasley

Tenía que aprender a lidiar con ellos, o sugerirle a mi padre que consiguiera una nueva casa, para estar aún más lejos de ellos o que yo no me acercará por ahí.

-¿Ya es todo? Lo he comprendido, tengo muchas cosas que hacer, asi que adios madre.-

Me acerque lo más rápido posible hacia ella para darle un pequeño abrazo, y voltearme para continuar mi paso a mi sala, no necesitaba tener aún más charla con mi madre, no por ahora.

Perversa Situación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora